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viernes, 11 diciembre 2009

Desde una vitrina

NV-IMP566.JPG¡Mira, mira! Ahí está de nuevo. Desde hace unos días viene a vernos. Estoy seguro de que viene a verme a mí. Pasan tantas personas frente a esta vitrina que ya no les pongo cuidado. Pocos se detienen y miran más o menos distraídamente lo expuesto. Aún menos se aventuran a entrar en la librería para ver las cosas más de cerca; con un poco de suerte, compran algo. En estos malos tiempos hay pocos clientes; casi nadie lee. Todos los libros se parecen. Todo está escrito. La ignorancia reina.

Quizás por eso me he fijado un poco más en los transeúntes. Esa mujer está un poco deschavetada, te lo digo. Primero, estuvo mirándome desde lejos. Poco a poco tomó confianza y empezó a acercarse mucho más observándome fijamente, descaradamente. Me dio un poco de miedo al comienzo. No se demoraba mucho, no decía nada y seguía su camino. A veces se ponía como a esperar que otros peatones se acercaran a nuestra vitrina y los observaba de reojo. Estaba pendiente de dónde iban a posar sus ojos. Si alguno se decidía a entrar, lo seguía. Me he dado cuenta de que viene más a mediodía poco antes de que cerremos o después de que abramos tras la pausa del almuerzo.

¡Mira, mira! Se fija en nosotros, se fija en mí. ¿Sabes? Sospecho que es una mujer angustiada, que está enamorada de mí, que quiere que tengamos éxito. Si pudiera ver mi contraportada, seguro que vería su foto y su biografía explicando cómo y cuándo me escribió, junto a un resumen de la trama, pero como soy un simple libro que tiene ojos en la portada, no en la espalda, unos ojos fríos de un cuadro del rey Carlos V, obligado a contemplar a los viandantes, condenado a tostarme y descolorarme al sol esperando que alguien me compre y con suerte me lea antes de que pase de moda, estoy jodido.

miércoles, 28 octubre 2009

Libros en preparación

NV-IMP538.jpgCorrigiendo las pruebas de dos libritos en los que voy a participar y están camino de la imprenta en Madrid, me encuentro con la frase:

 

«Todas mis amigas […] me dejaban que fuera yo la que mandaba y ordenaba lo que cada una podía o debía hacer».

Me pregunto si debo poner «mandara y ordenara» o dejarla como está. Las dos opciones me parecen bien y los ejemplos que encuentro en Google no me ayudan a decidirme. ¿Habrá alguna explicación gramatical contundente que me permita escoger?

(Aprovecho para agradecer públicamente a mi cómplice literaria Símplemente Yo por los juegos de escritura que hemos realizado en la blogosfera desde hace un par de años pues me han servido mucho como material de base para estos libros que pronto saldrán a la venta. Ya les daré más datos cuando se publiquen.)

jueves, 22 octubre 2009

Dificultades en vivir de una librería hoy en día

NV-IMP532.jpgPasaban una de estas noches en el noticiero de la televisión francesa un reportaje sobre el libro electrónico, pues parece que Amazon va a lanzar en Francia un aparato electrónico que permite la telecarga y lectura de contenido textual muy fácilmente y a bajo costo. Buscando más datos en la red me encuentro con una explicación que relativiza esta información. Por un lado no hay tantos textos disponibles en francés en el formato compatible con el aparato de lectura, los editores franceses no están muy contentos con ese proyecto pues prefieren el formato papel ya que ganan más dinero, los inventores del artilugio se quejan de los impuestos franceses pues el IVA del contenido electrónico es más caro que el de papel, el aparato es caro y no es seguro que esté realmente adaptado al mercado francés y para terminar en el iPhone se puede usar un programa gratuito compatible con ese formato de libro electrónico. Además, en el mismo reportaje, los lectores que estaban comprando libros de papel en una librería no parecían muy interesados en un artilugio electrónico sin alma.

Yo leo mucho en la pantalla del PC; es mi trabajo. No sé si yo usaría un sistema de esos. Tendría que probarlo. No puedo negar que me da curiosidad, pero al mismo tiempo me encantan los libros de papel. Pasar las hojas de un libro oprimiendo un botón no es lo mismo.

Me pregunto cómo hacen los libreros para vivir de ese negocio hoy en día. Supongo que lo que más les da ingresos es la venta de libros escolares. Tampoco conozco las condiciones que obtienen de las editoriales grandes, pero cuando uno deja en depósito un libro le pueden cobrar entre 30 a 40% por el hecho de venderlos en sus librerías. Ya de por sí las compras a través de la Internet les han quitado muchos clientes. Si el libro electrónico llega a tener éxito, ¡serán almacenes en vía de extinción! ¿Cómo será el mundo de la lectura y de los libreros dentro de unas décadas?

http://www.france-info.com/chroniques-nouveau-monde-2009-...