viernes, 07 agosto 2009
La finca de los Camacho
Quedaba cerca de Viotá, un pueblo cundinamarqués de tierra caliente. Estaba cerca de Anolaima, Apulo y Tocaima, a unos noventa kilómetros de la capital, con una temperatura promedio agradable de 25 grados. Mis padres tenían allá a unos viejos amigos, los Camacho. El padre era médico y su esposa tenía una farmacia o más bien droguería pues había mucho más que remedios. Eran padrinos de bautizo de uno de mis hermanos. La amistad debió de ser muy vieja; no sé si del tiempo en que vivimos en otro pueblo de la región, La Florida. Ellos tenían tres hijos, todos hombres, y nosotros éramos...