Río de último
sábado, 26 mayo 2012
Sé que no debería hacerlo, pero es más fuerte que yo, que me dejo llevar por los rencores. La miré desde el bar, sonreí, le envié un beso, le señalé la puerta del fondo con los ojos y salí discretamente en esta dirección. Aquí la espero con el revólver cargado.
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