Nieve
viernes, 18 diciembre 2009
Blanca y polvorosa como harina llena las calles, cubre los carros, obstaculiza el tránsito, nos recuerda que el invierno ha llegado, que dentro de unos días las noches serán las más largas del año en estas latitudes, que no debemos quejarnos de calor en verano ni de frío en invierno sino disfrutar del encanto de cada estación, que hay gente que duerme en las calles sin domicilio con temperaturas bajo cero, mientras nosotros tenemos una cama calientita dónde soñar con un mar tropical de arena blanca y sol que achicharra, que un papá Noël del trópico está fuera de lugar, que un árbol de Navidad decorado con algodón para imitar la nieve es un chiste, un chiste va a ser la salida al trabajo temprano en estos días de invierno. Poderse quedar en casa sin sentir el frío, frente a una chimenea, con un buen libro y música de un piano, un contrabajo, una batería como la que oía anoche mientras llegaba la hora de dormir y soñar con nieve en un verano de sueño en algún lugar del sur del sur lejos de Copenhague y de su compromiso imposible y costoso para el planeta tierra. Nieves perpetuas y lejanas de mis volcanes nevados tolimenses, nieves pasajeras de montañas jurásicas de esta zona ginebrina que me alberga y que ya siento mía.
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