Gourmet
domingo, 04 noviembre 2012
«Perdone, ¿dónde está la sección de ciencias?», preguntó el niño. La bibliotecaria sonrió al ver un lector tan joven interesarse por esos temas. Le indicó la sección correspondiente y se olvidó de él hundiéndose en sus papeles.
La sala estaba llena de estudiantes silenciosos leyendo libros gordos de todo tipo, haciendo tareas o conectados a la Internet en largas filas de terminales informáticos.
El pequeño buscó entre los manuales de química sistemáticamente hasta que encontró el que necesitaba. Por fortuna estaba en uno de los estantes de abajo. Pasó las páginas hasta llegar al índice donde estaba la fórmula mágica de la que hablaban en un foro de la Internet pero sin dar detalles suficientes. Fotografió las páginas correspondientes y se esfumó.
La bibliotecaria no lo vio salir y al final del día ya lo había olvidado por completo. Dos días después, leyendo el periódico y viendo su foto en la primera página, lo reconoció de inmediato. El artículo decía:
Niño de 8 años fabrica un pedo químico para protestar por la calidad de su restaurante escolar. El establecimiento estará cerrado varios días mientras logran quitarle el mal olor. El director prometió mejorar la comida. El niño ha sido excluido de clase durante una semana. Su padre, un chef de restaurante de cinco estrellas, ha declarado que comprende a su hijo pero que no aprueba sus métodos.
1 comment
JA Ja genial :)
Los comentarios son cerrados