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lunes, 31 diciembre 2012

Scrabble en chino

NV-IMP831.JPGOtra vez yo con mis sueños raros. En el último estaba hablando de juegos y de Scrabble con no sé quién. Le contaba que el juego existía para muchos idiomas pues se trata de la formación de palabras a base de letras. Para los idiomas que no tienen letras, como el chino, todo se complica. La bolsa de fichas tendría que ser muy grande pues el número de ideogramas puede llegar a sesenta y cuatro mil. Es como si en vez de jugar con letras, usáramos palabras y tuviéramos que formar frases en el tablero con un mínimo de sentido. La locura.

Entonces en el sueño se me ocurrió una solución original para poder jugar en chino: cambiar las fichar planas o en una dimensión por dados con un ideograma en cada cara. Así en una bolsa con cien dados, se podrían poner 600 ideogramas. Los ideogramas más comunes tendrían un valor menor y aparecerían varias veces, mientras que los raros serían los de mayor valor y habría solo uno en la bolsa. Para tener en cuenta la gran cantidad de ideogramas del chino, se pondrían muchas caras en blanco para que sirvieran de comodines.

Cuando me desperté, me quedó sonando la idea que podría patentar o vender a Mattel o publicarla con licencia Creative Commons. Claro que no sé chino fuera de ideas básicas de cómo funciona. Para poner a prueba mi teoría, tomé la página web de la BBC en chino y conté el número de ideogramas que contenía. Me salieron 2673 caracteres chinos de los cuáles 816 eran diferentes. El que más apareció en mi caso fue este 国 con 75 ocurrencias, seguido de 中 con 43 y de 英 con 37.

¡Mis 100 dados no darían abasto! Y aunque fueran 200 me quedaría corto. Además el partido se haría muy largo y complicado. Ahora bien mirando el significado de los caracteres que se repetían más de 10 veces en la muestra, me dice Google Translate que el significado es el siguiente:

país (国), en (中), Gran Bretaña (英), nuevo (新), de (的), red (网), personas (人), grande (大), EE.UU. (美), día (日), la o uno (一), más (最), ingresos (收), yuan (元), años (年), grado (度), punto (。), hacer (使), ver (览), discutir (议), olor (闻) y frecuencia (频).

No es de extrañar que la Gran Bretaña aparezca en tercera posición en una página de la BBC, ni que el yuan y los grados estén en los primeros pues también se habla de economía y de clima. Es decir, la muestra no es significativa. Como conclusión, no se puede jugar Scrabble con ideogramas chinos. De cualquier forma, este sueño resultó divertido e instructivo ya que me hizo buscar información sobre el idioma chino y leer páginas interesantes como esta: http://fr.wikipedia.org/wiki/Dictionnaire_de_caract%C3%A8res_de_Kangxi

11:44 Anotado en Juegos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: sueños, scrabble, chino

domingo, 08 julio 2012

Sueños en tecnicolor

NV-IMP810.JPGMi amigo Francisco tiene un cuarto mágico. Vive en la casa de sus padres que ha convertido en residencia de estudiantes. Tiene tantas habitaciones y espacio que todavía le sobra campo para más jóvenes. Se nota que lo estiman, pues el ambiente es muy agradable. La última vez que lo visité lo vi más viejo, pero con el mismo buen humor de siempre. Era un pueblo tranquilo que quedaba a las afueras de la capital, ahora convertido en un barrio más de Bogotá que se traga todo en su expansión.

Estuvimos tomando café y recordando el tiempo de la infancia cuando jugábamos por ese caserón imaginando mundos fantásticos. El cuarto que más me gustaba era uno que ellos llamaban de San Alejo, donde guardaban en un desorden increíble lo que no usaban pero que podría servir, lo que usaban rara vez o muebles que los habían aburrido y estaban guardados para olvidarlos y volverlos a sacar cuando los vieran otra vez como nuevos.

Le pregunté qué habían hecho con todo lo que tenían guardado en ese cuarto de corotos. Me dijo:

  • Ese es el único lugar que está intacto desde que éramos niños. Lo mantengo cerrado con llave. Nadie tiene derecho a entrar, ni siquiera para la limpieza. Poco después de que tú y tu familia se fueron a vivir a Cali, Natalia, mi hermana menor, murió accidentalmente jugando ahí dentro. Fue atroz. Desde entonces, nadie más ha entrado.

Me dejó sorprendido. Le pedí que me dejara ir a ver para recordar nuestros años de infancia en los que jugábamos a los vaqueros, a policías y ladrones, a cazar los gatos de la casa como si fueran tigres, al escondite, a montar en triciclo por los amplios corredores de la vieja casa como si estuviéramos en carreras de fórmula uno. Lo dudó un momento, pero me tendió las llaves diciendo: «aquí te espero».

