domingo, 09 febrero 2020
L'Esprit de famille
No me convenció esta comedia francesa a pesar de tener buenos actores y estar bien filmada en una bonita casa de campo al borde del mar. El tema de fondo es la pérdida del padre y los recuerdos e implicaciones que trae este acontecimiento a toda la familia. El más afectado es Alexandre, uno de los hijos, que ve el espíritu de su padre y dialoga con él sin que nadie más se dé cuenta. Para los demás este hijo se está chiflando. Tiene algunas escenas cómicas, pero me pareció largo y hasta repetitivo.
Es cierto que cuando uno ya ha perdido a sus padres tiene momentos en los que quisiera dialogar con ellos, pero ya es muy tarde. Por eso hay que aprovechar el tiempo cuando están vivos. También me sentí identificado con esos momentos en los que uno está concentrado haciendo algo y habla con los demás sin darse cuenta, sin poner atención. Hoy pasa algo parecido cuando la gente está pegada de sus teléfonos celulares y se aísla del entorno.
L'Esprit de famille
29 janvier 2020, 1h38, Comédie
De Eric Besnard
Avec Guillaume De Tonquédec, François Berléand, Josiane Balasko
Nationalité Française
Synopsis : Alexandre s'embrouille une nouvelle fois avec son père Jacques. A priori, il ne devrait pas, car ce dernier vient de décéder, mais Jacques, ou plutôt son esprit, est bien là, à râler à ses côtés. Et comme Alexandre est le seul à le voir et donc à lui parler, sa mère, sa femme et son frère commencent à s’inquiéter de son étrange comportement.
martes, 13 septiembre 2016
Escritura automática
Será porque soñé que tenía alzheimer y no reconocía a mis interlocutores o porque acabo de oír una música de flauta andina o porque he estado manipulando más de un millón de palabras válidas en scrabble español y francés. No lo sé. Para escaparme de esas realidades o surrealismos extraños se me ha ocurrido escribir todo lo que se me ocurre en este momento sin dejar (en la medida de lo posible) que las inhibiciones me impidan poner algo en este teclado. El director de orquesta Currentzis es un personaje muy extravagante. De origen griego, estudió dirección en San Peterburgo con los mejores profesores del conservatorio y ahora dirige la orquesta filarmónica de Perm donde aplica sus ideas con una mano férrea. Tengo que estudiar ruso par prepararme a las clases que comienzan la semana entrante. Voy a salir con un chorro de babas. Me inscribí a demasiados MOOC al mismo tiempo: datos masivos, cambio climático y datos cuenta cuentos. También soñé que tenía una orgía con unas jovencitas muy hermosas. La papa fue «creada» por los Incas hace muchos años y ahora es uno de los alimentos que más se consume en todo el planeta. Me sorprende que a estas alturas del mes de septiembre tengamos temperaturas de más de treinta grados centígrados y no llueva desde hace varios días. Estamos compartiendo el clima de España que nos envía un anticiclón de manera persistente y testaruda. «Ojos que no ven, corazón que no siente», decía alguien anoche mientras conversábamos con un grupo de amigos en un restaurante etíope confrontando nuestros puntos de vista sobre la fidelidad, la poligamia, la poliandria, el matrimonio y no sé qué más. Las samusas vegetarianas estaban deliciosas con su salsa picante que tanto le gusta a Matea. Ella dijo que iría y al final no fue. Será otra vez. Vaya. Nada que me contestan de las editoriales que contacté para publicar mis libros en Francia o Colombia. Toca ser muy paciente. Mejor olvidar. ¿Qué tal que haya ganado la lotería y sea rico sin saberlo? Mejor no ganar y no tener nuevos problemas. Mejor no jugar para estar seguro de no ganar. Ya va siendo hora de irme a acostar. Tengo sueño. Espero no volver a soñar que tengo alzheimer, pero sí con las jovencitas sensuales.
22:36 Anotado en Elucubraciones | Permalink | Comentarios (0) | Tags: recuerdos, automatismos
viernes, 20 agosto 2010
Ese símbolo del ahorro
Tiene varios nombre: alcancía, hucha, ladronera, cepo, cepillo, cofre y no sé qué otros más. Lo cierto es que sirve para guardar dinero de a poquito y cuando está llena tiene uno para alguna compra importante. Una de mis hermanas compraba unas alcancías de barro grandes en forma de cerdo y las iba llenando con monedas. El día que decidía romperla le ayudábamos a contar la plata recaudada haciendo pilas de a diez o veinte monedas del mismo valor. Ahí aprendí que no debía poner billetes con monedas pues terminan destrozados. A mí, estando pequeño, me regalaron una de madera muy bonita pero nunca llegué a llenarla por sacar las monedas por la rendija a un ritmo más rápido que para meterlas. En un pub de Ferney tienen un botellón de vidrio para poner monedas con el fin de recoger fondos para una asociación que ayuda a minusválidos. Para contribuir a llenarla hacen una rifa que gana quien adivine el total recolectado o quien se acerque más al valor. En una mudanza recuerdo que los empleados que ayudaron a preparar las cajas nos dieron una alcancía de uno de mis hijos pues no quisieron hacerse responsables de llevar dinero. Supongo que estaba en el contrato aunque la alcancía era pequeña y tenía pocas monedas. En Francia hay una asociación que recolecta las monedas amarillas, es decir de menor valor, para ayudar a una obra caritativa; para eso entregan alcancías de papel que uno llena voluntariamente y a su ritmo. Ahora ya no me acuerdo por qué me puse a escribir sobre este tema. ¿Será que estaba pensando en llenar una alcancía de barro para comprarme algo dentro de unos meses? ¡No sería mala idea!
08:00 Anotado en Elucubraciones | Permalink | Comentarios (0) | Tags: ahorro, recuerdos, monedas