A palabras obesas, oídos ponderados
sábado, 04 junio 2011
Oír a menudo «está buenísimo, maravilloso, excelente, magnífico, delicioso» o al contrario, «está malísimo, pésimo, horroroso» me pone receloso. No hay términos medios, todo es exageración. Cuántas veces me han aconsejado una película, un libro o un lugar que no hay que perdérselo para terminar decepcionado después de probarlo.
Recuerdo de niño no haber podido ir a un cine con mis hermanos por estar enfermo y oírlos contar al regreso delante de mí lo buena que había estado causándome tristeza. Sobre todo que, cuando años después por fin vi la tal película, no me pareció tan buena como me la imaginaba.
En otra ocasión, un lunes durante el recreo en el colegio, unos compañeros contaban lo bueno que habían pasado el domingo jugando a no sé qué y yo lamenté no haber estado con ellos. A la semana siguiente me las arreglé para unírmeles y pasarla bien aunque no tanto como decían el lunes anterior. Sin embargo, al lunes siguiente en el recreo, contaban de nuevo a los que no habían estado que habíamos pasado una tarde maravillosa. Me di cuenta de que no había parecido tan maravillosa como lo contaban y de que probablemente la primera vez que no estuve también ha debido de ser así.
Esto pasa porque el presente se nos escapa irremediablemente y no tenemos tiempo de saborearlo. Estamos esperando un futuro mejor y añorando el pasado que no volverá, mientras quizás vivimos el mejor momento de nuestras vidas sin darnos cuenta.
No quiere decir que no disfrute preparando el futuro o recordando el pasado, pero cada cosa tiene su importancia relativa. Preparar las vacaciones o una comida o una salida forma parte integrante de lo que sucederá, lo mismo que los recuerdos que nos quedan. Otra cosa es pensar que lo último que hemos hecho es siempre lo mejor y será insuperable o al contrario que siempre habrá algo mejor por llegar. Idealizar demasiado lo único que trae son decepciones. No idealizar un mínimo nos deja sin ilusiones y desmotivados. Buscar el término medio no es tan fácil.
2 comments
Nelson,
Muy de acuerdo con estas reflexiones; comulgo con tu frase: "Idealizar demasiado lo único que trae son decepciones. No idealizar un mínimo nos deja sin ilusiones y desmotivados. Buscar el término medio no es tan fácil".
En cuanto a la superlatización de nuestro lenguaje al describir un hecho o una persona, me sublevo también contra ese tipo de exageraciones que carecxen de matiz racional, que además son riesgosas y hasta peligrosas. Escribí hace un buen tiempo un artículo sobre este tópico, si deseas leerlo lo encuentras en : http://iconoclastias.blogspot.com/2007/03/matices-del-ser.html
Abrazos,
Fernando
Estamos en la misma onda con nuestros dos artículos. La palabra clave es matizar. Habría que inventar los computadores con lógica no binaria: sí, no, quizás, no sé...
;-)
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