Funámbula, noctámbula y sonámbula
domingo, 07 marzo 2010
Se levantó en la oscuridad y tanteando con sus manos se dirigió a la puerta del cuarto. Sus manos tocaron un objeto peludo y caliente que pareció moverse, luego se estrellaron con una pared dura, áspera y fría. Quiso abrir la puerta pero terminó en el armario. Escapando de la ropa sobre su cabeza, por fin siguió tanteando los muros hasta llegar a la puerta del cuarto y salió al pasillo. Ahí entraban pocos rayos de la luna, pero con los ojos cerrados seguía sin ver nada. El gato salió detrás de su ama excéntrica presa regularmente de sonambulismo. Caminaba con los brazos delante. Entró a la cocina, recogió de paso el bastón de su esposo y un paraguas. Salió al balcón, pasó por encima de la balaustrada y caminó por el cable de colgar la ropa con los brazos en cruz equilibrándose con el bastón y el paraguas abierto. Al otro lado se encontró con la ventana cerrada del joven y hermoso poeta vecino que dormía profundamente. Le hubiera gustado comérselo a besos como una vampiresa. Subió al techo por el desagüe del tejado. Arriba encontró a dos ladrones que asustados creyendo era un espanto huyeron del lugar. Estuvo un rato contemplando la luna con ganas de salir volando montada en una escoba. Por fin al cabo de una hora bajó a acostarse junto a su viejo, gordo y aburrido marido que roncaba sin piedad. Su gato guardaría el secreto y ella como de costumbre no se acordaría de nada al día siguiente.
2 comments
Bueno Nelson, muchos detalles, bien descripto con TU humor. Buen Domingo
Los sonámbulos siempre encontramos el camino, sin necesidad de llevar los brazos por delante...
¡Lástima que la ventana del poeta estuviera cerrada...!
Aunque quizá sea mejor así, ya llegará el verano, el verano que abre todas las ventanas.
Los comentarios son cerrados