La mala hora
lunes, 24 agosto 2015
En este cuarto módulo del curso en línea, estudiamos una novela mucho más realista que los textos anteriores. La violencia está mucho más presente y explicita, sin excesos ni detalles escabrosos. Me gustó el tratamiento de la corrupción y de la aparente paz que es como el intermedio entre dos guerras. Es impresionante la actualidad que tiene esta novela habiendo sido escrita en 1962. El paralelo entre la plaga de los ratones y la plaga de los pasquines es algo que no recordaba. La presentación que hace de personajes conocidos en otros cuentos completa nuestra visión. El encuentro entre el alcalde y el dentista en esta novela es otra versión del cuento Un día de estos.
Las dos novelas La hojarasca y La mala hora tienen un final abierto. Se sabe que algo va a pasar, pero no se llega a contarlo para que el lector ponga a trabajar su imaginación. Sin embargo, el relato no queda incompleto ya que se ha tratado convenientemente el tema desde distintos puntos de vista.
La novela trata de un período de paz aparente entre dos conflictos armados. Transcurre en un mes lluvioso de octubre. El pueblo donde viven aún opositiores al gobierno sufre de unos pasquines pegados clandestinamente en las paredes durante la noche pero que cuentan lo que todo el mundo sabe. Todos temen que vayan ser calumniados en uno de ellos. La búsqueda del autor de los pasquines y el descubrimiento de los nuevos periódicos clandestinos hace que el alcalde rompa la tregua y empiece de nuevo una ola de violencia.
En algún momento el cura Ángel dice: «No parece cosa de Dios esto de esforzarse durante tantos años por tapar con una coraza el instinto de la gente, teniendo plena consciencia de que por debajo todo sigue lo mismo». Parece como si los opositores del gobierno estuvieron tratando de verificar si la paz y el respeto de sus opiniones eran reales, pero al darse cuenta de que en el fondo nada había cambiado, se preparan para la guerra.
Me parece que hay muy pocos elementos irreales o de realismo magico en La mala hora. Los elementos no realistas de la novela que me han llamado la atención son las apariciones del alma de la Mamá Grande en la casa de la viuda de Montiel y la alusión al cura que reemplazó al padre Ángel en Macondo pues cuenta que este a los cien años jugaba a bandidos y policía con los niños y había escrito al obispo para anunciar que llovían pájaros muertos. En los dos casos parece que los personajes se han enloquecido o los toman por locos; el pueblo dice que la viuda de Montiel está loca y ella misma lo menciona varias veces. Veo irreal también que los habitantes de los barrios inundados suban las casas armadas como si fueran muy livianas y sólidas; aunque fueran de lata suena raro. En otro lugar dice que el río se ha detenido. Las descripciones del espectáculo del circo son extraordinarias. Son exageraciones que le dan un tono diferente al relato.
Quien no haya oído hablar de la violencia en Colombia podria pensar que todo este relato es irreal. Lo triste es que aun hoy en día mucha gente tiene que huir de sus pueblos para que no los maten impunemente (en Colombia y en el mundo entero).
En la novela se ve como ocultan amores secretos u opiniones políticas y religiosas cierta gente del pueblo, pero los chismes ciertos o inventados vuelan de boca en boca y terminan escritos en pasquines pegados en las paredes.
Hoy las esferas públicas y privadas han cambiado mucho. Con las redes sociales mucha gente muestra lo que antes era privado, casi públicamente. Revistas y periódicos sensacionalistas se encargan de develar la vida de artistas, políticos o ricos del mundo. Los paparazzi persiguen a los famosos para vender a precio de oro las fotos obtenidas furtivamente. Cualquier persona con su teléfono celular captura lo que pasa a su alrededor. Hay menos temor al qué dirán. Parejas homosexuales o que no están casadas pero viven juntas se muestran publicamente. Programas de televisión sensacionalistas transmiten la vida de jóvenes encerrados y filmados permanentemente. Hay casi sicoanálisis o juicios sobre diferencias familiares en directo en la televisión.
Ha habido hasta suicidio de jovenes por culpa de lo que decían de ellos en la Internet. Otros han perdido oportunidades de empleo porque las empresas a las que postulan han encontrado fotos o comentarios de ellos que no les gustan. Es difícil borrar los datos que circulan en el ciberespacio, de la misma forma que es difícil detener o desmentir un chisme.
Hoy no faltan los chismes ni la violencia de género. La infidelidad, corrupción y el dinero mal habido siguen siendo tabúes, secretos y privados.
Otro tema interesante de la novela. La corrupción, como utilización de funciones y medios públicos en provecho de los funcionarios o gestores, se ve claramente en el alcalde que instala a la problación víctima de las inundaciones en un lote que le pertenece con el fin de venderlo al municipio. Él decide del negocio, nombra a los peritos para evaluar los terrenos y vende mezclando sus negocios privados con los de su cargo de alcalde. Chantajea a un prisionero para que le pague dinero con tal de que lo deje libre y no lo envíe a juicio. Hay muchos más ejemplos.
En mi entorno cercano europeo, ha habido sospechas de que algunos alcaldes han aprovechado su posisión para cambiar el plan de ocupación de suelos para que terrenos agrícolas se vuelvan constructibles y luego vender mejor sus propias tierras. Otros casos son los de ministros que aprovechan el conocimiento de alguna decisión económica que se va tomar para negociar valores o cambiar dinero y enriquecerse fácilmente. Se criticó muy recientemente en Francia que el primer ministro haya llevado en su avión oficial a sus dos hijos a un partido de fútbol en Alemania, a pesar de que el avión iba casi vacio.
No creo que haya país que se escape de la corrupción. Cuando hay catástrofes naturales y uno envía dinero a través de alguna ONG, toca escogerla muy bien para que llegue verdaderamente a los damnificados. Darla directamente a organismos del estado es muy arriesgado.
Estoy contento de haber vuelto a leer estos libros gracias a este curso.
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