sábado, 12 abril 2014
Le monde après Fukushima
Había olvidado comentar esta película que vi durante el reciente festival del cine verde. Se trata de un documental sobre la catástrofe de Fukushima que muestra los problemas que ha causado entre la población que vivía alrededor de la central y critica la falta de comunicación de las autoridades oficiales. Hay algunas imágenes del tsunami, pero en realidad se concentra en entrevistar a persona que fueron directamente afectadas o estuvieron implicadas en las operaciones de emergencia, como por ejemplo el primer ministro japonés.
Me pareció interesante pues lo hace a uno pensar en lo que podría suceder por aquí en caso de un problema de contaminación nuclear. Ya se vio en 1986 lo que pasó con Chernóbil. En esa época yo vivía en París y las autoridades francesas aseguraban que la nube nuclear no había pasado sobre Francia o a lo sumo solamente cerca de la frontera con Italia. Años después se supo que no fue así.
Evacuar millones de habitantes es un enorme problema. Por eso hay que prepararse pero también saber medir el riesgo para no producir pánico innecesario.
Lo malo del documental y del debate que hubo después es que fue muy parcial. No apareció ningún científico que diera su punto de vista contradictorio. Entre los espectadores de la proyección y los invitados, no había quien opinara diferente. Me parece más interesante cuando opiniones a favor y en contra se intercambian. En general los directores de cine documental siempre tienen una opinión que defender y se las arreglan para presentarla a su conveniencia. Eso no es malo, pero sí, querérselas dar de imparcial y objetivo en estos casos.
Le monde après Fukushima
Réalisateur : Kenichi Watanabe
Producteurs : KAMI PRODUCTIONS, ARTE FRANCE
À quoi ressemble la vie des gens deux ans après une catastrophe nucléaire ? Entre résistance et désespoir, triste retour dans la région de Fukushima.
Un dosimètre dérisoire aux carrefours ou accroché au cou des enfants, les renvoie sans cesse au monstre invisible et aux particules tueuses qu’ils tentent de retenir en disposant des bouteilles d’eau aux fenêtres. Dans la région de Fukushima, deux ans après, la vie ou du moins "l’existence" des habitants continue, en intégrant au quotidien la pollution radioactive. Au-delà du séisme et du tsunami, la catastrophe nucléaire a révélé les lézardes d’un système et sa criminelle arrogance. Et tous se souviennent avec effroi de la série d’erreurs et d’atermoiements qui a scellé leur destin, les politiques préférant "minimiser la situation au lieu de réduire les risques".
BOULEVERSANTE IMPUISSANCE
Omniprésente gravité dans le regard, ces familles d’agriculteurs ou de pêcheurs qui s’efforcent désespérément de protéger leurs enfants poursuivent malgré tout leur activité, encadrée par des outils de contrôle. Attachés à leur terre, ils disent leur haine du nucléaire, cette hydre produite par l’homme, que la propagande leur a vendu comme un fleuron de la sécurité industrielle. Une mise en abyme du monde futur, à travers des témoignages bouleversants de vies fracassées, comme celui de cette mère qui a demandé à ses filles de ne pas avoir d’enfants, puisque les victimes sont encore à naître...
Durée : 77 min
08:00 Anotado en Películas | Permalink | Comentarios (0) | Tags: ecología, catástrrofe nuclear, tsunami
domingo, 06 abril 2014
El futuro inesperado
El año 2000, que parecía una barrera infranqueable, empieza a quedar lejos atrás, como el siglo XX. Hoy hubiéramos debido de estar todos viajando en pequeños aviones individuales o teleportados gracias a los artilugios de la ciencia o cocinando con pastillas deshidratadas que se convertirían en platos suculentos en segundos. Los hogares, oficinas, industrias y todo lugar del planeta estarían llenos de robots que como esclavos nos servirían sin cesar. Todo el sistema solar estaría poblado y explorado gracias a nuestras naves espaciales. El mundo sería feliz sin pobreza ni guerras gracias al triunfo del capitalismo o del comunismo. Las únicas amenazas vendrían de los extraterrestres o de asteroides que podrían caer sobre el planeta. La ciencia nos iba a traer la prosperidad. ¡Qué equivocados estábamos!
Adivinar el futuro es más difícil que las previsiones meteorológicas a más de ocho días. Es como describir matemáticamente el recorrido preciso de un papel que uno tira por la ventana; lo único que se puede calcular es la probabilidad de que se encuentre en el piso al cabo de cierto tiempo. ¿Quién hubiera podido predecir, hace más de cuarenta años, que yo estaría hoy aquí escribiendo desde Francia?
