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domingo, 11 octubre 2009

Terroristas

NV-IMP524.jpgEl fallo del juicio a la peligrosa banda de Las Mismas ha sido pronunciado hoy en el Tribunal Supremo, Sala Tercera. Los años de cárcel para las siete mujeres suman un total de casi un siglo lo que asegurará que las jóvenes delincuentes no estén libres antes de mucho tiempo. Como hemos narrado en estas columnas diariamente en este juicio que ha llamado la atención de la ciudadanía, estas mujeres han atentado contra la vida de inocentes pero afortunadamente sin dejar muertos sino daños materiales y muy pocos heridos. Las pruebas fueron contundentes y el trabajo de la policía, impecable. En solo seis meses lograron infiltrarlas y hacerlas caer en una trampa. Los abogados de la defensa -todas mujeres- trataron de explicar la actuación del grupo como una reacción en defensa de las mujeres y una lucha armada por la liberación femenina. Las Mismas en efecto se dedicaron a poner bombas en sex shops, en burdeles, en almacenes de ropa femenina y artículos eróticos, en joyerías, en boutiques de artículos fetichistas de lujo, en agencias matrimoniales, en agencias de publicidad, en librerías especializadas en libros eróticos y en estudios fotográficos dedicados a la moda femenina.

La belleza de las féminas sorprendió a todo el mundo empezando por el jurado. Los sicólogos tuvieron muchos problemas para definir el perfil de las aprendices del terror. Durante el mes del juicio donde se analizaron sus antecedentes familiares, sus amistades, su medio social a través de muchos testimonios contradictorios, las siete mujeres se mantuvieron en un silencio sumergidas en un mutismo sorprendente. No quisieron contestar a ninguna pregunta. Se quedaban mirando a todos los presentes en la sala con unos ojos de odio impresionantes. Estaban vestidas sin ninguna sofisticación, con pantalones y camisas negras ceñidos al cuerpo, sin maquillaje, con sus cabellos engominados y teñidos de rojo, verde, azul, violeta, amarillo y naranja respectivamente. Sin embargo no lograban ocultar ni sus rasgos tan bellos, ni sus medidas corporales de reinas de belleza, ni sus estaturas imponentes de un mínimo de un metro con ochenta.

Era la primera vez que se descubría una banda terrorista compuesta únicamente de mujeres, todas iguales de malvadas y determinadas. A los policías les costó mucho convencerse de que esas jóvenes, que parecían tan débiles y mansas, eran la chusma más peligrosa y decidida que habían conocido. El ministerio público para evitar acusaciones de machista nombró como fiscales a sus mejores abogadas, todas mujeres, y el jurado también fue compuesto por mujeres de todas las clases sociales y condiciones económicas.

Solo hasta cuando el juez ordenó que todos se pusieran de pie para escuchar el veredicto y que este fue leído completamente, la jefa de la banda (la de pelo violeta) gritó con rabia que ellas seguirían su lucha para que la sociedad no las discriminara, que así como el MLF luchaba para que en los puestos de dirección hubiera igualdad entre los sexos, que los partidos políticos fueran dirigidos por mujeres, que los hombres también se ocuparan de sus hijos y de la limpieza de las casas, que a trabajo igual hubiera salario igual, ellas se ocuparían de darle también el mismo puesto a las mujeres en la parte más baja de la sociedad, la de los malos, la de los tontos, la de los marginados, para que esas franjas de la humanidad no fueran ocupadas solo por varones, que las mujeres también podían ser tan malas y bestias como cualquier macho.

Los periodistas, los policías, los abogados y todos los presentes en la audiencia no podíamos creer lo que estábamos oyendo. El juez ordenó que las sacaran ya mismo y las encerraran en la cárcel de mujeres a cumplir sus penas. De este juicio se hablará en los libros de historia como un hito insospechado en el camino hacia la igualdad de hombres y mujeres.

