sábado, 09 enero 2010
Polo Norte
La nieve cambia todo el paisaje alrededor. Me hizo pasar casi una hora en el carro camino a casa anoche mientras que en condiciones normales el trayecto dura unos quince minutos. El sueño de niño del trópico de conocer la nieve ya quedó atrás hace muchos años. Sin embargo me sigue gustando ver caer nieve, ver los parques transformados, pensar en la vida en los países nórdicos con noches interminables en invierno y días interminables en verano. Parece que las nubes se calientan cuando producen nieve; es el fenómeno contrario a cuando se derrite pues en este caso absorbe el calor y enfría su entorno. Cuando vi rusos corriendo por las calles de San Petersburgo para comprar y comer helados al final del invierno hace años, me sorprendí mucho; yo tenía ganas de tomar un café o un chocolate caliente y ellos comían helados. Tomar sopa caliente en invierno es un placer que se parece a tomar gazpacho en verano. Pienso en la vida de los hombres prehistóricos en una Europa glacial, pienso en la Edad Media en invierno en un monasterio helado, como en la película El nombre de la rosa. Quiero aprovechar del frío ahora para no quejarme en verano cuando el calor no me deje dormir. Ver la nieve por la ventana disfrutando del calor del cuarto es un espectáculo. Caminar en un parque helado de nieve pero en un día soleado me gusta, pero que no dure demasiado tiempo, a menos que esté muy bien cubierto. Me han dicho que la traducción al español del francés congère es quizás ventisquero o también banco de nieve. Seguro que son palabras que no se necesitan en el trópico, en mi país, aún en las frías noches bogotanas. Lo que lo hace a uno pensar la nieve en invierno.
08:00 Anotado en Naturaleza | Permalink | Comentarios (3) | Tags: nieve, invierno
martes, 05 enero 2010
Paseo de domingo
Menos cuatro grados centígrados, cielo gris, esperanza de sol, ascenso a la montaña, estación de esquí La Vattay, viejos amigos, raquetas, polainas y bastones, vestimenta de invierno, gorro de lana, chaqueta, guantes, gafas, pocos esquiadores y caminantes, charla y esfuerzo, ruido sordo de pasos sobre la nieve, calor corporal gracias al esfuerzo, calorías transpirantes, poca nieve, pero al fin y al cabo nieve, ruta bien señalada, una cabaña al horizonte, hora y media de esfuerzo, descanso merecido, almuerzo de la mochila, vino de bota de cuero como en las corridas de toros, más charla de vacaciones, de hijos, del mundo, de la vida, del deporte, bla bla bla, hora de regresar, de nuevo sobre las huellas de nuestros pasos, buen ritmo de marcha, cielo azul lejos al horizonte, cielo gris sobre nuestras cabezas, dulces de jengibre para recuperar fuerzas, buenos días a los que nos cruzan, un celular que timbra, bla bla bla con los hijos, una última subida, una última bajada, un chalet nos espera, café con tarta y más charla, los problemas del mundo no están resueltos, hora de bajar de la montaña, piernas cansadas, en casa al fin, descanso merecido.
viernes, 18 diciembre 2009
Nieve
Blanca y polvorosa como harina llena las calles, cubre los carros, obstaculiza el tránsito, nos recuerda que el invierno ha llegado, que dentro de unos días las noches serán las más largas del año en estas latitudes, que no debemos quejarnos de calor en verano ni de frío en invierno sino disfrutar del encanto de cada estación, que hay gente que duerme en las calles sin domicilio con temperaturas bajo cero, mientras nosotros tenemos una cama calientita dónde soñar con un mar tropical de arena blanca y sol que achicharra, que un papá Noël del trópico está fuera de lugar, que un árbol de Navidad decorado con algodón para imitar la nieve es un chiste, un chiste va a ser la salida al trabajo temprano en estos días de invierno. Poderse quedar en casa sin sentir el frío, frente a una chimenea, con un buen libro y música de un piano, un contrabajo, una batería como la que oía anoche mientras llegaba la hora de dormir y soñar con nieve en un verano de sueño en algún lugar del sur del sur lejos de Copenhague y de su compromiso imposible y costoso para el planeta tierra. Nieves perpetuas y lejanas de mis volcanes nevados tolimenses, nieves pasajeras de montañas jurásicas de esta zona ginebrina que me alberga y que ya siento mía.
13:38 Anotado en Naturaleza | Permalink | Comentarios (0) | Tags: invierno, frío