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viernes, 24 junio 2016

Crónica de una muerte anunciada

gabriel garcía márquez, literatura, cursosEn esta novela de Gabriel García Márquez desde la primera página uno sabe que van a matar a Santiago Nasar y hasta cómo lo matan, pero lo importante es la manera como el autor atrapa al lector que quiere saber cómo llegó a suceder este asesinato. El narrador estaba presente ese día en el pueblo. Un cuarto de siglo después busca descubrir los detalles de los hechos y la verdad que se le pudo haber escapado a los investigadores del caso.

Es una novela corta con un lenguaje claro y conciso. Presenta los puntos de vista a veces contradictorios de la gente del pueblo que con el paso del tiempo se ha olvidado de muchas cosas, además de que algunos han muerto.

La película homónima de Francesco Rossi de 1986 es bastante fiel al texto y ahora que releí el libro sus imágenes estuvieron presentes todo el tiempo poniéndole caras conocidas a los diferentes personajes como Ornella Mutti en el papel de Ángela Vicario, Rupert Everett en el de Bayardo San Román o Anthony Delon en el de Santiago Nasar.

El juego con el tiempo es interesante. El primer párrafo de la novela empieza con el día del asesinato a las 5:30 de la mañana, habla de la llegada del obispo que será más tarde, vuelve al sueño de Santiago de esa noche, aparece la madre veintisiete años después recordando ese día y los sueños de su hijo esa semana, habla de la fama de Plácida Linero, su madre, como buena interpretadora de sueños que no pudo adivinar la suerte de su hijo durante esa última semana de sueños premonitorios. Así va y viene todo el tiempo en la novela relatando las cosas en desorden cronológico. Es curioso cómo uno se siente vivir y estar en ese momento y sin embargo la crónica es muy clara en precisar que eso pasó tres décadas antes. Y hoy en realidad es casi el doble de tiempo. ¡Cómo ha cambiado la mentalidad en esos años!

Sucedió en una época de cambio en las relaciones de pareja. La sociedad todavía no acepta los matrimonios por amor ni las relaciones sexuales prematrimoniales. La explotación sexual de las sirvientas de la familia Nasar muestran el machismo ambiente. Las madres quieren realizar sus sueños casando «bien» a sus hijos. Los antiguos códigos de honor siguen vigentes. Bayardo San Román busca un amor verdadero pero exclusivo. Ángela Vicario se desahoga escribiéndole cartas para salir de la opresión familiar y encontrar ese amor perdido. Mientras que las cartas de Santiago a Flora, su novia, ni siquiera eran de amor.

El juez que instruyó el caso era novato. Las notas marginales que pone en el sumario son curiosas y muestran su desconcierto. «En el folio 382 del sumario escribió otra sentencia marginal con tinta roja: La fatalidad nos hace invisibles.» No encontró un solo testigo que hubiera visto entrar a Santiago a casa de su novia a las 6:45 cuando todo el pueblo estaba pendiente de su asesinato. Cristo Bedoya, el único que buscaba a Santiago para salvarlo, no lo logra. En sus averiguaciones recibe información falsa o contradictoria que lo despista. Se cruzó con él antes de conocer la tragedia, estuvo a punto de verlo cuando estaba en casa de su novia, llegó a su casa antes del crimen pero no estaba. La misma madre de Santiago no lo vio cuando golpeaba para entrar. «Clotilde [...] le grito a Cristo Bedoya [...] que se diera prisa, porque [...] solo un hombre como él podía impedir la tragedia.» ¿La fatalidad les puso trampas e hizo invisible a la víctima para que el destino se cumpliera?

Fue inevitable esa muerte pues muchas personas trataron de impedirla a su manera, hasta los mismos asesinos buscaban que los detuvieran antes del crimen. Es cierto que el último que se entera es Santiago unos minutos antes de que lo maten.

La novela comienza y termina con el asesinato tan anunciado de Santiago Nasar. El narrador acaba tan despistado como el juez que escribió el sumario pues son tantas las versiones contradictorias que ninguno de los dos logra descubrir la verdad. El autor supera al sumario por la manera emotiva y detectivesca como está escrita la crónica y por algunos elementos nuevos que no había podido descubrir el juez. Aunque, fuera del sorpresivo reencuentro de Ángela y Bayardo, no hay nada realmente nuevo, ya que los datos se van borrando de la memoria de los testigos aun vivos.

