Pedrito y Papá Noel
lunes, 22 diciembre 2014
Los padres de Pedrito se sentían impotentes. No sabían cómo averiguar lo que el niño de ocho años había pedido a Papá Noel. Cuando lo invitaron a escribir la carta, contestó que ya la había enviado por el buzón del correo camino de su escuela. Estaba aburrido de que sus compañeritos se burlaran de él por creer en Papá Noel y había decidido pedirle algo muy diferente en secreto.
En realidad nunca había recibido exactamente lo que pedía. Nunca eran como los juguetes soñados. Una vez le trajo un saco de paño que no había pedido y que días atrás una tía se lo había medido en un almacén disimuladamente. Él lo reconoció pero todos le aseguraron que este sí era de Papá Noel. Pedrito esperaba impaciente. El cuento de que había escrito y enviado la carta era mentira, pero no importaba.
El día esperado había un regalo bajo el árbol de Navidad con una carta; los dos de Papá Noel. Decía que como no había entendido bien la letra, había tratado de adivinar el regalo, que ojalá le gustara, que Papá Noel no era mentira sino una forma de decirle cómo lo querían sus padres y que le serviría para desarrollar la imaginación para la vida adulta.
Pedrito reconoció de inmediato la escritura de su madre y la máscara de monstruo que le había gustado tanto unas semanas atrás pero que su padre no había querido comprarle. Pedrito había pedido mentalmente al Papá Noel que le enviara una prueba tangible de si existía o no. Como vio que su deseo se había cumplido, ahora estaba seguro de que Papá Noel SÍ existía.
Los comentarios son cerrados