lunes, 29 noviembre 2010
A mitad de viaje
Casi veinte días fuera de casa que parecen más. Lo que ha estado muy presente desde la llegada a Colombia ha sido la lluvia. Casi a diario llueve: chubascos, lloviznas y tormentas se suceden con intervalos de sol. Es natural que haga frío en Bogotá a 2600 m de altitud; lo raro es que no tuvimos calor en la Tierra Caliente mucho más abajo, entre 800 y 1400 m. Muchos campos inundados, derrumbes y damnificados. El vuelo de Ibagué a Bogotá salió con una hora de retraso pues algunos aeropuertos estuvieron cerrados por mal tiempo y el tráfico aéreo se represó. He oído decir que el invierno va a durar aquí hasta enero. Me parece exagerado sabiendo que las previsiones meteorológicas no son fiables a más de diez días.
Agradables reuniones con familia o amigos. Volví a verme con algunos después de 35 o 39 años. Ponerse al día de lo que hemos hecho en tanto tiempo es imposible, pero al menos tenemos una idea de los caminos divergentes, paralelos o a veces convergentes que hemos recorrido. Me sorprendió saber que algunos se han casado y divorciado muchas veces, que otros se han vuelto muy religiosos o al contrario muy materialistas, que otros tienen problemas de salud o han muerto, que ya aparece una nueva generación de nietos. Me dio risa la nueva palabra para mí: «cuchachos»; mezcla de «cucho» y muchacho. Cucho en Colombia es una palabra coloquial que quiere decir persona de edad. Es cierto que ya entre mis amigos hay muchas arruguitas, canas y calvicies (como se dice aquí, están «desentejados»).
Sin embargo este es un lugar lleno de actividad y energía; es el dinamismo de un país joven del Tercer Mundo. La gente se las ingenia para salir adelante como sea, en general con trabajo honrado e intenso. Es una minoría la que se dedica al tráfico de drogas, al paramilitarismo, a la guerrilla o a la delincuencia común. La gente buena y calurosa abunda. Si la riqueza estuviera mejor distribuida, seguro que habría menos corrupción y violencia que es lo que está acabando con este país. Los recursos que se gastan en la guerra contra la guerrilla y el narcotráfico es inmensa comparada con las necesidades básicas de la población. Es un problema viejo, como un cáncer que no se trató a tiempo y ahora es difícil de curar. Ojalá dentro de diez años tengamos un país mejor en ese aspecto.
Hay una campaña publicitaria que dice que el riesgo que tienen los extranjeros al venir a Colombia es el de quedarse. Conozco muchos extranjeros que decidieron radicarse aquí porque se sienten muy bien. La actual esposa de un viejo amigo que es argentina y lleva tantos años aquí como yo en Europa y ahora tiene doble nacionalidad me contaba que ahora ni ella ni su hija se acostumbran a la vida en su país de origen.
Volver aquí de vacaciones es muy agradable, pero no sé si me acostumbraría fácilmente a radicarme definitivamente. Me gustaría compartir mi vida entre Francia y Colombia para aprovechar de las cosas buenas de cada país. El escritor y político Jorge Semprún, que tiene doble nacionalidad española-francesa, decía en una entrevista que oí en la radio en Francia, que se sentía más español en París y más francés en Madrid. Quizás ese sea el castigo de los que nos alejamos tanto tiempo de nuestra tierra natal y terminamos por no ser de ninguna parte o ser ciudadanos del mundo por añorar las cosas buenas que dejamos en el lugar donde no estamos. El lugar ideal donde se encuentre todo lo bueno que hemos tenido o visto en diferentes países es una utopía.
15:25 Anotado en Viajes | Permalink | Comentarios (2) | Tags: colombia
martes, 23 noviembre 2010
Festival Filmar en América Latina 2010
Este año no pude ver muchas películas del festival debido a mis viajes. El fin de semana del 6 de noviembre alcancé a ver cuatro filmes de calidad e interés variable. El país de honor era Colombia. Vi tres películas colombianas y una mexicana.
La que más me gustó fue Alamar, la mexicana, que era como un documental muy bien hecho sobre la vida de un niño hijo de una italiana y de un mexicano cuyos padres viven cada uno en su propio país. El niño vive todo el año con su madre y pasa las vacaciones en una isla con su padre y abuelo. La vida es tan diferente a la que el pequeño tiene en Italia que uno queda impresionado. Hay muchos niños que están en esta situación en el mundo y seguramente el cambio de ir de casa del padre a la de la madre es importante pero nada como la del niño de la película.
La segunda que me gustó fue Ilona llega con la lluvia por ser también diferente a las películas latinoamericanas que uno suele ver. Está basada en la novela epónima de Álvaro Mutis. Es muy literaria, pero bien hecha. Tiene su misterio. Está bien hecha, con buena fotografía y actuación.