El amor es cambiante y multifacético en esta novela. Ángela Vicario culpa a Santiago Nasar porque tiene que confesar quién le quitó la virginidad ya que el código de honor de la época lo exige. Sin embargo nadie cree que hubiera sido él, fuera de la propia familia Vicario. Es posible hasta que hubiera sido él, ya que la trata de tonta y quizás por eso supuso que ella iba a quedarse callada y a engañar a Bayardo con los trucos que le enseñaron las otras mujeres. El final es abierto porque nos permite imaginar muchas posibilidades para el «autor» de Ángela y hay otras preguntas que quedan sin contestar.

 

sábado, 18 junio 2016

El otoño del patriarca

gabriel garcía márquez,literatura,cursosLeí este libro hace tanto tiempo (como treinta años) que ya había olvidado su estilo hecho de frases muy largas sin diálogos y con cambios de perspectiva del narrador que hay que seguir con atención para no perderse. Es como leer esos textos donde las letras están trastocadas o una imagen de un texto en un espejo o una página vista al revés o un texto sin espacios. Está claro que el lenguaje es un personaje más en esta novela, quizás el principal.

Me sorprende la coherencia de esta obra creada en épocas en que el computador personal no existía y no podía ayudarle a volver a encontrar fragmentos ya escritos en esas larguísimas frases. Hasta a uno le cuesta trabajo encontrar algo ya leído un par de páginas antes o una palabra que no tuvo tiempo de buscar en el diccionario. Supongo que los tantos nombres de embajadores gringos no se repiten y que Nicanor ni Zacarías sean los nombres del patriarca sin nombre. Me imagino lo difícil que ha debido de ser la traducción de este libro con ese vocabulario tan particular, por ejemplo la mezcla de español antiguo y moderno en la llegada de Colón y esos genitivos que se encadenan peligrosamente y han de verse reflejados como en ruso o árabe.

Preparar una novela que muestre la soledad del poder, que todo tiene su fin hasta un dictador tan sanguinario, poderoso y longevo y que fuera original e impactante ha sido un enorme reto. Esa permanencia solitaria y casi eterna está expresada en las primeras páginas de la novela cuando dice: «ningún mortal lo había visto desde los tiempos del vómito negro, y sin embargo sabíamos que estaba ahí, lo sabíamos porque el mundo seguía, la vida seguía, el correo llegaba, la banda municipal tocaba la retreta de valses bobos de los sábados bajo las palmeras polvorientas y los faroles mustios de la Plaza de Armas, y otros músicos viejos reemplazaban en la banda a los músicos muertos».

En El otoño del patriarca el espacio es todo un país en vez de un pueblo como en los relatos de La cándida Eréndira. La geografía juega un papel en la historia como cuando se llevan el mar o se recorre el país por toda sus regiones desde los altos páramos hasta la costa y selva. Fenómenos naturales asolan el país. Los gobiernos extranjeros negocian con el general ya sea con sus embajadores o representantes del papa. La deuda externa y la corrupción dejan al país tan pobre como siempre ya sea en tiempos de guerra o de paz, con ministros civiles o militares. En otras palabras el extranjero cambia o influye en el país a través del general que es en últimas quien acepta y ordena.

La novela trata el tema del poder y de las dictaduras en una época en que muchos países latinoamericanos sufrían bajo el yugo de militares. Me recordó La divina comedia que también critica el poder de la iglesia, de los ricos y de los políticos de su época. En el canto XXX que trata de los condenados por traición en el infierno, cuando Ugolino muere con sus hijos de inanición encerrado en una torre, Dante escribe «¡Ah, Genoveses! hombres mixturados, de usos diversos, llenos de magaña, ¿por qué no sois del mundo desterrados?». Por su lado el Patriarca critica a los gringos cuando se llevan el mar diciendo «eran ellos los que pensaban las órdenes que me hacían firmar, […] le hacían creer a la gente que la vida era fácil, […] que todo se consigue con plata, […] que la patria es un negocio y que el espíritu del honor era una vaina inventada». En otra novela de dictadores, el Tirano Banderas, me llamó la atención que la moneda tiene varios nombres como para despistar al lector y no dejarlo situar la acción en un país en particular.

