Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

jueves, 14 marzo 2013

Granada

NV-IMP842.JPGHacía más de treinta años que no visitaba Granada. Los recuerdos se me estaban poniendo borrosos. Me gustó revivirlos y renovarlos. Ahora estuve con mi coro ginebrino para un intercambio coral. Treinta coristas ginebrinos viajamos el fin de semana pasado. Un viaje que reforzó los lazos de amistad entre nosotros y creó nuevos vínculos con los integrantes del coro que tan amablemente nos recibió.

El avión aterrizó en Málaga muy zarandeado por el viento. El recorrido en autobús fue cómodo y rápido. Hasta un cielo roto nos saludó con un aguacero muy fuerte apenas pusimos el pie en suelo granadino. En el Instituto de Enseñanza Secundaria Padre Manjón nos tenían una merienda y vaya merienda. Ahí empezaron las charlas y reconocimiento de caras que el correo electrónico ocultaba. Bien comidos nos fuimos a descansar al hotel que quedaba en el centro o a casas de familia que acogían a una parte del grupo.

Por fortuna el viernes amaneció soleado con un bonito día que se mantuvo hasta la noche. Era lo que necesitábamos para el paseo por la Alhambra. El lugar de encuentro fue la Plaza Nueva que a pesar de su nombre tienen varios siglos de existencia. Un profesor de historia nos explicó cantidad de detalles sobre Granada y España, comparando el arte musulmán, el arte occidental, la sensibilidad, las apariencias externas ante lo efímero de la existencia y otros contrastes de los dos mundos. Bajamos justo a tiempo para comer, seguir charlando e ir a dormir una corta siesta al hotel. Cerramos la noche con una velada en un restaurante con espectáculo flamenco que resultó de muy buena calidad. Los más valientes y fiesteros se fueron de bar en bar hasta llegar abajo pasada la medianoche.

El sábado tuvimos un paseo muy encantador a pesar del paraguas abierto de vez en cuando por el barrio árabe del Albayzín desde donde disfrutamos de unas vistas impresionantes de la Alhambra. Almorzamos en un bar bueno, bonito y barato, nos fuimos a cambiar de traje y a ensayar con seriedad y algo de ansiedad en el Instituto. Para culminar, el concierto en la noche salió bien, lleno de aplausos y un público contento. El coro granadino también cantó y su joven directora nos impresionó con su energía.

La canción que más disfruté fue Con el vito pues fue con los dos coros juntos donde me sentí muy bien rodeado por tanta voz segura. Prolongamos la alegría comiendo tapas en la terraza de un bar un poquito menos lleno que los demás. El frío y la humedad nos empujaron al hotel y el descanso nos cayó muy bien.

El regreso del domingo fue madrugador con paseo a pie con maletas y sueños todavía en los ojos hasta llegar al autobús que nos esperaba en la rotonda Neptuno.

Me traje muy buenos recuerdos. La bienvenida y amistad tan calurosa de tanta gente amable como Jesús, Roberto, Irene, Manolo y tantos más. Los niños de algunos cantantes que nos acompañaron y alegraron aún más los recorridos. El reencuentro con Fabiola que vino a cantar con nosotros desde México. Las charlas alrededor de variadas tapas de pulpo, albóndigas, ibérico y otras viandas regadas de buen vino tinto tempranillo, blanco verdejo con sabor afrutado, variedad de jerez que llaman fino o manzanilla, o simplemente una buena caña fría. El acento tan característico que se asemeja al nuestro, por no distinguir la ce de la ese que además a veces se comen. La arquitectura de la ciudad que no reconocí pues me parece que en mi primer viaje solo paseamos por la Alhambra, los parques y plazas, las calles estrechas y empinadas, las naranjas como farolas enormes colgando de los árboles. Sol y lluvia. La escritura árabe en las paredes de los castillos. El desafío de cantar por primera vez sin partituras. La silla de ruedas y las muletas de Julián nuestro director que tuvo la mala suerte de quebrarse una pierna por culpa del suelo helado de este frío y nevado invierno. Muchos recuerdos más se irán decantando hasta dejarme otra imagen limpia o difuminada de la realidad.

El regreso en autobús fue silencioso en medio de las penumbras del amanecer. Las despedidas en el aeropuerto de Málaga fueron emotivas. Adiós a Mareel y Elisa sin saber si volveremos a vernos pero guardando esa esperanza. Ahora toca terminar de preparar la visita del coro Granadino a Ginebra dentro de un corto mes.

17:55 Anotado en Recuerdos, Viajes | Permalink | Comentarios (0) | Tags: coro, concierto, españa

Los comentarios son cerrados