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martes, 12 julio 2011

Yo también escuchaba el parte de RNE

RNE.jpgTerminé de leer esta antología en la que participé con un relato. Todos tienen en común la radio, a veces como una excusa a veces como personaje principal. Los temas son variados, con sus altos y bajos. Es cierto que es difícil imaginarse el mundo sin internet y con una televisión menos desarrollada, ese tiempo en el que la conexión con el mundo era principalmente la radio compitiendo con los periódicos. Sigo sin embargo escuchando radio sobre todo en el camino entre mi casa y el trabajo o durante el desayuno. El tiempo que paso delante del televisor ha disminuido y ha sido reemplazado por el PC ya sea en local o conectado a la red local o mundial. La radio me parece mucho más mágica que la televisión, pues está menos deformada que la imagen. Aunque cuando un programa o una película son suficientemente interesantes para atraparnos, el medio no importa y uno se mete dentro de la imagen como si fuera real, como cuando se lee un buen libro.

Yo también escuchaba el parte de RNE
Antología
(Narrativa, 72)

Yo también escuchaba el parte de RNE es un libro de relatos que hace un homenaje a la radio que nos formó, nos acompañó y nos acompaña. Aquellas radios de válvulas de los años 60, con su mueble de baquelita, con sus grandes mandos redondos para buscar las frecuencias, AM, FM, SW y VHF –conceptos que por entonces nos parecían sacados de libros mágicos– y con nombres escritos en el frontal que inducían a soñar, como Radio Moscú, BBC, RNE, Radio Suiza Internacional, Deutsche Welle, Radio Habana Cuba, Voice of America o Radio France International, fueron nuestros acompañantes de infancia, de adolescencia, y para los más veteranos, de una madurez que se vivió en plena guerra fría. Era una radio de voces potentes, con teatro, radionovelas e informativos que se escuchaban más que para saber qué se decía para interpretar qué estaba sucediendo en realidad. Para aquella radio trabajaron escritores que crearon historias de ficción que llenaron el tiempo gris de nuestras madres y abuelas, periodistas que gritaron el gol del equipo de la ciudad en domingos de traje y transistor, locutores que presentaban canciones, casi siempre en español, e incluso piadosas locutoras que daban consejos a nuestras madres y abuelas sobre cómo ser una perfecta mujer y ama de casa. Así pues, lo mismo que sucede en la actualidad, pero con otras voces y otros conceptos.

En este libro se reúnen historias de guerra y postguerra, las voces que nos enamoraron, la onda corta como casi única relación de exiliados y emigrantes con la patria. Hay también historias delirantes que toman la radio como excusa o punto de partida de vidas y muertes nada comunes.

Los escritores Nelson Verástegui, José Enrique Canabal, Isaac Belmar, Andrés Fornells, José Luis Gª Rodríguez, Manuel A. Vidal, Alvaro Díaz Escobedo, Miguel Ángel de Rus, Manuel Villa-Mabela, Johari Gautier Carmona, Francisco Legaz y Pedro Amorós se han unido para hacer con sus relatos un homenaje a la radio que nos crió (incluso al famoso parte) y a las vidas sobrelas que ha influido en estas décadas. Son textos en los que se encuentra humor, nostalgia, acidez, ironía y todos aquellos sentimientos que afloran cuando se recuerda el pasado, que como todo el mundo sabe, fue mejor, o tal vez no.

15 euros -176 páginas
ISBN: 978-84-96959-64-4
http://www.edicionesirreverentes.com/narrativa/RNE.htm

sábado, 13 marzo 2010

Sexto Continente

¡Je, je! SextoContinente.gifPodrás oír mi voz en RNE el domingo 14 de marzo, a las 06h (hora de Madrid) y el lunes 15 de marzo, a las 19h (hora de Madrid) puedes escuchar el programa en Internet, en
http://www.rtve.es/radio/components/radiovivo/popup_radio...

Lo tendras siempre, desde el lunes, a cualquier hora, grabado, en
página

Y muchas gracias a Miguel Ángel por su entusiasmo y energía con la que siempre anda motivándonos a escribir. Más detalles aquí: http://ediciones-irreverentes.blogspot.com/

12:48 Anotado en Entrevistas | Permalink | Comentarios (2) | Tags: radio, libro

domingo, 14 febrero 2010

Afónico

NV-IMP603.JPGHabía perdido la voz y no lograba encontrarla. Le sucedió después de encontrarse con una periodista muy bonita y simpática en un estudio de radio. Cuando ella lo quiso entrevistar, se quedó con las palabras en la punta de la lengua y sin decir ni mu. Tuvieron que improvisar, pasar publicidades, llamar de urgencia a un médico, pero no decía nada. Le golpearon la espalda para ver si era un atoro, sin resultado. Los bomberos vinieron a darle primeros auxilios. Uno muy fornido le dio respiración boca a boca sin éxito. Lo internaron en un hospital de sordomudos. Por la noche cuando apagaron las luces del estudio, todo el mundo se fue a casa y dejaron en el aire un programa nocturno grabado, del fondo de los micrófonos por fin la voz salió y dijo: ¡Che!, estoy sin vos.