domingo, 06 diciembre 2009
Lengua de hacha
La pareja caminaba lentamente por la calle del Amor Hermoso. Ella hablaba sin parar. Él escuchaba silencioso sus reproches llevando una bicicleta por el manubrio mientras caminaba a su lado. Al llegar a la esquina de la calle de Marcelo Usera, giraron a la derecha siempre con la misma parsimonia durante dos cuadras hasta doblar por la calle del Olvido. Fue ahí que él utilizó el arma más afilada que tenía a su alcance, su lengua serpentina, con la que le clavó una docena de puñaladas. Le dijo a voz en cuello: primero, ya no te quiero; segundo, tengo otro amor; tercero, eres demasiado...