La comedia La gente de la Universal me pareció demasiado caricatural. Además el director filmaba a los actores haciéndolos mirar a la cámara de manera exagerada, lo cual me hizo distraer y no poder entrar dentro de la ficción.
Técnicas de duelo es la primera ficción que Sergio Cabrera filmó. Fue interesante, con muy buena ambientación en la época de los años cincuenta, pero con escenas muy largas y sin llegar a explicar la razón del duelo entre los dos protagonistas.
Las dos películas de Sergio Cabrera estaban en DVD de mala calidad. Lástima.
Técnicas de Duelo
Pays Colombie
Langue esp
Durée 1h37min
Casting Frank Ramirez, Humberto Dorado, Florina Lemaitre, Vicky Hernandez
Année 1988
Sergio Cabrera
Un peuple des montagnes de Colombie à la fin des années cinquante. Le maître et le boucher ̧ deux vieux amis et anciens compagnons de lutte contre les plus puissants s’affrontent pour l’amour d’une femme ; c’est un duel mortel qui émotionne toute la population locale. Les autorités se montrent par contre indifférentes devant ce drame, argumentant une neutralité apparente. En 1994, Sergio Cabrera réalise une nouvelle version de ce film «Aguilas no cazan moscas».
Ilona llega con la Lluvia
Pays Colombie
Langue esp
Durée 122min
Casting Margarita Rosa de Francisco, Imanol Arias, Pastora Vega
Année 1996
Sergio Cabrera
Le film raconte l’histoire mystérieuse d’une relation d’amour et d’amitié entre Ilona, une femme libre, et Maqroll le Gabier personnage de toutes les fictions de Alvaro Mutis, de nationalité indéfinie et porteur d’un douteux passeport chypriote, ainsi que Abdul Bashur un aventurier libanais qui s’est éloigné de ses origines bourgeoises.
La Gente de la Universal
Pays Colombie
Langue esp
Durée 126min
Casting Álvaro Rodríguez, Jennifer Steffens, Robinson Díaz
Année 1994
Felipe Aljure
Comédie noire qui se déroule dans la jungle urbaine de Bogotá où chacun veille pour sa propre survie dans un enchainement de trahisons qui se terminent, par la mort. L’ex sergent de police Diógenes Hernández est le propriétaire de « La Universal », précaire agence de détectives privés dont le siège est dans son appartement où il habite avec sa femme Fabiola. Sa femme a une affaire avec Clemente Fernández, neveu de Diógenes et employé de l’agence. L’histoire commence quand Gastón Arzuaga, un mafioso espagnol emprisonné en Colombie engage les services de La Universal pour surveiller sa maîtresse Margarita, une actrice de films porno.
Alamar
Pays Mexique
Langue esp
Durée 75min
Casting Jorge Machado, Roberta Palombini
Année 2009
Pedro Gonzáles Rubio
Pour les vacances d’été, Jorge, un homme d’origine maya, est venu chercher son fils Natan de mère italienne avant qu’il n’accompagne celle-ci à Rome. Le fils partage dès lors le quotidien de son père dans une maison sur pilotis de la mer des Caraïbes. Avec le grand- père, ils partent régulièrement à la pêche sous-marine au-dessus de la deuxième plus grande barrière de corail de la planète, où le père et l’enfant se rapprochent en partageant la culture et le mode de vie paternel. Avec des images splendides, un film sur les relations entre l’homme et son environnement, et sur les relations père–fils.
08:00 Anotado en Películas | Permalink | Comentarios (1) | Tags: cine, festival filmar, colombia, méxico
domingo, 21 noviembre 2010
Nobleza obliga: micronovela
La ida fue en avión. Esa mañana acababa de cumplir veinticinco años, iba a cambiar de vida, quería triunfar para demostrar a su familia que ella era capaz y que no haber terminado una carrera no era desastroso pues el mundo también era para los ignorantes. A ahorrar y enviar dinero para que su madre construyera una casa y para que su hija estudiara por procuración lo que ella no quiso. La primavera florecía.
El regreso fue en barco. Esa noche estaba por cumplir sesenta años; el tiempo había pasado. Su futuro estaba a su espalda. Una vida de altos y bajos transcurrida en un dos por tres. Durante tantos años solo había vuelto cuatro veces por pocas semanas. Entre los escasos pasajeros había un joven que le recordó a ella misma decidida a conquistar el viejo mundo y vencer molinos de vientos. Un joven ecologista etnógrafo que iba a estudiar el modo de vida de los indígenas en el parque Tairona. El otoño estaba por terminar.
El punto de no retorno lo había pasado en el mediodía de su vida cuando cumplió cuarenta y pico. Vio con claridad sus patas de gallo. La montaña rusa de su existencia la había paseado por toda Europa, limpiando pisos, fregando platos, amando por dinero o soñando por encargo. Viviendo en varias capitales europeas, la telaraña de la comedia humana no tenían misterios para ella.