Después del poder y la historia, el amor es un tema secundario e interesante, pero no se puede decir que sea una novela de amor. Se me ocurre que el más importante y constante es el amor de Bendición Alvarado por su hijo; ella está presente hasta después de muerta y en los momentos cruciales de la vida del dictador. Él la quiere tanto que busca convertirla en santa. Otro amor que aparece es el carnal y superficial que el Patriarca practica con sus concubinas a quienes ataca por sorpresa en actos animales sin pudor y sin satisfacción real; de ellas tiene muchos hijos, todos sietemesinos. El general tiene otros dos amores en su vida: el platónico por la reina de belleza Manuela Sánchez y el amor por su única esposa la exmonja Leticia Nazareno. El amor le da un toque más humano al general, pues en el ejercicio de su poder desmesurado es implacable y cruel. El último amor que le queda de viejo senil es con las jovencitas alumnas del colegio vecino, pero ya casi impotente no puede más que acariciarlas y tratarlas como si fueran muñecas. De resto nadie lo ama, fuera de unos pocos que lloran sus dos muertes. En general sus ministros, sus militares y el mismo pueblo quieren su muerte.

Al comienzo el dictador aparece muerto en su palacio abandonado y nadie recuerda cómo era en realidad pues había dejado de ser visto desde hacía años. Es un viejo déspota que tiene un harem en su palacio e hijos sietemesinos que ya no sabe de quién son, se comporta como un animal con sus ataques sorpresa a la hora de la siesta con sus mujeres. Se le ve vestido de militar, cuenta la gente que tenía los ojos tristes, taciturnos, los labios pálidos, la mano pensativa o de novia sensitiva que va diciendo adiós, con una voz autoritaria. No encaja dentro de los parámetros de la normalidad pues siendo viejo, como los demás exdictadores que alberga en su país, sigue ejerciendo el poder sin dejarse de nadie. Lo que más me impactó fue su longevidad exagerada y su aislamiento.

La importancia desmesurada del personaje se puede ver en este pasaje: «[...]Patricio Aragonés [su doble perfecto] se convirtió en el doble esencial del poder […] y él dispuso de más tiempo para ocuparse de las fuerzas armadas […] porque eran su enemigo natural más temible». Con su malicia logra dominarlos, en una aplicación perfecta del «divide y conquistarás» que funciona de maravillas. Si no pueden hacer nada contra él, menos el pueblo. La tranquilidad viene de su doble y del fiel general Rodrigo de Aguilar.

Gabriel García Márquez estaba muy inspirado pues parece que anticipara los falso positivos en Colombia, los estudiantes muertos en México o la mujer de Ben Ali en Túnez o el fin de Fidel Castro en Cuba o el fin de los Ceaușescu y tantos dictadores más. Hasta la muerte de Evita Perón y el entierro del presidente Olaya Herrera parecen retratados en esta novela.

En el pasaje sobre la llegada de Colón, García Márquez se divierte jugando con el español antiguo de esa época y el moderno poniendo dellos en vez de de ellos y mostrando la diferencia de vocabulario de la época con el actual poniendo en paralelo las palabras del almirante y las americanas: el mar, el calor, guacamaya, cayuco, arpón, sábalo frente a la mar, la calor, papagayo, almadía, azagaya, peçe. Es decir se imagina lo que los indígenas han podido haber pensado en el momento del encuentro. De alguna manera muestra irónicamente que América ya existía por sí sola antes del «descubrimiento».

Otro caso de intertextualidad es cuando el general escucha el poema La marcha triunfal de Rubén Darío y queda perturbado por la belleza y fuerza del poema. García Márquez juega de nuevo con el vocabulario, el ritmo y tema del texto para darle un giro y resaltar los sentimientos del dictador. Repite los nombres y adjetivos del poeta (claros clarines, arcos triunfales, negros mastines, rudos penachos, jóvenes fieros, rojo verano, gélido invierno) para luego jugar con sus propios pares en el mundo del patriarca (largos delirios, estruendo sísmico, golpes marciales) para terminar en la explosión del atentado que es como el cortejo que anuncia el poema. Muestra dos aspectos contradictorios del mundo militar a lo largo de la historia. Por un lado ese llamado al pueblo a luchar por la patria y por otro la opresión del pueblo por la dictadura militar.

