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domingo, 23 septiembre 2012

Camille Redouble

CamilleRedouble.jpgResultó divertida esta película francesa. El tema no es original, pero sí su tratamiento. Regresar al pasado para ver si se cambia el futuro. En este caso el personaje principal, una mujer cuarentona casi alcohólica que está por divorciarse, vuelve a tener 16 años, a vivir con sus padres ahora muertos y encontrarse con sus amigas de colegio y con su primer amor con quien tuvo su hija. Lo gracioso es que al regresar al pasado toma el lugar que ocupaba ella en ese momento pero con el cuerpo y la memoria de cuarenta años. De ahí que pueda prever lo que va a suceder y trate de cambiar el destino.

El ambiente está muy logrado con los automóviles, preocupaciones, mentalidad y modas de la época. Recordé casas de familia francesas que conocí llegando a Francia. La directora es la actriz principal. La actuación es natural. El final es un poco extraño pues no se sabe muy bien si fue un sueño o realidad a pesar de algunas pistas.

Hace poco estuve viendo fotos de mis amigos de universidad en las que aparecemos jovencitos y vamos envejeciendo con el paso de los años. Un recorrido por treinta y cinco o cuarenta años a través de imágenes de reuniones o de paseos principalmente por Colombia. Es otra muestra del tiempo que pasa.

En esta película la directora se burla un poco de ella misma y de su época. Interesante sin ser excelente. Quizás precisamente porque el tema ha sido tratado muchas veces en el cine, televisión y literatura. Para pasar el rato, reír, pensar y recordar está bien.

Camille Redouble
Date de sortie 12 septembre 2012 (1h 55min)
Réalisé par Noémie Lvovsky
Avec Noémie Lvovsky, Samir Guesmi, Judith Chemla
Genre Comédie dramatique
Nationalité Français

Synopsis : Camille a seize ans lorsqu’elle rencontre Eric. Ils s’aiment passionnément et Camille donne naissance à une fille…

25 ans plus tard : Eric quitte Camille pour une femme plus jeune.

Le soir du 31 décembre, Camille se trouve soudain renvoyée dans son passé.

Elle a de nouveau seize ans. Elle retrouve ses parents, ses amies, son adolescence… et Eric.

Va-t-elle fuir et tenter de changer leur vie à tous deux ? Va-t-elle l’aimer à nouveau alors qu’elle connaît la fin de leur histoire ?

http://www.allocine.fr/film/fichefilm_gen_cfilm=189370.html

domingo, 16 septiembre 2012

Otro cadáver exquisito

NV-IMP819.JPGEso de construir un relato entre varios es un juego viejo. Los niños lo hacen naturalmente cuando inventan personajes y situaciones entre varios y los van haciendo evolucionar. Jugué también con mis hijos cambiando y mezclando cuentos infantiles en los que poníamos a interactuar personajes de cuentos diferentes según nuestra imaginación. En clases de idiomas algunos profesores nos divertían inventando relatos a partir de trozos de frase que cada alumno iba completando sin conocer todo el cuento.

Por lo tanto lo que los surrealistas inventaron en 1925 con el nombre de Cadáver Exquisito fue solo un nombre nuevo y una formalización de un proceso antiguo. En http://fr.wikipedia.org/wiki/Cadavre_exquis definen, en francés, el proceso como una técnica para jugar entre un grupo de personas que escriben o dibujan una composición en secuencia. Cada persona sólo puede ver el final de lo que escribió el jugador anterior. El nombre se deriva de una frase que surgió cuando fue jugado por primera vez por los surrealistas en francés: «Le cadavre - exquis - boira - le vin - nouveau» (El cadáver exquisito beberá el vino nuevo). La regla decía que cada participante daría una palabra de una clase gramatical dada y en la secuencia indicada: sustantivo, adjetivo, verbo transitivo, complemento de objeto directo y adjetivo.

He participado en varios de esos ejercicios literarios con más de dos participantes. La primera vez, en 2002, escribimos entre 24 amigos un relato muy incoherente pero entretenido. Por una lado la regla era muy restringida pues solo se conocía el capítulo escrito por el anterior y por otro no había límite de longitud para cada capítulo. A mí me tocó escribir después de un autor minimalista que había entregado solo un párrafo. Fue difícil seguir la idea tan sucinta.

El segundo intento fue en 2005 con diez amigos de universidad con los que adaptamos la regla para que todos pudieran leer lo escrito por los demás, limitamos la longitud a un mínimo y un máximo y además todos escribíamos en cada entrega intercalando los diferentes relatos. Aquí el problema fue el desequilibrio entre los autores que tenían más costumbre de escribir y los novatos que no pudieron seguir el ritmo del juego.

El tercer intento fue el año pasado con siete autores, estos sí más duchos en la práctica de escritura, y con reglas similares a las del segundo juego. Aquí algunos dejaron de lado muy rápido su participación, pero al final llegamos un resultado original.

Ahora mismo esty escribiendo una novelita con esta técnica junto con trece autores de Ediciones Irreverentes. Estamos por terminar. Esta vez cada autor escribe un solo capítulo y en un plazo de una semana. Empezamos en junio y dentro de poco me toca el último turno. A ver qué resulta. Tengo pensado proponer unos capítulos cortos para completar el cuadro final.