Tras varios maridos y demasiados amantes, unos ricos y aburridos, otros aventureros, apuestos e intrépidos pero menesterosos, todos explotadores de su juventud, belleza exótica e ingenuidad aparente, se dijo que era hora de tomar juicio; dejó droga, alcohol y sus excesos para ver cómo arraigarse en algún árbol genealógico de abolengo para envidia de sus amigas más hipócritas.
Su familia encallada en su tierra natal siempre contaba maravillas inventadas de esa hija única que vivía en Europa codeándose con lo mejor de esas sociedades, pero se callaba las dificultades que en realidad sufría. ¿Para qué darle gusto a envidiosos y chismosos?
Malicia indígena no faltaba, inteligencia no sobraba, belleza todavía quedaba y de experiencia diabólica y maquiavelismo tenía reservas. ¿Cómo entrar al círculo cerrado de la gente de linaje y de éxito? Los chismes de la revista Hola le quedaban fuera de alcance, el mundillo del cine y televisión estaban cerrados, la familia real y la nobleza se movía a alturas inalcanzables, la política no era su fuerte, estaba aparentemente condenada al círculo cerrado y vicioso de los inmigrantes latinoamericanos en la Madre Patria.
Tomando cerveza con tapas en una bulliciosa taberna de la Plaza del Sol tuvo por fin la idea luminosa para realizar su cometido. Se ocuparía de viejitos solitarios madrileños hasta encontrar el que tuviera apellido exótico y escudo de armas reluciente para usurpar su identidad como si fuera un familiar olvidado.
No quería dinero, sino renombre y presunción de grandeza. Al menos tendría un sueldo regular. Regresaría a su tierra natal solo con la gloria de un nombre que diera envidia, que le abriera las puertas de la alta sociedad.
En la bodega del barco llevaba como botín una mudanza completa de muebles antiguos incluyendo retratos al oleo de familiares falsos y claro está escudos de armas con certificados de autenticidad correspondientes. Ya no era la simple Maruja Rivera sino doña María de la Santísima Trinidad Rivera y Dominguín, marquesa de Valdepeñas. Tomaría posesión de una casa colonial comprada por Internet en el centro histórico de Santa Marta cerca al mar. Estaba harta de los fríos inviernos europeos. Lástima que sus padres habían muerto y que su hija se había escapado sin dejar rastro años atrás con un aventurero buscando fortuna en Estados Unidos.
Pasó años cuidando viejitos. Cuando se daba cuenta de que el viejo de turno no tenía suficiente pedigrí, cambiaba de casa. Por fin llegó a la de un señorito de ochenta años, don Alfonso Dominguín de Valdepeñas, que tenía en su sala un árbol genealógico inmenso que remontaba a épocas visigóticas. El hombre no tenía familia, pero sí ahorros suficientes de hombre de negocios aristocráticos. Un derrame cerebral le había dejado medio cuerpo paralizado pero su cabeza funcionaba suficientemente bien para ser autónomo a su manera. Vivía tranquilo en su vieja casa en un ambiente detenido a comienzos del siglo XX. Los promotores inmobiliarios, suspirando por convertirla en un edificio más como los que la rodeaban, ansiaban como buitres la muerte del anciano.
Desde un comienzo Maruja y Alfonso se entendieron. Ella le contaba la historia de su vida o relatos de ultramar de amoríos imposibles. Sus esperanzas de regreso se fueron reduciendo pues don Alfonso recuperaba asombrosamente su salud como si la presencia de Maruja fuera un remedio. Veinte años tuvo que esperar hasta que la víspera de su centenario muriera por fin el viejo noble. Ya nadie en el vecindario se acordaba que era una empleada; pensaban que era un familiar. Aunque sintió tristeza, se alegró de poder por fin recuperar cuados y muebles que él había prometido donarle cuando muriera incluyendo el hermoso árbol genealógico. La sorpresa fue descubrir que el señorito la había nombrado heredera universal de sus bienes materiales y sobre todo de su título nobiliario. ¡Casi se muere!
La llegada a Santa Marta fue menos impactante de lo que imaginaba. Un noble de más o de menos importaba poco para el país revuelto en guerras civiles y problemas económicos. Un periodista pasó a entrevistarla para la crónica social del periódico regional que nadie leía. Sus amigas de juventud se habían muerto o mudado o ya ni se acordaban de ella. El jueguito de dárselas de familia de alta alcurnia terminó por aburrirla a pesar de que la sociedad se interesaba por saber detalles de su vida en España. Entonces decidió una vez más cambiar el rumbo de su vida y se fue a buscar al joven etnólogo a la selva tropical para ver si por fin encontraba sentido a su existencia pasando el invierno de su vida en un medio natural y naturista precolombino.
15:45 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: ficción, vidas