Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

jueves, 14 octubre 2010

Por qué estudio árabe, 14/10/2010

NV-IMP692.JPGPorque me gusta aprender idiomas, porque me es útil en el trabajo, porque tengo la posibilidad de estudiar idiomas en mi trabajo, porque a través del idioma se conoce mejor la cultura y las costumbres de los pueblos y se pierde al miedo a lo extranjero, porque es un buen ejercicio y reto intelectual.

El progreso de la humanidad no ha sido siempre creciente; ha tenido sus altos y bajos. La libertad y las comodidades que hoy algunos pueblos disfrutamos, pueden desaparecer, disminuir o aumentar según el camino que tome la historia. Es interesante comparar las sociedades para entender el mundo de hoy e imaginar el de mañana.

Claro que a mi edad se aprende con más dificultad que con un cerebro más joven y me queda poco tiempo para estudiar seriamente. Espero que estas dos semanas de inmersión me sirvan para recuperar el tiempo perdido y para decidir si continúo o no.

07:46 Anotado en Lengua | Permalink | Comentarios (1) | Tags: árabe, idiomas, viajes

lunes, 27 septiembre 2010

Corrector ortográfico

horrores.jpgAlguien se quejaba de los procesadores de texto que subrayan en rojo las palabras que les parecen equivocadas, a veces sin razón, pero dejan pasar errores semánticos del tipo: comer como un cardo y más áspero que un cerdo. Lo lógico sería intercambiar cardo y cerdo en estas dos frases. Una vez, en lugar de cuenta escribí cuneta y claro, el programa ni se enteró. Un amigo me contaba que sus alumnos de ingeniería escribían sus informes o tareas con ayuda del corrector ortográfico pero mal usado, pues aceptaban las sugerencias sin pensar. Así cuando escribían extricto por estricto o espresión por expresión podían escoger extracto y es presión sin darse cuenta del disparate. El resultado puede ser hasta cómico. Sin embargo, estos sistemas se han mejorado con el tiempo y es raro que propongan palabras muy diferentes a la que uno quería escribir. Lo bueno es que ahora pueden detectar errores menos superficiales como la concordancia de artículos y adjetivos con los sustantivos correspondientes. Hay que tener cuidado con las correcciones automáticas que va cambiando errores comunes por la palabra correcta, pues puede escoger la palabra que no conviene. El que debe tener la última palabra es el autor y el que escoge lo que quiere escribir., porque si uno decide escribir un texto surrealista con palabras inventadas a propósito el procesador de texto debe dejarnos la vida tranquila.

Esos automatismos parece que se van a generalizar. Ya las fotocopiadores «inteligentes» toman decisiones sin pedir permiso y terminan haciendo lo menos pensado. Se están probando por ejemplo sistemas de corrección del manejo para detectar el peligro antes del conductor y así poderle avisar a tiempo. ¿Cómo será el futuro?

domingo, 12 septiembre 2010

Matachín

NV-IMP680.JPGNo sé qué me sorprende más, si descubrir que una palabra que yo creía universal resulta ser un colombianismo o encontrar una palabra que yo creía regionalismo de mi ciudad o departamento resulta ser del vocabulario común y corriente de los hispanohablantes. Anoche por ejemplo unos amigos peruanos me preguntaron si en Colombia también se le decía poto a lo que los españoles sin ningún reparo llamar culo, es decir al conjunto de las dos nalgas. Fue a raíz de una pieza de teatro chilena en la que hablan de potos, palabra que yo creía que fuera solamente chilena y resulta que tiene una extensión más grande. Pues en mi país se dice nalgas o trasero. Decir culo es vulgar y poto no se entiende. En el diccionario dice que poto se usa en el noroeste argentino, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú, nada menos.

El caso contario es por ejemplo la palabra matachín. Para mí siempre había estado relacionada con personajes de carnaval que iban disfrazados con vestidos hechos de tiras de todos los colores. Corrían y bailaban por las calles y asustaban a los niños. También teníamos la expresión «estás vestido o pareces un matachín» para cuando alguien no sabe combinar los colores o se ha puesto demasiados y que no cuadran. Estaba convencido de que si hablaba de matachines a hispanohablantes de otros países me iban a mirar sorprendidos por no entenderme. ¡Resulta que no!

Según el diccionario de la Academia Española, la palabra viene del italiano mattaccino que es payaso o bufón y en el sentido que me interesa, significa:

  • 1. m. Antiguamente, hombre disfrazado ridículamente, con carátula y vestido de varios colores ajustado al cuerpo desde la cabeza a los pies.
  • 2. m. Danza de los matachines, que parodiaba las danzas guerreras de la antigüedad.
  • 3. m. Juego consistente en una especie de lucha con espadas de palo y vejigas llenas de aire, practicado por los matachines mientras bailaban.

dejar a alguien hecho un ~.
1. loc. verb. coloq. Avergonzarle.