jueves, 03 febrero 2011
Hiperperspicacia
Leo entre líneas, oigo entre palabras, interpreto silencios, huelo pensamientos. Mi lengua es una antena, mi piel un detector de mentiras. Mis ojos perciben las intenciones de tus muecas, risas y posturas. No me hables, déjame verte, déjate ver. Muévete frente a mí, escríbeme tus mensajes codificados en el aire y en el viento. Descubriré inmediatamente tus intenciones, tus deseos. No hay barreras lingüísticas ni codificaciones ininteligibles; tus manos, caprichos, brazos, cara de asco y cejas me hablan a gritos mudos. Con una sonrisa dices cosas terribles, con un sollozo lloras todas...