Se le atribuye al intelectual francés André Malraux la frase «Le siècle prochain sera religieux ou ne sera pas» (el próximo siglo será religioso o no lo habrá) que es una paráfrasis de esta otra «Creo que la tarea del próximo siglo, frente a la amenaza más terrible que ha conocido la humanidad, será la de reintegrar a los dioses» que está documentada en L'Express del 21 de mayo de 1955. Ni siquiera esa posibilidad parece hoy clara, viendo los resultados de los fanatismos religiosos, sobre todo desde que Al Qaida empezó sus ataques terroristas. Ni el mundo feliz de Aldos Huxley, ni el 1984 de George Orwell han llegado a nosotros.
Se me antoja ponerme un instante en el papel de Casandra y predecir el mundo dentro de veinte o cincuenta años. ¿Catástrofes ecológicas o un nuevo mundo de protección de la naturaleza y armonía entre los hombres? ¿Explosión demográfica incontrolable o decrecimiento económico? ¿Gobiernos dictatoriales, demócratas, monárquicos, oligárquicos, aristocráticos, anárquicos, comunitaristas, globalizados, localizados o tribales?
Mi optimismo y confianza en el ser humano, capaz de lo mejor y de lo peor, y en los recursos de nuestra especie me hacen creer que el mundo será mejor para todos, menos pobreza, menos consumismo, menos materialismo, mejor comunicación, más tiempo libre, mejores condiciones de trabajo, menos desempleo. Los jóvenes de hoy serán los responsables del mundo que nos espera. Cuando veo la actitud de muchos de ellos, siento que lucharán por un mundo más solidario y menos superficial, por un planeta que no sea simplemente un gran basurero, sino el frágil universo donde vivimos y tenemos que proteger. Lo que nos presentan los medios de comunicación me parece exagerado: la crisis, las guerras, las catástrofes. En conclusión, mejor dejar volar la imaginación para escribir relatos futuristas o de ciencia ficción que tratar de adivinar el porvenir.
08:00 Anotado en Elucubraciones | Permalink | Comentarios (0) | Tags: futuro, ciencia ficción
jueves, 20 marzo 2014
Nos veremos ayer
Me pasó hace tanto tiempo que no sé si fue un sueño, lo imaginé o lo leí en un libro, quizás de Borges. A lo mejor hasta yo mismo ya lo escribí y lo he olvidado. Lo cierto es que ayer caí en la cuenta de que ya me había pasado. Fue en mis años de estudiante en un autobús en la mañana camino de mi facultad de ingeniería.
Repasaba mis notas para un examen de matemáticas o computación cuando un señor muy viejo se sentó a mi lado sin que yo me diera cuenta. Supongo que se puso a leer mis libros pues de pronto me preguntó: ¿Estudia ingeniería de sistemas? Me hubiera gustado no contestarle para seguir concentrado en mis problemas, pero por educación, le dije que sí. Empezó a contarme que él había sido un experto en informática, que había sido de los primeros en el país en ocuparse de computadoras, que en esa época las máquinas eran inmensas y difíciles de programar, que tenía que codificar los datos en cintas perforadas, que el lenguaje de programación era ensamblador de muy bajo nivel. Luego me preguntó por las materias que yo estudiaba. Le dije lo mínimo y le pedí disculpas pues tenía que seguir repasando. Por suerte se calló y no me di cuenta cuando se fue. Al llegar a la parada de mi universidad ya no estaba ahí.
Ayer me subí a un autobús que estaba muy lleno de gente. Una joven amablemente me cedió su puesto. Me senté agradecido para descansar de mis pies que me duelen tanto. A mi avanzada edad ya los achaques me tienen quebrantado.
La sorpresa fue ver a mi lado un joven estudiando para un examen de matemáticas o computación. Le pregunté: ¿Estudia ingeniería de sistemas? Le vi la cara de disgusto por haberlo desconcentrado de sus problemas, pero por educación, me dijo que sí. Empecé a contarle que yo había sido ingeniero informático, que había sido de los primeros en el país en ocuparse de computadoras, que en esa época las máquinas eran inmensas y difíciles de programar, que tenía que codificar los datos en tarjetas perforadas, que mis lenguajes de programación favoritos eran PL1, LISP y Pascal. Luego le pregunté por las materias que él estudiaba. Me dijo lo mínimo y me pidió disculpas pues tenía que seguir revisando.
Me callé para no desilusionarlo con su futuro pues estoy seguro de que él era yo hace muchos, muchos años y que por una deformación del espacio-tiempo nos habíamos encontrado una segunda vez o quizás esa misma única vez. Al llegar a la parada de su universidad yo ya no estaba ahí.