martes, 08 julio 2014
Petanca
No sé por qué pero siempre he tenido mala puntería. Será falta de práctica o de interés. Me puede pasar en cosas banales como poner un vaso sobre un estante pero golpeándolo sin querer por no calcular bien la distancia con el borde del mueble. De joven jugué fútbol, tenis o basquetbol, sin llegar a destacar principalmente por culpa de ese defecto. En dardos tampoco he brillado ni en tiro al arco o con escopeta, ni en billar.
La semana pasada probé de nuevo con la petanca, un juego de bochas metálicas muy popular en Francia. Se juega en equipos con bolas de unos 8 cm de diámetro decoradas con líneas variadas para distinguir las de cada jugador. El terreno es una pista plana de arena o gravilla, de unos 15 x 4 metros. Gana el equipo que ponga sus bochas más cercanas a una bola pequeña de unos 3 cm de diámetro llamada cochonnet en francés y bolín o boliche en español. Los lanzamientos pueden servir para acercarse al boliche o para alejar las bochas de los contrincantes o acercar las de su propio equipo. Los más diestros pueden lanzar la bocha de manera que caiga en un sitio y no ruede de él.
Es un pasatiempo divertido sobre todo para esta época veraniega. En el centro de Ferney-Voltaire hay un terreno de petanca y un club con muchos miembros. En Suiza se juega el curling que es una especie de petanca sobre hielo. En Colombia lo más parecido es el tejo, un juego indígena que se practica con piedras planas, en terrenos largos y angostos. Aquí lo que más cuenta es llegar a reventar una mecha de pólvora con el golpe de la piedra.
13:34 Anotado en Juegos, Ocio | Permalink | Comentarios (0) | Tags: pasatiempo, deporte, puntería
martes, 01 julio 2014
Moustiers Sainte Marie
Un pueblito pintoresco colgado de la montaña de los Alpes de Alta Provenza desde el siglo V. A pesar de estar protegido naturalmente por acantilados vertiginosos, tiene una muralla protectora desde la edad media. Más arriba del pueblo hay una capilla casi metida en la roca que es monumento histórico nacional francés desde 1921. Sus callejuelas tortuosas lo hacen a uno soñar con esos tiempos lejanos de vida dura en esta región. Desde lo alto, por encima de los techos de teja de barro, se divisan los campos de olivos y pinos. No muy lejos alrededor el campo se pone violeta por la lavanda. A lo lejos se ve un lago artificial creado en 1973 para formar una represa eléctrica; otro atractivo turístico, al igual que las gargantas del río Verdón donde los más deportistas y temerarios se lanzan en canoas sobre aguas color esmeralda. Hoy es el turismo y la cerámica lo que lo hace vivir. En esta época del año está lleno de turistas que la inmortalizan con sus cámaras fotográficas. Desde hace varios años son los turistas chinos los que más resaltan. También hay rusos que se pasean con familias rubias. Los europeos ya no son tan exóticos. Los comerciantes lugareños dicen que viven felices ahí. Son unas setecientas personas. En invierno puede caer nieve una par de veces pero no dura mucho. El clima está suavizado por la cercanía del mar Mediterráneo. Lo más curioso es que un grupo de tangueros se haya venido a pasar una semana en un antiguo monasterio donde tomamos clases con una pareja de bailarines y profesores que nos tratan de despertar las tantas clases y milongas que tuvimos hace años y han quedado olvidadas en nuestros músculos.