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domingo, 30 diciembre 2018

Pupille

Pupille.jpgUna película sobre la adopción desde el momento en que la madre biológica da a luz y decide abandonar a su bebé hasta el momento en que una persona lo adopta y se lo lleva a casa. A veces parece un documental pero es una ficción. Tiene mucha información sobre el proceso de adopción en Francia. Son cosas que uno ha oído pero no ha visto. Hay mucha humanidad, emoción y ternura. Tiene buenos actores. Me impresionó ver la lista de bebés que sirvieron para la película (no se puede decir que actuaron). Está bien armada con escenas desde muchos puntos de vista, lo que tiene que ver con el doble sentido del título francés (pupilo o pupila), y un desarrollo no cronológico interesante. Me dejó pensando en la suerte que uno tiene de haber nacido en la familia que le tocó y de haber podido criar sus propios hijos hasta verlos adultos.

Pupille
Date de sortie :5 décembre 2018 (1h47)
De Jeanne Herry
Avec Sandrine Kiberlain, Gilles Lellouche, Élodie Bouchez
Genre : Drame
Nationalité : français

Synopsis : Théo est remis à l'adoption par sa mère biologique le jour de sa naissance. C'est un accouchement sous X. La mère à deux mois pour revenir sur sa décision...ou pas. Les services de l'aide sociale à l'enfance et le service adoption se mettent en mouvement. Les uns doivent s'occuper du bébé, le porter (au sens plein du terme) dans ce temps suspendu, cette phase d'incertitude. Les autres doivent trouver celle qui deviendra sa mère adoptante. Elle s'appelle Alice et cela fait dix ans qu'elle se bat pour avoir un enfant. PUPILLE est l'histoire de la rencontre entre Alice, 41 ans, et Théo, trois mois.

http://www.allocine.fr/film/fichefilm_gen_cfilm=257881.html

18:16 Anotado en Películas | Permalink | Comentarios (0) | Tags: francia, drama, adopciones

martes, 25 diciembre 2018

Espíritu navideño

NV-IMP1005.jpgEstoy de acuerdo en que la Navidad es importante por el espíritu de familia, de compartir y de estar reunidos sin importar las ideas religiosas. Imagino a los hombres primitivos temiendo que los días no dejaran de acortarse y muriera el mundo de frío en una noche eterna en esta época del año.

De niño a veces pasábamos Navidad en una finca de amigos. Nuestras dos familias eran numerosas. Los padres, la docena de hijos de muchas edades y otros familiares y amigos formábamos un grupo alegre y bullicioso. En esa época del año en el trópico hace calor y no suele llover mucho. El Niño Dios nos dejaba los regalos durante la noche mientras dormíamos. Íbamos a nadar a un río cercano o montábamos a caballo. Había música, baile, bebidas y comida típica. Rezábamos la novena y quemábamos pólvora.

Con mis hijos una vez pasamos una Navidad en las montañas nevadas de Grenoble, Francia, como en esas fotos de invierno que veíamos en Colombia y parecían de mentira. Esa vez me sentí realmente dentro de una de ellas en un pueblo blanco de nieve, con las luces y el frío. De nuevo éramos dos familias de amigos con menos hijos pero sin embargo llegamos a formar un grupo numeroso junto a la chimenea abriendo regalos, compartiendo de nuevo momentos de intercambio familiar y amistoso.

Quizás la más bonita Navidad fue hace ya como veinticinco años. Había llevado a mis hijos a ver un pesebre peruano animado en Ginebra, Suiza. Mi esposa se había quedado en casa preparando la cena. De regreso empezó a nevar y había que subir hasta la falda de la montaña donde vivíamos. El camino parecía más largo y lento. Cuando llegamos a Gex todo estaba de nuevo blanco, silencioso y luminoso como en una Navidad de postal. ¡Felices fiestas!

sábado, 08 diciembre 2018

El cochecito de Rosa

NV-IMP1004.jpgLa vi cuando yo salía del café restaurante La Maison Rose con mi hijo encima de mis hombros. Acababa de hablar con Raymond, el propietario del lugar, una vez más, para continuar de documentarme sobre la historia del antiguo edificio para un libro que me encargó la alcaldía de la ciudad.

Ella subía por la Rue de l'Abreuvoir empujando a su hijo en su cochecito. La reconocí de inmediato a pesar de estar todavía absorto ordenando en mi mente la historia de la casa inaugurada por Germaine Pichot en 1905 como cantina de Montmartre frecuentada por varias generaciones de artistas, Picasso, Modigliani, luego Piaf, Barbara, Aznavour, Nougaro, Brel o Camus.

No sé si ella me había visto y había mirado a otro lado esquivándome o si realmente estaba distraída observando el otro lado de la calle. Quizás yo haya cambiado más que ella físicamente. En todo caso el lugar parece igual que antes lleno de turistas o artistas anónimos que puede que algún día sean famosos pero que ahora nos cruzamos sin saberlo.

Pensé en llamarla e invitarla a tomar algo en nuestro antiguo lugar preferido de encuentros amorosos. Eramos solteros, estudiantes de Bellas Artes. Ella se especializó en decoración y yo en fotografía. Aquí solíamos encontrarnos para soñar con nuestro futuro juntos en la Ciudad Luz. El tiempo parecía detenerse y los proyectos eran maravillosos.

Mi hijo me tiró del pelo y me indicó el parque infantil donde siempre lo llevo a jugar con otros niños. La realidad estaba de nuevo frente a mí. Entonces la dejé continuar su camino para no revivir momentos pasados que no volverán. La alegría de mi niño jugando con arena me recordó el nuevo proyecto que me ocupa e interesa hoy.

21:24 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: ficción, relatos