Solo patos
viernes, 17 julio 2020
El viaje fue muy largo, más de ocho mil kilómetros. Algo dormí durante el vuelo, pero tuve pesadillas. Soñé que estaba en un mundo de gente con mascarillas, que solo salía a comprar comida, teletrabajaba en casa, no hablaba con nadie, vivíamos confinados en pequeños estudios sin vista a la naturaleza, solo edificios alrededor. Cuando aterrizamos, conté mi pesadilla a mis compañeros. Todos se rieron. Sin embargo, la ciudad había cambiado. Estaba silenciosa, no había carros en las calles, el aire era respirable, se oía el canto de los pájaros. Nos sentimos muy muy contentos, pues podíamos caminar por todas partes sin peligros. Para nosotros, un grupo de patos migratorios, era el paraíso. Un mundo sin humanos. ¡Maravilloso!
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