Pesadilla anónima
miércoles, 01 septiembre 2010
Decidió borrar las huellas de su paso por el mundo antes de que el mundo lo hiciera por él. Suprimió todos sus blogs, todos sus sitios web, todas sus cuentas Facebook, Yahoo, Gmail y otros Hotmail. Devolvió todas sus tarjetas de crédito al banco. Regaló su PC. Cerró la cuentas telefónicas y destruyó sus teléfonos celulares. Paró todas las suscripciones de revistas y abonos de canales de televisión de pago. Paró todos los giros automáticos desde su cuenta bancaria. Se mudo de casa y no le avisó a nadie dónde vivía. Se dejó crecer la barba, se tiñó el pelo. Cambió de look, de carro, de banco y cerró las cuentas bancarias anteriores menos la más antigua donde le llegaba la pensión. Se deshizo de todos los aparatos electrodomésticos y detuvo la suscripción a la electricidad y al gas. Comenzó a cocinar en la chimenea de su nueva casa. Dejó de oír y leer noticias. Iba a sacar el dinero en efectivo al banco y se lo gastaba en lo estrictamente necesario para vivir sin llegar nunca a que le faltara nada. La cuenta del banco iba creciendo. Al cabo de un año de no hablar con nadie y de leer una cantidad increíble de libros que tenía en su biblioteca empezó a sentir que la vida era menos agitada, sin noticias de catástrofes diarias y se dio cuenta de que ahora estaba viviendo como cualquier habitante del planeta de hacía dos siglos. Fue entonces que recibió una carta recomendada anunciándole que habían descubierto que estaba muerto y que le suspenderían el pago de su pensión hasta que no demostrara que sí vivía normalmente como todo el mundo. Del susto se despertó de la pesadilla y se dio cuenta de que no era cierto, se levantó de la cama y prendió su PC.
1 comment
Interesante tema y semilla para un largo relato.
Muy bien.
Saludos
Fernando
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