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sábado, 31 octubre 2009

Director de orquesta

NV-IMP541.jpgMe gustaría ser músico en una orquesta dirigida por Gustavo Dudamel. Me da la impresión de que se divierten mucho. Me encanta la alegría y energía con la que las dirige. Parece que la orquesta fuera un solo cuerpo de un gigante que respira animado por la batuta. Además las obras que escoge son muy agradables. Pero claro, como no soy músico, es un sueño imposible.

Me gustaría ser miembro de un equipo de programación de un sistema enorme y original en el que participaran los mejores informáticos del mundo. Poder encontrar soluciones geniales e ir construyendo poco a poco un sistema que parezca respirar al ritmo del teclado o de los mensajes electrónicos. Pero claro, como no estoy trabajando en una gran empresa de ingeniería de software, ese sueño no lograré realizarlo.

Me gustaría tener mucho tiempo libre, dormir poco, soñar mucho despierto y dormido, trabajar sin sueldo en empresas culturales de creación literaria, teatral, cinematográfica o de juegos de mente para que la gente se encuentre, hable, se divierta y olvide sus problemas. Pero claro, como el día tiene solo veinticuatro horas de las cuales paso la tercera parte dormido, otra tercera parte trabajando y de tiempo verdaderamente libre no me queda mucho, tocará dejarlo en veremos.

Me gustaría tener el don de la ubiquidad y poder compartir la vida con todas las personas que he conocido y querido en esta vida y que ahora están lejos de mí y yo de ellas, pues el correo electrónico aunque reduce la distancia no reemplaza al encuentro real. Pero este cuerpo limitado de sesenta y pico kilos de peso no tiene sino dos ojos y un corazón que miran y palpita solamente aquí y ahora.

En fin, me gustaría que este instante, en el que escucho la orquesta filarmónica de Berlín dirigida por Dudamel tocando el tango A fuego lento de Horacio Salgán, tengo en la cabeza dos días fresquitos de programación informática por digerir, tengo un poco de tiempo libre que estoy consumiendo y saboreando, tengo un teclado a mi alcance para escribir estas bobadas y una web disponible para colgar el resultado y tocar con los pixeles a una ínfima parte de los ojos y cerebros y corazones de la gente que va a leerlo y que ya por ese simple motivo aunque estén lejos los siento cerca, fuera eterno.

08:00 Anotado en Ocio | Permalink | Comentarios (1) | Tags: tiempo, ubicuidad, sueños, música, deseos

jueves, 10 septiembre 2009

El mundo de Oniros

NV-IMP499.jpgOniros andaba de viaje con su familia en algún lugar de Francia, pero les llegó el momento de regresar a su casa. Tocaba llenar las maletas e ir a tomar el tren. Su esposa e hijas tenían todavía todas sus cosas dispersas en las habitaciones y no parecía que tuvieran prisa de preparar el equipaje. Temiendo que fueran a perder el tren si no se apuraban, llamó un taxi mientras sus mujeres terminaban de empacar. Salieron tan tarde que el tren los dejó y les tocó seguir el camino por carretera.
La ruta estaba muy congestionada con autos, caballos, carretas y hasta peatones y elefantes. Los paisajes franceses se fueron mezclando con paisajes colombianos y ya pronto se encontraron en España. Iban por una recta muy larga con muchos árboles en hileras que los protegían del calor. Llegaron a un pueblo extraño donde la carretera empezaba a subir como si fuera Gex y estuvieran camino del paso de La Faucille allá en lo alto en el Jura francés.
El taxi los dejó cerca de una plaza principal. En el kiosco central había música colombiana y unas marionetas que bailaban al ritmo de cumbias. Descubrieron que los titiriteros eran latinoamericanos. Estuvieron hablando con ellos un rato hasta que supieron que habría un evento literario donde iban a presentar libros y algunos escritores estarían hablando de sus obras y charlando con el público.
Se fueron al lugar anunciado donde había mucha más gente, desfiles de majorettes, puestos de ventas y discursos por altavoces. Por ráfagas, las sirenas de unos carros de bomberos o de la policía no dejaba oír bien lo que decían; la música, tampoco facilitaba la comprensión.
Oniros y su familia se acercaron a un puesto donde los podían maquillar para estar también de fiesta y participar activamente, ya que la gente andaba disfrazada como si fuera el carnaval. La familia se dividió entre la multitud.
Oniros entró solo a la casa u oficina de la editorial que organizaba las actividades literarias. Tenían muchos carteles y publicidades de los libros que estaban promoviendo. El editor estaba medio dormido en un sofá. Era un hombre mayor, casi calvo, de barba gris y más bien excéntrico. Le estuvo explicando de qué se trataba y le contó de un proyecto de publicación de historietas. Muchas personas entraban y salían del lugar. Oniros estuvo charlando con algunos escritores.
Al cabo de un rato volvió a la plaza para ver un concurso de descifrado de códigos entre jóvenes genios matemáticos que parecían más bien piratas informáticos. El animador anunciaba un número muy grande y los concursantes de dos en dos debían encontrar muy rápido pero mentalmente la clave secreta que se escondía dentro. La fórmula hacía intervenir el área del círculo o la longitud de la circunferencia más otras integrales y derivadas. El público observaba y aplaudía con admiración pues en menos de un minuto o máximo cinco, siempre lograban descodificar los datos.
En esas estaban cuando oyó la radio de su despertador que lo sacó de su mundo de ensueños. Luego se puso a pensar en lo curioso que es que las palabras ensueño e insomnio deriven de la misma palabra latina teniendo significados opuestos en español mientras que onírico viene del griego y significa casi lo mismo que el étimo latino de las otras dos. Mientras desayunaba Oniros se dijo que seguramente había tenido otra vez ese tipo de sueños raros por culpa de la llamada que recibió a medianoche y que lo despertó dejándolo sobresaltado.

15:20 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: ficción, sueños

viernes, 04 septiembre 2009

Viaje a Marte

NV-IMP493.jpgA veces tengo sueños raros. Esta semana soñé que llegaba a mi oficina y descubría que a todos nos habían cambiado de despacho y claro, no encontraba a mis colegas. Anoche soñé con un viaje a Marte. Sabía que iba en una nave espacial hacia un planeta, creo que era Marte, pero no era inhóspito como el planeta que conocemos del sistema solar, sino muy parecido a la Tierra. No me acuerdo si iba solo o acompañado. Sentí la entrada en la atmósfera y luego ya estaba caminando por el suelo como en un bosque de montaña en los Alpes. Estaba preocupado en lo que me iba a pasar si me encontraba con un marciano. Apareció una joven rubia que parecía sueca o polonesa. No sabía qué decirle ni si nos íbamos a entender. Me preguntó de dónde venía. No sé en qué idioma hablamos, pero le contesté que acababa de llegar del planeta Tierra y le señalé el cielo. Le pareció muy natural y me contó que hacía unos decenios había llegado desde la Tierra un grupo de humanos a conquistar ese planeta, que habían enviado tres mujeres por un hombre y que habían logrado adaptarse y reproducirse rápidamente. Creo que en ese momento el despertador me hizo aterrizar en mi cuarto y me levanté desvaneciéndose mi sueño. A veces tengo sueños raros.