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La primavera estaba comenzando con sus agradables cambios vegetales y sus efectos anímicos en la población. En la sala de espera estaba sentado un hombre cuadragenario con un brazo vendado. Al cabo de un rato el abogado lo hizo entrar a su oficina. - «¿En qué le puedo servir?», inquirió el jurista. - «Necesito que me ayude ante la ley porque tenemos un grave problema en mi vecindario. Por eso tengo vendado el brazo. Solemos arreglarlo todo amistosamente sin ayuda exterior, pero esto se nos ha salido de las manos. »Vivo en el condominio Bonanza desde hace muchos años. Es...

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