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domingo, 02 febrero 2020

palabras raras del scrabble

NV-IMP1017.jpgA pesar de la tremenda bolina, la guatemalteca choyuda y chuca no se inmutaba en su quincho que le servía de restaurante. El chucao en su jaula cantaba estridentemente. La cocinera guatemalteca estaba extasiada mirando su jardín que macollaba o amacollaba. Su cobertizo estaba muy mal quinchado. De pronto llegó un panameño que habían decalvado en el servicio militar por haber malignado. A él le gustaba su pelo cuscú propio de móciles o moceriles. Vestía una hopa y quería comer cuscús o alcuzcuz. «Solo me queda sollo frito para que sopetees con xecas», dijo la cocinera. «De acuerdo. Sírvame un plato antes de que empiece a tonar y aparezca el tafur o tahúr celoso y malgeniado que vive con usted», contestó el recluta trasquilado.

bolina ruido, bullicio (coloquialmente) / cabo (en la marina)
choyudo El Salv. y Guat. Que todo lo hace con choya (pereza).
chucao pájaro chileno
chuco, ca Guat. sucio
cuscú Pan. Dicho del pelo, de rizo muy apretado.
cuscús alcuzcúz. Comida típica magrebí.
decalvar rasurar a alguien todo el cabello, a modo de castigo.
hopa especie de túnica.
macollar amacollar = dicho de una planta, formar macolla (conjunto de vástagos, flores o espigas que nacen de un mismo pie).
malignar viciar, hacer malo algo.
mocil moceril = propio de la mocedad.
quincha tejido / pared / infortunio.
quinchar cubrir o cercar con quinchas
quincho covertizo
sollo esturión (pez marino)
sopetear mojar el pan en el caldo
tafur tahúr (jugador)
tonar intr. poét. tronar o lanzar rayos.
xecas Guat. pan fino refinado ; cabeza de una persona.

domingo, 26 enero 2020

Borrachera nocturna

NV-IMP1016.jpgUn policía amigo mío me contó el otro día una extraña historia sobre una mujer que volvió a su hotel por la noche después de beber mucho en un pub de Londres. Había pasado todo el día en una conferencia cerca del Big Ben. No tenía miedo de nada. Quería refrescarse con el aire de la noche. Era noviembre, llovía y había niebla. Su hotel estaba cerca de la estación Victoria. Como las calles eran muy parecidas, se perdió varias veces. Mientras buscaba su destino, escuchó el ruido de caballos y gente hablando. La escena que encontró parecía una fiesta de disfraces. Todos estaban vestidos como a principios del siglo XX. Los hombres llevaban sombreros de copa, abrigos negros y guantes blancos. Los cocheros esperaban con sus caballos la salida de un teatro o una cena cualquiera. En la esquina de una calle oscura, un grupo de prostitutas con colores brillantes trataba de atraer clientes. Todo parecía divertido excepto cuando se dio cuenta de que ella misma iba vestida al estilo victoriano y que no había sido así antes. De repente, un hombre salió de la oscuridad con un largo cuchillo de carnicero. Sintió que era el final de su vida. Cuando se despertó en el hospital, era el siglo XXI otra vez, tenía un fuerte dolor de cabeza y por suerte no tenía heridas. La policía la había encontrado borracha y dormida en un parque a pocos metros de su hotel. Se había prometido a sí misma que no bebería más de la cuenta y que no se lo diría a nadie, especialmente a su marido, que cuidaba a su hijo en París.

15:38 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: ficción, londres, noche

domingo, 12 enero 2020

Increíble

NV-IMP1014.JPGEntré a mi bar preferido, me senté en la barra y pedí una cerveza. El mesero estaba muy pensativo y su comportamiento me pareció extraño.

- ¿Qué te pasa?

- Si te lo cuento no me lo vas a creer.

- Cuéntame, cuéntame que yo soy muy crédulo.

- Ahí donde estás, había una pareja que acaba de irse. Llegaron vestidos con atuendos tradicionales árabes y me pidieron dos tazas de té. Ella tenía una pañoleta que apenas dejaba ver los ojos y un vestido muy largo que le cubría brazos y piernas. Él tenía un turbante voluminoso, una barba espesa y también una especie de bata de color oscuro que le cubría hasta los pies. Tenían dos maletines grandes. Me dio miedo de que llevaran una bomba. Me preguntaron dónde quedaban los baños y se ausentaron mientras yo les preparaba sus bebidas. Como se demoraban más de lo normal, fui a ver qué pasaba. En ese momento regresaban vestidos completamente diferente. Ella tenía una minifalda, el cabello suelto y un maquillaje extravagante. Él ya no tenía barba, parecía un miembro de un grupo de rocanrol. Eso sí, llevaban los mismos maletines voluminosos. Quedé atónito. Se sentaron en la barra, tomaron el té y cuando se iban a ir pregunté: ¿Qué les pasa? Me dijeron, "si le contamos no nos lo va a creer". Entonces pagaron y se fueron tan rápido como habían entrado.

- No te lo puedo creer.

- Por eso no te lo quería contar.