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Muy bien ambientada esta película francesa. Se siente uno metido en la época prerrevolucionaria. El vestuario, los paisajes, las casas y castillos, los caballos y carruajes están muy bien escogidos. Los actores son buenos. Gregory Gadebois, que hace poco tuvo el papel de François Hollande en la película Présidents, es muy convincente en su papel de cocinero rebelde. Es la revolución de la cocina en paralelo al cambio de régimen lo que se muestra aquí. Quedé con la curiosidad de saber más sobre la historia de la cocina y de los restaurantes. No creo que el guion sea muy fiel a la realidad de ese mundo gastronómico, pero está claro que alguien debió de haber inventado la forma de comer y servir a la francesa. Isabelle Carré también es muy convincente en su papel de aprendiz de cocina, aunque el feminismo que encarna parece un poco anacrónico. La trama tiene algunas sorpresas y tensiones bien llevadas. Se pasa un buen momento y las casi dos horas pasan muy rápido.

Délicieux
8 septembre 2021, 1h53, Comédie, Historique
De Eric Besnard
Par Eric Besnard, Nicolas Boukhrief
Avec Grégory Gadebois, Isabelle Carré, Benjamin Lavernhe

Synopsis : A l’aube de la Révolution française, Pierre Manceron, cuisinier audacieux mais orgueilleux, est limogé par son maître le duc de Chamfort. La rencontre d’une femme étonnante, qui souhaite apprendre l’art culinaire à ses côtés, lui redonne confiance en lui et le pousse à s’émanciper de sa condition de domestique pour entreprendre sa propre révolution. Ensemble, ils vont inventer un lieu de plaisir et de partage ouvert à tous : le premier restaurant. Une idée qui leur vaudra clients… et ennemis.

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Como el espejo estaba sucio, el guardaespaldas lo limpió rápidamente con su pañuelo. Luego salió del despacho, dejando solo a su jefe. El dictador se colocó frente al espejo y se miró en silencio, con un aspecto más envejecido y demacrado que nunca, después de que le diagnosticaran un cáncer, un secreto muy bien guardado.

Su guerra de invasión fue un fracaso. Todo le había salido mal. Las sanciones económicas estaban devastando a su pueblo. La hambruna y la inflación se habían extendido por todo el mundo. La propaganda y el control de la población habían impedido las protestas. La oposición estaba amordazada. La olla a presión tenía la tapa bien cerrada.

Un botón nuclear rojo y brillante se reflejaba en el espejo. Se peinó el escaso cabello. Se dio la vuelta. La decisión estaba tomada. La Tercera Guerra Mundial iba a comenzar. Era el momento de acabar con la humanidad, culpable de no entenderlo y de desperdiciar la oportunidad de vivir bajo su dominio y protección. «¡Al infierno!», gritó, y pulsó el botón.