(c) Desde Madrid, Federico Niño Rico, corresponsal especial para El Espectador de Bogotá.

martes, 22 septiembre 2009

Cambio de estación

NV-IMP510.jpgLa prima Vera se casó con Ño Oto. Tuvieron dos hijos llamados Vera y Erno. Las dos Veras eran calurosas y extrovertidas, sobre todo la pequeña; Oto y Erno al contrario, fríos y callados, especialmente el hijo. Erno se casó con una esquimal de nombre Invi y la pequeña Vera, con un grandulón senegalés llamado No. Dicen que quien siembra vientos, cosecha tempestades y que de tal palo, tal astilla. ¡Quién sabe como resultarán los nietos de esta familia tan peculiar!

17:21 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: adivinanza, juegos

jueves, 10 septiembre 2009

El mundo de Oniros

NV-IMP499.jpgOniros andaba de viaje con su familia en algún lugar de Francia, pero les llegó el momento de regresar a su casa. Tocaba llenar las maletas e ir a tomar el tren. Su esposa e hijas tenían todavía todas sus cosas dispersas en las habitaciones y no parecía que tuvieran prisa de preparar el equipaje. Temiendo que fueran a perder el tren si no se apuraban, llamó un taxi mientras sus mujeres terminaban de empacar. Salieron tan tarde que el tren los dejó y les tocó seguir el camino por carretera.
La ruta estaba muy congestionada con autos, caballos, carretas y hasta peatones y elefantes. Los paisajes franceses se fueron mezclando con paisajes colombianos y ya pronto se encontraron en España. Iban por una recta muy larga con muchos árboles en hileras que los protegían del calor. Llegaron a un pueblo extraño donde la carretera empezaba a subir como si fuera Gex y estuvieran camino del paso de La Faucille allá en lo alto en el Jura francés.
El taxi los dejó cerca de una plaza principal. En el kiosco central había música colombiana y unas marionetas que bailaban al ritmo de cumbias. Descubrieron que los titiriteros eran latinoamericanos. Estuvieron hablando con ellos un rato hasta que supieron que habría un evento literario donde iban a presentar libros y algunos escritores estarían hablando de sus obras y charlando con el público.
Se fueron al lugar anunciado donde había mucha más gente, desfiles de majorettes, puestos de ventas y discursos por altavoces. Por ráfagas, las sirenas de unos carros de bomberos o de la policía no dejaba oír bien lo que decían; la música, tampoco facilitaba la comprensión.
Oniros y su familia se acercaron a un puesto donde los podían maquillar para estar también de fiesta y participar activamente, ya que la gente andaba disfrazada como si fuera el carnaval. La familia se dividió entre la multitud.
Oniros entró solo a la casa u oficina de la editorial que organizaba las actividades literarias. Tenían muchos carteles y publicidades de los libros que estaban promoviendo. El editor estaba medio dormido en un sofá. Era un hombre mayor, casi calvo, de barba gris y más bien excéntrico. Le estuvo explicando de qué se trataba y le contó de un proyecto de publicación de historietas. Muchas personas entraban y salían del lugar. Oniros estuvo charlando con algunos escritores.
Al cabo de un rato volvió a la plaza para ver un concurso de descifrado de códigos entre jóvenes genios matemáticos que parecían más bien piratas informáticos. El animador anunciaba un número muy grande y los concursantes de dos en dos debían encontrar muy rápido pero mentalmente la clave secreta que se escondía dentro. La fórmula hacía intervenir el área del círculo o la longitud de la circunferencia más otras integrales y derivadas. El público observaba y aplaudía con admiración pues en menos de un minuto o máximo cinco, siempre lograban descodificar los datos.
En esas estaban cuando oyó la radio de su despertador que lo sacó de su mundo de ensueños. Luego se puso a pensar en lo curioso que es que las palabras ensueño e insomnio deriven de la misma palabra latina teniendo significados opuestos en español mientras que onírico viene del griego y significa casi lo mismo que el étimo latino de las otras dos. Mientras desayunaba Oniros se dijo que seguramente había tenido otra vez ese tipo de sueños raros por culpa de la llamada que recibió a medianoche y que lo despertó dejándolo sobresaltado.

15:20 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: ficción, sueños