Borrachera nocturna
domingo, 26 enero 2020
Un policía amigo mío me contó el otro día una extraña historia sobre una mujer que volvió a su hotel por la noche después de beber mucho en un pub de Londres. Había pasado todo el día en una conferencia cerca del Big Ben. No tenía miedo de nada. Quería refrescarse con el aire de la noche. Era noviembre, llovía y había niebla. Su hotel estaba cerca de la estación Victoria. Como las calles eran muy parecidas, se perdió varias veces. Mientras buscaba su destino, escuchó el ruido de caballos y gente hablando. La escena que encontró parecía una fiesta de disfraces. Todos estaban vestidos como a principios del siglo XX. Los hombres llevaban sombreros de copa, abrigos negros y guantes blancos. Los cocheros esperaban con sus caballos la salida de un teatro o una cena cualquiera. En la esquina de una calle oscura, un grupo de prostitutas con colores brillantes trataba de atraer clientes. Todo parecía divertido excepto cuando se dio cuenta de que ella misma iba vestida al estilo victoriano y que no había sido así antes. De repente, un hombre salió de la oscuridad con un largo cuchillo de carnicero. Sintió que era el final de su vida. Cuando se despertó en el hospital, era el siglo XXI otra vez, tenía un fuerte dolor de cabeza y por suerte no tenía heridas. La policía la había encontrado borracha y dormida en un parque a pocos metros de su hotel. Se había prometido a sí misma que no bebería más de la cuenta y que no se lo diría a nadie, especialmente a su marido, que cuidaba a su hijo en París.
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