domingo, 11 noviembre 2012
Amor ciego
Estaba cansadísima de verlo subir al mismo autobús cada mañana, sentarse cerca, apenas mirarla y no decirse nada como si no existieran. Cada día que pasaba le parecía que ese era el hombre de su vida que se atravesaba por su camino. «¡Qué caramba! Solo se vive una vez», pensó perdiendo la paciencia. -Hola. Me llamo Claudia. Qué raro que tomemos el mismo camino cada mañana y todavía no nos conozcamos. Cuando el joven apuesto volteó la cara para mirarla se dio cuenta de que las cosas no podían ir más allá. El cuello blanco que asomaba detrás de una camisa negra de...