Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

miércoles, 01 junio 2016

La nave de los locos

NaveLocos.jpgTe debía esta reseña, querida Elena, pero como dice el dicho, el que mucho abarca poco aprieta: he estado ocupado en tantas cosas desde hace año y medio largo que se me estaba pasando poner por escrito mis impresiones sobre tu libro. Es hora de remediarlo ya que leyendo hoy en tu blog sobre los «amigos» que se ganan en Facebook pensé que hay que darle más cuerpo a esta relación ciberepistolar que hemos entablado gracias a la escritura.

Tu nave tiene muchos locos, unos ya están en el manicomio y otros andan sueltos con mayor o menor grado de excentricidad. Es una muestra del arca de Noé del género humano en la que viajamos todos tratando de salvarnos del diluvio.

Tus relatos suceden la mayor parte del tiempo en España con algunas escapadas a otras partes del mundo ya sea por viajes o porque uno que otro de tus personajes es extranjero. Me gustó ver algún cuento escrito dos veces en versión corta y luego larga o al revés. Me gustó el juego de los puntos de vista del narrador que muy a menudo habla en presente. Sería curioso saber cuántas personas distintas con nombre y apellido aparecen en tus páginas, pues son muchas. Se nota que te divierte ir entrelazando descripciones y datos en cada frase o párrafo largo sin que uno se de cuenta de la información esencial que has escondido. Te gusta poner pinceladas poéticas a tus textos dándoles un sabor distinto.

Fue interesante encontrar unos colombianos en tu prosa que dan una idea del imaginario que genera mi país y mis coterráneos en las mentes europeas. Supongo que a mí me pasará lo mismo cuando utilizo personajes de países que poco conozco y estereotipos aproximados. Hace años en un cuento puse un brasileño cuyo nombre le pareció muy raro a una amiga brasileña que lo leyó. Son los riesgos del oficio.

Además de locos, también hay escritores y poetas, profesores y detectives. Hay muchos amores y muertes en tus relatos. Son nuestro pan de cada día. Como aficionado al scrabble y enamorado de las palabras en general, me gustó aprender nuevo léxico, recordar palabras que no empleo o descubrir otros usos, regionalismos, ortografías o variantes. Anoté los siguientes:

  • arquitectónicos (atanor, enjalbegado, escollera)
  • aves (picapinos, trullo)
  • comerciales (albaranes, tráfago)
  • culinarios (camote, esmagar, hogaza, lechibolas, manchamanteles, marmitako, mechar, melifluo, orza, pábulo, picatostes, poso)
  • de la tierra (búcaro, dehesa, légano)
  • de tauromaquia (chicuelina, coso, gaonera, garapullo)
  • de tejidos (bodoque, damasco, enmaronado, espuerta, estameña, jarapa, lazos de satén, maroma, tweed)
  • decorativos (silla Thonet, visillo de plumeti)
  • que me recuerdan el francés (feble, hebdomadaria, landó, parterre)
  • del vino (abocado, agracejo, albariño, malvasía, uva alarije)
  • gentilicios (lebaniego, somontano, turdetano)
  • geográficos (regato, repecho, roquedo, vorágine)
  • médicos (avenates, fiebre puerperal, hernia de hiato, interfecto, Mazindol, miasmas, puerperio)
  • meteorológicos (cierzo, galerna)
  • mitológicos (Gerión, ojáncanos, sílfides, valkiria)
  • botánicos (acebuche, adormidera, aspidistra, brezo, chopo, espliego, esqueje, herbazal, hipérico, mies, ombú, retama, sargazo, tojo)
  • verbos (arrebujar, camelarse, sestear)
  • nombres (anagnórisis, arrojo, bonarda, carbunclo, fuero, guardés, gurruño, merceditas de charol, mientes, nuberos, quevedos, resquemor, sindioses, tramoya, trasiego, verde chernin, zarandaja)
  • adjetivos (acallado, aciago, descalichado, ebúrneo, innúmero, palmario, procaz, proclive, torvo, zaino)

Me quedo con algunos personajes como don Armegol Sánchez en su Café Recuerdos, Armandita Leal y su salamandra jovial o el poeta Ernesto Pineda y su alumna imaginaria.

 

LA NAVE DE LOS LOCOS
Autora: Elena Marqués
(Narrativa, 118)
192 páginas • 17 €
ISBN: 978-84-16107-07-0

Acostumbrada a crecerse entre escollos y a sufrir los envites del naufragio, Elena Marqués traza en La nave de los locos varios casos de demencia, crímenes necesarios y no pocos suicidios razonables. En este libro, ganador del VIII Premio Vivendia-Villiers de Relato, se reúnen cuentos de muy diversa factura y se palpa como hilo conductor la aspiración de dibujar al ser humano en su pequeñez, su soledad y su inevitable sufrimiento.

Tras el relato que da título a la obra en un sintagma quizá demasiado conocido y utilizado a lo largo de la historia (desde El Bosco a Pío Baroja), se suceden los antihéroes que luchan sin éxito por arribar a buen puerto. Viajeros del azar, como el protagonista de El mapa y el tablero, o fugitivos de un pasado fatídico e irrevocable, como en Juegos de azar y de heliconia; hacendados resentidos como el padre de Clarita y el prófugo de Uvas blancas para un templo de jade, los personajes de este periplo literario pocas veces experimentan los avances de su voluntad salvo en el caso de aquellos que toman la pluma como espada.

Encontramos algunos tímidos homenajes a la literatura de García Márquez y de Cortázar, como en Nuevas recetas para la vieja Circe, junto a un recuerdo a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, como deseo de salvar al hombre de ese mundo sucio al que está condenado; una nave de locura y de muerte, de desesperación y pesimismo, de la que sólo los libros pueden salvarnos..

http://www.edicionesirreverentes.com/narrativa/Lanavedelo...