viernes, 31 diciembre 2010
El último cuento del año
Érase una vez un año de trescientos sesenta y cinco días que comenzó el primero de enero y terminó un día como hoy. Fue un año sin igual que nunca volvería a repetirse. Tuvo tantas guerras, fiestas, nacimientos, matrimonios, divorcios, cumpleaños, amores y desamores como cualquier año normal. Sin embargo fue excepcional pues vio el fin de los problemas del planeta Tierra y de la humanidad. Ese año vio cómo el último ser humano se subió a la última nave espacial con destino a un nuevo planeta, recién hecho y preparado para continuar la epopeya de los hombres en el universo. Un planeta dos veces más grande que el original, con todas las riquezas y peligros del de antes, pero nuevecito, sin contaminación, sin superpoblación, sin ricos ni pobres, un mundo por construir. La ventaja era que mientras poblaban y dominaban ese nuevo mundo, la vieja Tierra podría regenerarse y recuperarse engullendo todas las huellas y cicatrices que le había dejado el paso de la civilización humana. Así podrían ira de uno al otro saltando generaciones como cuando un viajero pasa una noche en un hotel y al día siguiente se queda en otro, en un cuarto limpio y por estrenar. Mientras llega ese año, aprovechemos este último día del 2010 para pensar en lo bueno que nos pasó en él y olvidar todo lo malo. ¡Viva el año viejo y bienvenida al nuevo año!
Comentarios
y que sea prospero en escrituras :)
Anotado por: Viviana | lunes, 03 enero 2011
Los comentarios son cerrados