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miércoles, 20 marzo 2019

Conciertos

Tornamesa20190219.jpgSiempre he pensado que la música es algo muy importante en Colombia. Por eso he aprovechado para ir, hasta ahora, a tres conciertos en estos meses en Bogotá.

El primero fue en una pequeña sala de una librería, con música barroca y del renacimiento italiano con composiciones de Monteverdi, Strozzi y Frescobaldi. La soprano Ana María Villamizar, cantante profesional que vive en Ginebra, Suiza, estuvo acompañada por Sebastián Vega, que tocó la tiorba, un extraño instrumento de cuerda semejante al laúd con dos mástiles, y Alfonso Correa, que tocó la viola de gamba. Otros cantantes acompañaron a la soprano: Andrés Silva y Santiago Botero. Me impresionó la excelente calidad de los interpretes y el dominio de esos instrumentos antiguos que no imaginaba en Colombia. No todo es música tropical bailable. Fue un placer escuchar a nuestra amiga en este lugar tan lejano a donde la conocimos. Los temas de las canciones fueron el amor alegre o melancólico muy de la época.

UniandinosSefardi20190227.jpgEl segundo concierto fue en un auditorio de tamaño mediano, con música sefardí interpretada por la cantante Jazmín Villamizar (que no es familiar de la anterior), el francés Julien Faure tocando flautas de pico y Nicolás Pulido en la percusión. De nuevo tuve la agradable sorpresa de disfrutar del dominio de los instrumentos que nos transportaron a la época del descubrimiento de América cuando musulmanes y judíos fueron expulsados de España. Cómo hubiera sido el mundo sin esas campañas de persecución y extremismo religioso que produjeron la Inquisición y tantos muertos. Es increíble que esta música haya podido subsistir gracias a la enseñanza de padres a hijos durante tantos siglos.

UniandesMorganeJi20190315.jpegEl tercer concierto fue en una gran sala de conciertos, con música rock interpretada al canto y banyo por francesa Morgane Ji de la isla francesa de la Reunión acompañada por una batería, una guitarra y un bajo eléctricos. Este fue otro mundo con muchos efectos de sonido para la voz y los diferentes instrumentos, con muchas imágenes animadas proyectadas como telón de fondo y demasiados decibeles para mi gusto.

Me quedé pensando en tantos artistas de calidad que no son conocidos mundialmente pero que pueden vivir de su pasión por la música. Es como una pirámide cuya cima está compuesta por los más famosos en cada especialidad y en la base por la masa de músicos aficionados de calidad variable pero pasando por toda una gama de artistas de calidad pero conocidos muy localmente a nivel del planeta.

domingo, 18 septiembre 2016

Conciertos extremos

NV-IMP964.jpgCuando uno ve la evolución de la pintura a través de los siglos no hace necesariamente el paralelo con la música. Pienso que la música clásica con respecto a la contemporánea está más de moda que la pintura clásica con respecto a la actual. Por supuesto que la música fue compuesta para repetirla, mientras que un cuadro no se va a pintar o copiar un sinnúmero de veces. Un concierto de música barroca de hoy es casi igual a uno de la época en que fue compuesta, pues los instrumentos han cambiado poco al igual que las iglesias que los acogen. Sin embargo los compositores han evolucionado y han experimentado con la música como los pintores y otros artistas. Mis oídos están lejos de acostumbrarse.

Estas reflexiones son el resultado de dos conciertos recientes. El primero fue en la iglesia de Saint-Germain de Ginebra a comienzos de mes por una academia de jóvenes intérpretes. Las obras fueron de Debussy, sonata para violonchelo y piano de 1915, y de Schoenberg, Pierrot lunaire de 1912. La primera no me sorprendió tanto como la segunda. Esta última fue cantada por una joven soprano colombiana, Ana María Villamizar, que se ha especializado en el canto contemporáneo. Para aumentar la dificultad, como la obra es en alemán, no entendí muy bien el texto. Las flautas, clarinete, piano, violín y violonchelo con sus sonidos estridentes se mezclaban en ese ambiente extraño. Fue como probar un plato exótico o como, supongo, la sorpresa de los primeros que vieron un cuadro impresionista o cubista.

Anoche tuve la segunda experiencia contrastada. Fue un concierto de El Cabildo, un grupo de música del Pacífico colombiano, con muchos currulaos más o menos conocidos de Buenaventura y El Chocó. Tambores, marimba, maracas, bajo eléctrico, clarinete y voz nos animaron con su música popular en un salón minúsculo donde apenas cabíamos de pie. Solo teníamos espacio para bailar en el mismo puesto o acercarse al escenario para tener un poquito más de campo. Es una música menos conocida que la del Caribe colombiano que puede parecer monótona a primera vista pero que es muy bailable. Seguramente los conocedores le encontrarán más matices que mis oídos. Aunque me sorprendió menos que el Pierrot lunaire, el contraste me hizo recordar el otro concierto contemporáneo. Es increíble la variedad de música que puede inventar el ser humano.

 

domingo, 13 diciembre 2015

Conciertos de adviento

conciertos, cantoNo sabía que la comunidad coreana fuera tan numerosa en Ginebra que hasta tienen iglesia. Tampoco sé si comparten el edificio con otras comunidades protestantes. Este es el sitio http://www.geneva-koreanchurch.org/

Anoche fue el concierto de Navidad de esa comunidad. El programa tenía canciones de compositores europeos como Händel o Ennio Morricone o canciones tradicionales inglesas o alemanas. Lo que me sorprendió fue que cantaran casi todas en coreano. Es gracioso reconocer la música y no la letra. En una de ellas parecía que decían chinchulines. Cantaron también en inglés, alemán e italiano. A veces me pareció que gritaban demasiado, pero en general me pareció muy bien.

Eran casi veinte coristas. Uno de ellos, un bajo extraordinario, cantó en solo acompañado por una pianista un canto profundo y fuerte que nos hacía vibrar física y mentalmente. Vaya dominio de la técnica y voz.

Fue gracias a unos amigos que estuvimos allí. Entre los cantantes reconocí a un colega de trabajo y luego entre el público a otro colega que yo creía que era japones, pero ahora tengo dudas. Al final nos ofrecieron un aperitivo.

Hace ocho días fue con mi coro que cantamos en Onex en una pequeña capilla que nos ha recibido tres años consecutivos. Cantamos en español.

Es muy diferente estar cantando y estar sentado escuchando. Las canciones de Navidad no son mis preferidas, pero cuando la melodía y arreglo son bonitos, no hay problema.

13:49 Anotado en Espectáculos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: conciertos, canto