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lunes, 06 junio 2011

Microantología del Microrrelato II

Micro2.jpgTerminé de leer esta antología en la que participé. Son cuentos cortos o muy cortos, desde un párrafo hasta máximo tres páginas. Hay de todo: unos para niños otros para adultos, unos recientes, otros viejos, tan viejos como Esopo o La Fontaine. Naturalmente no todos me gustaron igual. Muy pocos me dejaron indiferente. Si tuviera que elegir uno (qué difícil) me quedaría con El topo y el huevo de Marina Vishnevetskaya. A sabiendas de que ya todo está escrito, vale la pena ver las diferentes formas de tratar los temas.

Creo que este tipo de cuento se presta para motivar a la gente a leer, ya sean jóvenes o viejos, de lengua materna española o no. Un uruguayo que no conocía me compró uno para regalárselo a sus hijas, pero primero iba a leerlo. Quién sabe qué habrá decidido.

Microantología del Microrrelato II
(Narrativa, 84)

«Querido amigo, he hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacer una más corta» —afirmó Blaise Pascal. Qué razón tenía. Hay escritores que dan vueltas en 800 páginas a una misma historia sin despertar emociones y otros en un relato breve, o en un microrrelato, nos hacen sentir, sobresaltarnos, emocionarnos. Estos últimos han sido cuidadosamente seleccionados para formar parte de la Microantrología del Microrrelato II. Como dijo David Lagmanovich los microrrelatos son «cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas que ponen a prueba nuestras maneras rutinarias de leer». No es de extrañar que nuestra vida cotidiana, con la rapidez del consumo, las modas y las tendencias en el arte hacia la búsqueda de lo conceptual y minimalista, preciso y contundente, lleve a los escritores a utilizar formas breves, compactas, y a los lectores a llenar sus aturdidos sentidos en escasos momentos de paz de esencias placenteras. Pero más allá del deseo de estar a la vanguardia lo que valoramos y lo que más nos impresiona en los microrrelatos es la brillantez en su brevedad.

Escrituras de corta extensión aparecen en todos los tiempos. Ya Esopo hizo obras maestras de la narrativa en tan sólo unas líneas; obras que no sólo siguen vivas, sino que continúan siendo insuperables. Algo similar sucede con Chuang Tzu, Heródoto, Platón, Pausanias, Juvenal, Fedro o Lucilio. Oros relatos breves nos llegaron por tradición oral. Reunida la tradición popular y la erudita, en el S.xx, encontramos el relato breve en su expresión más concentrada: el microrrelato, una narración concisa, precisa y de una gran intensidad expresiva, ya que no es un resumen sino una «esencia».

Hijos de esta estirpe son los prestigiosos escritores que reúnen sus obras más breves en este libro: Fernando Savater, Luis Mateo Díez, Joaquín Leguina, Horacio Vázquez-Rial, Fernando Sánchez Dragó, Alonso de Santos, Manuel Hidalgo, Miguel Ángel de Rus, Carlos Augusto Casas o Antonio Gómez Rufo, que se unen a autores como los rusos Anatoly Kudryavitsky, Marina Vishnevetskaya y Roza Husnutdinova, o a los más interesantes representantes de la nueva narrativa española e hispanoamericana, sin olvidar clásicos como Rubén Darío, Ricardo Güiraldes, Ryunosuke Akutagawa, Antón Chejov, Romain Rolland o Isaac Babel, entre otros.

Alrededor de 80 relatos para sentir placeres rápidos e intensos.

15€ - 164 páginas
ISBN: 978–84–96959–76–7
http://www.edicionesirreverentes.com/narrativa/microrrelato2.html

Comentarios

Dos cosas:
1ª) Que hay ahí un listado de autores clásicos que no se caracterizan por sus obras de corta extensión: Herodoto, Pausanias, Platón. A no ser que la referencia sea a alguna anécdota que se narra por en medio de sus obras.
2ª) Para mí el mejor microrrelato no es el del dinosaurio de Monterroso sino uno anterior incluso a los autores de antes y que se encontró en una tablilla babilónica. No creo que fuera escrito con intención de microrrelato pero dice. "Ayer no te vi en Babilonia".

Anotado por: Santiago | miércoles, 08 junio 2011

1) No dudo que tengas razón, pues sé que de eso sabes mucho. Fuera de la Iliada no he leído a ningún clásico griego entero.
2) Esa tablilla babilónica me recuerda los SMS que tanto usamos hoy. De vez en cuando los leo antes de borrarlos. Fuera de contexto algunos me parecen surrealistas o microrrelatos. Recuerdo por ejemplo uno reciente que decía:
- Enciéndeme el horno a 220 besos.
:-)

Anotado por: NV | jueves, 09 junio 2011

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