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jueves, 06 agosto 2009

¿Mensajes de ultratumba?

NV-IMP475.jpgHace unas semanas me llegó un mensaje que casi borro pues a primera vista parecía correo basura. Le eché un vistazo y resultó ser de alguien que no he visto desde hace como cuarenta años. Me dio datos suficientes para identificarlo ya que fuimos vecinos de barrio cuando niños. Me contó a grandes rasgos su vida que coincidía en lo que me contaron una vez, es decir que era piloto comercial de aviones y helicópteros, pero lo que me habían dicho era que había muerto en un accidente aéreo fumigando unos cultivos cerca de Ibagué.
Le contesté de inmediato y le conté lo de su supuesta muerte. Lo raro es que no me ha vuelto a escribir y no sé qué pasó.
En un foro de debate sobre el idioma español en el que yo escribía regularmente, un participante murió después padecer varios años un cáncer que no le pudieron curar. Sentimos mucho su desaparición pues era una persona muy competente y amable que resolvía muchos problemas lingüísticos difíciles con argumentos de peso. Pasaron los meses hasta que un día apareció de nuevo un mensaje a su nombre, pero estaba vacío. ¡Fue una gran sorpresa! Se supo después que había sido su viuda que, revisando el correo electrónico, había pinchado sin querer en responder, enviándonos ese mensaje extraño.
Un tercer caso me sucedió hace varios años. Recibí un mensaje preguntándome si yo era la misma persona que había estudiado con ella en el jardín infantil dándome señas que me hicieron reconocer vagamente a alguien. Le contesté que sí, que probablemente era la misma persona, pero nunca me respondió. ¡Cosas raras del ciberespacio!

14:57 Anotado en Web | Permalink | Comentarios (1) | Tags: anécdotas, curiosidades

miércoles, 08 julio 2009

Palanca de emergencia

NV-IMP459.jpgLos trenes regionales en la estación de Toulouse Matabiau no funcionaban bien debido a un movimiento de protesta del personal de los ferrocarriles nacionales franceses. Afortunadamente el tren de alta velocidad que teníamos que tomar estaba anunciado sin retraso a las 14 y 37. Estuvimos esperando frente al tablero de salida de trenes hasta que anunciaron que el nuestro nos recogería en el andén número 6. En medio de una gran cantidad de viajeros empezamos a dirigirnos con nuestras pesadas maletas hacia el lugar señalado. El tablero de composición del tren nos indicó que nuestro vagón quedaría frente a la marca X. Apenas cinco o diez minutos, como máximo, antes de la hora de la salida llegó el tren lentamente y se detuvo con unos metros de distancia más allá de la marca X donde lo esperábamos. De nuevo todos nos amontonamos para subir rápidamente y sentarnos al fin en nuestros puestos reservados. Dos señoras mayores obstruyeron el paso subiendo e instalando sus bicicletas. Por fin arriba tras dejar la maleta más grande en el espacio previsto cerca de la puerta pudimos sentarnos en el vagón número 8, puestos 33 y 34.
¡Uf!, ya instalados presenciamos el ir y venir de los demás viajeros buscando sus sillas, poniendo maletas en los estantes superiores o discutiendo por un puesto ya ocupado. Una señora con dos bebés (uno de brazos y otro de unos dos años) se acercó a los puestos inmediatamente adelante de los nuestros con muchos paquetes y con un señor que la acompañaba (supuse que fuera su esposo) que puso en la parte superior una maleta grande y pesada, mientras ella convencía a una familia de que les dejara el sitio pues estaban en un vagón equivocado. Por fin se aclaró el error, la familia le dejó el puesto a mujer y bebés y justo en ese momento nos dimos cuenta de que el tren empezó a moverse con destino a Lyon.
La señora se sorprendió y le dijo a su acompañante: «¿Dónde está la otra maleta? ¿Se quedó en el andén? ¡Hay que ir a buscarla! ¡Están las cosas de los niños! ¡Tira de la palanca de emergencia!» Varios pasajeros protestaron, pero la señora y su acompañante no hicieron caso y se fueron en dirección de la puerta buscando a un controlador para que detuviera el tren. Estaríamos a doscientos metros de la estación cuando oímos una señal de alarma y sentimos que el tren empezó a frenar hasta que se detuvo. La señora regresó de mal genio diciendo que era el colmo que no le dieran más tiempo, ella con dos bebés y viajando sola; el acompañante no viajaba y tenía que bajarse del tren.
Al cabo de media hora, el tren pudo al fin emprender su viaje, pues por medidas de seguridad hubo que controlar muchas cosas antes de poder arrancar. Por los altavoces nos pidieron disculpas anunciando que fue un hombre muy excitado que había tirado la palanca de emergencia pero que la policía ferroviaria lo había detenido en la estación. La señora se rio y dijo que no era cierto. Al cabo de un rato la oí hablar por teléfono con el señor que la acompañaba pues le decía que habían dicho que él era un excitado y también le preguntó por la maleta. Los treinta minutos de atraso se fueron recuperando cuando el tren pudo viajar a alta velocidad. Esto permitió que llegáramos a Lyon con solamente diez minutos tarde y poder tomar a tiempo el tren de Lyon a Ginebra. Es la primera vez que soy testigo de un caso de parada de emergencia de un tren. Menos mal no fue nada grave.

13:51 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (4) | Tags: tren, anécdotas, viajes