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domingo, 07 marzo 2010

Funámbula, noctámbula y sonámbula

NV-IMP618.JPGSe levantó en la oscuridad y tanteando con sus manos se dirigió a la puerta del cuarto. Sus manos tocaron un objeto peludo y caliente que pareció moverse, luego se estrellaron con una pared dura, áspera y fría. Quiso abrir la puerta pero terminó en el armario. Escapando de la ropa sobre su cabeza, por fin siguió tanteando los muros hasta llegar a la puerta del cuarto y salió al pasillo. Ahí entraban pocos rayos de la luna, pero con los ojos cerrados seguía sin ver nada. El gato salió detrás de su ama excéntrica presa regularmente de sonambulismo. Caminaba con los brazos delante. Entró a la cocina, recogió de paso el bastón de su esposo y un paraguas. Salió al balcón, pasó por encima de la balaustrada y caminó por el cable de colgar la ropa con los brazos en cruz equilibrándose con el bastón y el paraguas abierto. Al otro lado se encontró con la ventana cerrada del joven y hermoso poeta vecino que dormía profundamente. Le hubiera gustado comérselo a besos como una vampiresa. Subió al techo por el desagüe del tejado. Arriba encontró a dos ladrones que asustados creyendo era un espanto huyeron del lugar. Estuvo un rato contemplando la luna con ganas de salir volando montada en una escoba. Por fin al cabo de una hora bajó a acostarse junto a su viejo, gordo y aburrido marido que roncaba sin piedad. Su gato guardaría el secreto y ella como de costumbre no se acordaría de nada al día siguiente.

viernes, 05 marzo 2010

De sufijos

NV-IMP617.JPG¿Qué tienen en común las palabras bibliotecario, campanario, becario, temario y disciplinario? Pues el sufijo de origen latino -ario pero con diferente significado, en nuestro caso, profesión, lugar, persona que recibe, conjunto o pertenencia. Las mismas palabras en francés serían bibliothécaire, clocher, boursier, programme y disciplinaire, que no se han formado todas con el sufijo equivalente -aire.

Por eso una palabra nueva formada a partir de ese sufijo, por ejemplo argumentario, nos puede resultar rara ya que la interpretación podría ser:

- la profesión del que se ocupa de argumentos (raro oficio, ¿existirá?),
- el lugar donde están los argumentos guardados o colgados (sería útil ese lugar para ir a buscar algunos en caso de debate delicado),
- la persona que se beneficia de argumentos (un argumento al mes como pago de servicios diversos),
- el conjunto de argumentos de un caso (es un uso real) o
- el adjetivo que se aplicaría por ejemplo a un discurso o a un texto lleno de argumentos (podría ser un curso sobre el tema).

En un foro de Internet he encontrado la siguiente explicación: «¿Qué es un 'argumentario'? Pues, sobre todo en los centros de atención de llamadas, ('call centers' o también centros de atención al cliente) pero vamos también casi en cualquier entorno en el que tengas una fuerza de ventas, se denomina 'argumentario' a un documento, más o menos formal, en el que se describen, normalmente de mayor a menor importancia, los argumentos concretos, las razones, por las que un producto/servicio es interesante para un cliente dado. Es, digamos, la guía que un vendedor debe seguir para conseguir realizar una venta». http://forum.wordreference.com/showthread.php?t=468459

Las estadísticas de Google me dan 44900 páginas en español para argumentario y 483000 páginas en francés para su equivalente argumentaire. En inglés, sin embargo, la palabra argumentary aparece solamente en 7150 páginas y a primera vista como adjetivo.

Curiosa que es la lengua pues el uso va por un lado y la norma corre detrás como peleándose o aliándose o contradiciéndose. Si la palabra pega, algún día entrará en los diccionarios.

12:30 Anotado en Lengua | Permalink | Comentarios (0) | Tags: morfología, uso, norma, traducción

miércoles, 03 marzo 2010

Catástrofes naturales

NV-IMP616.JPGTerremotos, maremotos, tsunamis, vendavales, incendios, inundaciones, derrumbes, inviernos o veranos rigurosos están presentes en las noticias últimamente. No sé si es por la facilidad con que hoy uno se entera de todo, por la publicidad que se le hado desde hace un tiempo al cambio climático o por el pánico que se contagia fácilmente que me he puesto a pensar en este tema más que de costumbre.

Entre los que predicen para ya el fin del mundo (los hubo que nos quisieron asustar al llegar al año dos mil) y los que dicen que todo es exageradísimo y que tenemos mucho tiempo por delante, uno no sabe muy bien dónde está la verdad. Cuando se predice el tiempo localmente, a cinco días de distancia la precisión no es muy buena que digamos. Cuando se predice a un siglo de intervalo, se necesita un modelo matemático del mundo muy complejo. ¿Tenemos datos suficientes para realizar ese modelo?

En estos días un ex ministro francés, Claude Allègre, está promocionando un libro en el que critica lo que él llama la impostura climática. Sin embargo este señor, que es un científico en geoquímica, confía tanto en la ciencia que me parece sospechoso. Según él no hay por qué alarmarse sino ponerse a trabajar para resolver los problemas de hoy que es lo real y concreto. Es tan categórico en sus afirmaciones que no lo puedo tomar en serio.

Tampoco es que crea ciegamente en los ecologista y los que se ganan la vida consiguiendo dinero para sus proyectos científicos adaptándose a los temas de moda. En algún lugar intermedio debe de estar la verdad.