viernes, 24 enero 2025
Paseo por tierras vascas
Google Maps no conoce siempre las mejores rutas. Le pedí que me mostrara el camino a pie entre Elgoibar y Eibar, pero me quería llevar por la carretera Nacional 634 en medio de automóviles y camiones. Yo quería pasar por un camino paralelo para peatones y bicicletas que se ve precisamente desde la Nacional. Por suerte encontramos a un lugareño que nos orientó mejor. Adiós Google Maps por ese día.
Había que pasar cerca de la antigua fábrica de máquinas de coser Sigma (1) en una zona industrial que seguramente estuvo llena de obreros hace un siglo. Como recuerdo de ese pasado glorioso, queda una escultura enorme de una máquina de coser. No estoy seguro de que mi madre haya tenido una máquina de esa marca, sino más bien Singer y Pfaff.
Al salir de la ciudad, tomamos un camino pavimentado entre árboles y prados con vistas al Deva (Deba en euskera), río que nace en Sierra de Elgea y desemboca en el mar Cantábrico (2). A mediados del siglo XX, el río estuvo tan contaminado por culpa de la industria y la población creciente que se extinguió la vida fluvial. Una amiga española que lo conoció en esa época cuando ella era niña recuerda el mal olor que tenía. Con la entrada de España a la Comunidad Económica Europea, hubo una importante campaña de saneamiento y recuperación que ha hecho que hoy en día el río tiene de nuevo vida y ningún mal olor. Es agradable ver los patos y otras aves disfrutar del entorno.
En una placa del sendero para bicicletas, decía que la iluminación había sido financiada por fondos europeos. Es un lugar relativamente estrecho donde comparten espacio el río, el ferrocarril, la autopista, la carretera nacional, los senderos y las laderas de las montañas. No faltaron algunas casas con sus cabras y ovejas, ni los grafitis en diferentes muros. A mitad de camino había muy bien situado unos sanitarios (o komunak, como dicen en euskera), muy útiles para aliviarnos del agua que habíamos tomado.
En ese día frío de invierno, tuvimos la suerte de disfrutar de sol y cielo azul. Muchas personas paseaban por el mismo recorrido de unos 5 a 6 kilómetros entre las dos ciudades que nos tomó como hora y media. Me impresionaron las obras de ingeniería que íbamos descubriendo desde abajo: viaductos, puentes, túneles y hasta minicentrales hidroeléctricas que usaban la fuerza de las aguas desviadas por canales. Cuando uno circula por arriba, no se da cuenta del trabajo de estos «pontífices» (en el sentido etimológico popular). Me imagino que siglos atrás debió de haber muchos molinos de agua.
Después de tomar un merecido buen café en un bar con calefacción, nos devolvimos en el tren que une Bilbao con San Sebastián en un recorrido que duró apenas veinte minutos. Una pareja muy mayor nos indicó la estación, aunque no estaban muy de acuerdo entre ellos si era mejor que escogiéramos el autobús o el tren. La señora ofuscada le decía a su marido «déjame hablar» y yo me reía por dentro de esas peleas de parejas viejas.
22:06 Anotado en Naturaleza, Viajes | Permalink | Comentarios (4) | Tags: españa, país vasco, ecología, geografía
Comentarios
Caminando se viaja más.Bonito viaje.
Anotado por: María | sábado, 25 enero 2025
Felizmente había un sol radioso. El frío estaba presente y la humedad también.
Anotado por: C | sábado, 25 enero 2025
Se ven las cosas más de cerca con todos sus detalles.
Anotado por: NV | sábado, 25 enero 2025
Ramatogel - Agen Terpercaya No 1 Di Seluruh Indonesia
Anotado por: ramatogel | sábado, 08 febrero 2025
Dejar un comentario