De cualquier manera, me parece muy divertido y creativo. Cuando el tema es de tipo policiaco, uno se siente metido en una investigación real pues no se conoce muy bien las causas ni las conclusiones y todo va quedando abierto. Parte de la gracia es el de ponerle trampas a los participantes que van detrás de uno. Claro que en el ejercicio actual yo soy el último y me parece que va a ser difícil terminar.

domingo, 09 septiembre 2012

El tictac clandestino

NV-IMP818.JPGEn un país lejano, aunque menos lejano que antes gracias a los avances de las telecomunicaciones, vivía hace mucho tiempo un  rey poderoso y tiránico que se aburría en su palacio de oro. Estaba muy molesto de oprimir de la misma forma a su pueblo y furioso de no encontrar nada nuevo para ocuparse y distraerlos. Solo le llegaban de boca de sus espías los lamentos y quejas de lo largo que era su reino, de lo demorados que eran los trámites burocráticos en la administración real, de lo lento que pasaba el tiempo o al contrario del tiempo que no alcanzaba para hacer todo lo que él ordenaba.

La buena idea le llegó de repente: decidió prohibir contar el tiempo para despistar a la oposición y entretener otra vez a su pueblo con peleas estériles.

El rey a pesar de su delirio había ordenado que a nadie en su reino le faltara lo mínimo para vivir, comida y techo, aunque mando a esterilizar a los paupérrimos que eran los que no conseguían ganar un mínimo legal. Así pensaba regular la población y mejorar el nivel de vida de todos.

Años antes había funcionado muy bien cambiar los apellidos de toda la población excepto los de su propia familia, renombrar las calles y poner patas arriba la nomenclatura de todas las ciudades y embarullar todos los libros de historia. Eso dio que hablar durante años y desorganizó al enemigo pero a pesar de todo las protestas y las intrigas volvieron a aparecer como antes.

La idea de detener el curso de las horas le llegó cuando supo que la gente se la pasaba hablando del tiempo, pero no solo del clima, sino de los minutos y segundos.

«¡Qué pérdida de tiempo! Si hubiera forma de abolir las horas, me liberaría de esas críticas y podría durar eternamente en el poder», pensó. Su mandato no terminaría pues su duración oficial no se podría cumplir, los jóvenes nunca llegarían a la mayoría de edad y los votantes se irían muriendo con el tiempo hasta que no quedara ninguno para ejercer la falsa monarquía constitucional. No habría necesidad de hacer más trampas. ¡Genial!

Los científicos se reunieron para tratar de convencerlo. Nombraron una comisión para que le explicara la necesidad de los relojes. Contestó que la naturaleza no tenía relojes y sin embargo funcionaba bien. «¿Cuándo se ha visto a las abejas consultar la hora para ponerse a trabajar?», les espetó. No puso cuidado explicaciones sobre relojes internos que llevarían los animales y las plantas y los mandó a ejecutar de inmediato al paredón.

Confiscó todos los cronómetros, despertadores y relojes de pulsera, detuvo y cubrió todos los horarios visibles en lugares públicos, silenció campanas y carrillones, derribó campanarios, amarró péndulos y vació relojes de arena y clepsidras. Decretó que las computadoras y procesadores electrónicos no debían dejar visibles fechas ni horas en los ficheros informáticos ni en las redes de telecomunicaciones aunque internamente no había más remedio que dejarlos contar los nanosegundos para que funcionaran con sus relojes internos. Eso sí, los calendarios, agendas y almanaques fueron quemados en las plazas públicas y se prohibió su publicación.

Así pensaba ser libre y liberar al mundo para que no pensara más en edades, aniversarios y cumpleaños, ni en cumplir planes o plazos, los transportes serían organizados por computador y automáticamente con horarios variables y aleatorios. La gente iría a trabajar según la luz del sol: más horas en verano y menos en invierno según la latitud de cada ciudad. La gente comería a la hora en que tuviera hambre y no cuando las manecillas del reloj lo decretaran.

Todas las emisiones de televisión y radio extranjeras estarían censuradas para que no llegaran a los oídos de la gente la hora o fecha de ningún país. Los correos electrónicos viajarían todos con la misma fecha y hora, la de la ley presidencial que mató el tiempo. Los sitios internet estaban infiltrados y todas las comunicaciones trucadas para que no se supiera la hora. Nadie llegaría temprano ni tarde a reuniones que solo se podrían organizar de improvisto. El dinero en los bancos no ganaría más intereses pues no habría forma de calcularla. Los ahorros saldrían a circular y a invertirse o gastarse sin límites.

Desde luego floreció un negocio clandestino muy lucrativo: ver un reloj en funcionamiento, escuchar su tictac y comprar minutos de tiempo para disfrutar de la noción del paso de las horas. Comprar un minuto y quedarse viendo las manecillas de un reloj dar vueltas sin parar era lo máximo.

Mientras tanto la gente se fue acostumbrando al nuevo ritmo de vida y terminó gustándole esa existencia sin apuros y sin planes para el futuro. Lo único que existía era el presente.

La oposición creyó que era el momento de darle la estocada final a la monarquía pues ese nuevo orden era el colmo. ¡El tiempo era de todos y no se podía confiscar! No fue fácil organizarse. Imprimieron miles de ejemplares de la obra El rey se muere de Ionesco. Esperaban que la gente tomara conciencia de su situación.

Cuando el rey se enteró de los planes, decidió atacarlos con sus mismas armas. Hizo representar la misma obra en todos los teatros e infiltró en el público actores que estaban a su favor y gritaban: ¡viva el rey y muera Cronos!

Inexorablemente, aunque los relojes no funcionaban, el tiempo terco siguió su marcha y el destino golpeó directo al pecho del soberano con un infarto fulminante que liberó al pueblo de su encierro en el presente. ¡Por fin volvieron a ser libres de la opresión del soberano pero prisioneros para siempre del tiempo tirano que no para!

11:00 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (3) | Tags: tiempo, tiranía, reloj