La puerta muy alta tenía un candado enorme. A esa hora casi no había nadie en casa. Pensé que por falta de uso la llave no funcionaría. Con paciencia la forcé un poco hasta que aflojó. Las ventanas estaban cerradas. Entré en la oscuridad y cerré detrás de mí.

No tuve necesidad de encender la luz. Mis ojos se acostumbraron rápidamente a la tenue luz multicolor que salía de cada objeto. Todo era de colores como fosforescentes. Parecía que tuvieran instalaciones de Navidad escondidas alumbradas por el piso. Curiosamente no noté polvo ni telarañas, pero se oían extraños llantos y risas infantiles.

No se parecía en nada al cuarto que conocí de niño. Ningún mueble viejo, ni maletas, ni baúles, ni pilas de libros, ni ropa colgada a la vista. Lo que llenaba el espacio eran juegos infantiles: muñecos de felpa, animales fantásticos dormidos, soldados de plomo, caballos de madera. Todo parecía vivo; como respirando. Era como ver una ciudad de noche desde lo alto de una montaña.

No tuve miedo. Al contrario, el ambiente difundía una sensación de paz. El cuarto tenía dimensiones más grandes de las que recordaba. Al atravesarlo por completo, vi una ventana cerrada que dejaba pasar la luz exterior por unos agujeros.

La curiosidad me empujó a abrirla. Entraron rayos de sol con mucha fuerza. En lugar de ver el solar o el patio interior de la vieja casa o la calle aledaña, me topé con un panorama de la ciudad de París pero de los años cincuenta. Me encontraba en lo alto de uno de esos edificios típicos parisinos del Sacre Coeur o de Monmartre contemplando los techos plateados, la Torre Eiffel y la ciudad en plena actividad. Parecía sacado de una postal o de una película de época colorizada o en tecnicolor. Tenía toda la pinta de una película de dibujos animados hiperrealista.

¿Qué hacer? ¿Cerrar la ventana, salir corriendo de ese cuarto hechizado y no decirle nada a nadie? ¿Salir por la ventana y dar una vuelta a ese mundo lejano y regresar después a contarlo? ¿Ir a buscar a mi amigo? De nuevo la curiosidad ganó. Salté por la ventana sin mirar atrás.

Ahora estoy en esta ciudad francesa maravillosa viviendo esos años de reconstrucción, de boom económico, de grandes esperanzas y de nuevas ideas. Lo malo es que perdí el camino para regresar a la ventana, para entrar al cuarto de aquella casa. Aquí estoy encerrado en este mundo artificial que parece un dibujo animado y que me está matando.

21:37 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: sueños, fantasía, ficción

domingo, 17 junio 2012

Primera clase

NV-IMP808.JPGEstaba en la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia, listo para dictar mi primera clase del semestre. Era un día de sol. Entré en el anfiteatro. Estaba repleto. No había puesto libre a pesar de lo enorme que era. Los estudiantes me miraban con curiosidad tratando de adivinar quién era ese nuevo profe. Los vi menos jóvenes de lo que imaginaba. En ese momento no tenía muy claro lo que iba a decirles. Ni siquiera recordaba el título del curso.

Me quedé tranquilo mirándolos. Cuando se quedaron en silencio, me presenté y pedí que cada alumno, empezando por los de arriba que estando tan alejados a duras penas distinguía, dijera brevemente, su nombre, sus expectativas con mi clase, lo que más les gusta hacer en la vida y los proyectos para el futuro.

Eran tantos que a mitad de clase solo había hablado una minoría. Al rato un grupo se levantó y salió sin decir nada. Pregunté qué pasaba. Uno de los de adelante contestó que seguramente habrían salido para entregar documentos que les pedían urgentemente en la administración y otros quizás se habían aburrido y cambiarían de curso.

Para acelerar el ritmo, ya que la hora de clase estaba por terminar, pedí a todos que me enviaran por correo electrónico un resumen de lo que habían dicho o hubieran querido decir.

Cuando estaba a punto de escribir mi dirección electrónica en el tablero, me desperté. Estaba en mi cama en Ginebra, Suiza, a miles de kilómetros de distancia de todo eso que se desvanecía de mi memoria.

Durante el camino al trabajo esta mañana estuve pensando en las razones de ese sueño de anoche. ¿Sería por un texto que leí sobre los cambios en las universidades que ahora prefieren la cantidad a la calidad o por una conferencia que tengo que dictar en octubre y no he empezado a escribir ni preparar? Lo cierto es que cuando encendí mi PC en mi despacho y me puse a leer el correo electrónico me encontré con mi buzón lleno de mensajes con resúmenes de lo que contaron mis estudiantes en el sueño y no sé cómo llegaron hasta mí. Ahora tengo que decidir si los contesto ya mismo o si espero a esta noche para hablarles directamente en mi sueño que espero continúe o se repita y para que me expliquen cómo hicieron para escribirme.

08:00 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: sueños, ficción, universidad