En estos años que separan mi primera lectura de la segunda de hoy, he cambiado y he releído con otros ojos esta excelente novela. Creo que seguirá siendo válida por mucho tiempo ya que los excesos del poder no parecen dejar de existir.

#Flgarciamarquez

https://www.futurelearn.com

 

miércoles, 08 junio 2016

La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada

LaCandidaErendira.jpgEstoy siguiendo la segunda parte del excelente curso MOOC sobre García Márquez que dicta la Universidad de los Andes a través de la Open University https://www.futurelearn.com/courses/gabriel-garcia-marque... y que tiene esta etiqueta #Flgarciamarquez en las redes sociales.

Hemos empezado con este libro de cuentos del Nobel colombiano publicados después de Cien años de soledad. Lo leí hace tiempo, pero ahora lo he releído y lo he disfrutado más con los análisis de los profesores uniandinos.

Un personaje común a todos ellos es el mar Caribe. En estos aparece el tema del poder a muchos niveles: de la religión y las supersticiones, de la belleza, del sexo, del dinero, de los gringos o de manera general de los extranjeros, de los políticos, de los culebreros y vendedores de fortuna y de los viejos sobre los hijos y nietos.

Un ejemplo es cuando el alcalde aconseja a la abuela «lo que necesita es una persona de mucho peso que responda por usted[...] que garantice su moralidad y sus buenas costumbres con una carta firmada». Cuando consigue la carta del senador Onésimo Sánchez, logra hasta que los policías la obedezcan. Las prostitutas preguntan qué tiene Eréndira que no tienen ellas y les responden con burla «una carta de un senador». La abuela ejerce un poder sobre su nieta por la educación que le dio. El poder de Eréndira sobre Ulises. También le sucedió a la misma abuela con uno de sus amantes que no podía resistirse a él aunque pusiera parapetos en la puerta. El poder es como lo de que «el pez grande se come al chico» o «la tajada del león» en la fábula de Esopo.

Cuando años ha leí el cuento Muerte constante más allá del amor de García Márquez, no conocía su relación con el famoso soneto de Quevedo Amor constante más allá de la muerte, que termina en «polvo serán, mas polvo enamorado». Creo que el cuento aparece en la película Eréndira del brasileño Ruy Guerra (1985). Ambos dicen: la muerte borra hasta los nombres de la memoria, mas el amor grabado está en las cenizas y polvo de los muertos; así es la suerte del senador Onésimo Sánchez.

Quizás Onésimo quería morirse con Laura con la esperanza de seguir amándola siendo cenizas y que nadie más pudiera amarla después de muerto. Se ha enamorado de su hermosura pero ella no le corresponde pues lo que hace es obedecer a su padre. La proximidad de la muerte lo hace pensar diferentemente aunque aparente ante la gente que goza de buena salud y tiene muchos años por delante. Sabe que está solo frente a la muerte cercana cuando dice: «es bueno estar con alguien cuando uno está solo».

El relato El último viaje del buque fantasma me recordó el naufragio del crucero Costa Concordia en el Mediterráneo que durante más de un año estuvo encallado mientras lo sacaban a flote y se lo llevaban del lugar. Debió de ser algo parecido al final del relato aunque en este caso el barco no entró en el pueblo y tampoco era fantasma.

Comparando Blacamán el bueno, vendedor de milagros y El último viaje del buque fantasma vemos que el punto de vista del narrador es cambiante. En Blacamán primero parece ser un narrador omnisciente, pero después se convierte en el mismo Blacamán pero el bueno. Imita el habla de los culebreros o vendedores de mercado de pueblo que quieren atraer la atención de los posibles compradores para sorprenderlos y lograr su venta.

En El último viaje son muchas voces las que intervienen a medida que avanza el relato, en lugar del discurso indirecto, pasa de un personaje al siguiente sin que nos demos cuenta. La misma forma de escritura con sintagmas cortos entre comas en una larga frase que lleva al lector hasta la entrada del buque al pueblo lo deja a uno sin aliento.

El ritmo de los dos es muy dinámico. El tiempo también es muy variable. Antes, como en Los funerales de la mamá grande, los relatos son más clásicos con mezcla de descripciones con diálogos, un narrador omnisciente y el toque de realismo mágico característico. En esta colección, el realismo mágico también aparece pero ya no se ve ese mundo centrado en Macondo y sus personajes.