Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

jueves, 17 septiembre 2009

Ecos del silencio

NV-IMP505.jpgDeja que tus ojos y oídos cuenten lo que el tiempo no te deja. Déjalos desempañar y destapar como puertas y ventanas abiertas al sol antes de que el otoño frío ayude al tiempo egoísta a desvanezcer a la memoria. Comparte esas buenas ideas para recalentar el aire.

miércoles, 16 septiembre 2009

El nombre de la cosa y no de la rosa

NV-IMP504.jpgHay cosas que tienen muchos nombres en nuestro idioma. Nombres que en un lugar del mundo hispanohablante son casi inocentes o muy formales y en otros, pueden ser malsonantes o vulgares
Un lingüista ruso me comentó hace años que había nombres que proliferaban por causa de las supersticiones. No era bueno nombrar las cosechas por su nombre para que no se fueran a dañar, tampoco a los niños ni a los animales domésticos para evitar que les cayera una maldición. Por eso, según él, entre las lenguas latinas existen muchos nombres con etimologías diferentes para ciertas cosas y hay muchas otras que se conservan casi idénticas a través del tiempo y de las lenguas y dialectos.
No sé si pasará lo mismo con el nombre del sexo o si es más bien por pudor que se han inventado tantos sinónimos.
En el diccionario VOX encuentro más de veinte para el masculino (aparato, caoba, carajo, chorra, choto, cipote, cola, falo, minga, minina, nabo, pájaro, picha, pichula, pico, pija, pijo, pilila, pinga, pito, polla, rabo) y unas cinco para el femenino (almeja, conejo, raja, vulva, zorra). Supongo que es lo mismo en todos los idiomas.
Estas reflexiones me vinieron a raíz de una discusión en un foro de debate sobre el idioma en el que se trató el uso de la palabra churumbel (que quiere decir niño y que yo no conocía) y de la palabra churumbelo (que quiere decir cachivache y resultó ser un colombianismo).
Yo había explicado que churumbelo es el nombre que uno le da familiarmente a un garabato, a un chuzo, a un alambre o a una cosa difícil de identificar que también llamamos vaina.
Luego se comenta que en el diccionario etimológico de Corominas para hablar de churumbel remite a chirimía, y después de explicar lo que es (una flauta de caña) y que se deriva del francés chalemie, caramela, charumbela, chalamelle... del latín calamellus, dice:

[...] De churumbela, pasando por el sentido figurado de 'pene' se ha llegado a 'niño, muchacho', que tiene churumbel, voz andaluza y agitanada...
[...] caló churumbelo, 'hijo', compárese el castellano. gaita 'pene', italiano jergal y dialectal pivo 'niño' (de piva, 'gaita', 'pene', latín pipa)...
También en el Corominas hay una explicación, en la voz chirimbolo:
Cachivache, voz popular y afectiva de origen incierto; sale probablemente de chirumbela, churumbela, chirimía, con influjo de carambolo (enredo); es posible que también hubiera contaminación semántica de chambariles (trastos, cachivaches)...
Claro que la idea de caña o de algo longitudinal está en el churumbelo colombiano del que yo hablaba. Le pregunté a mi esposa y llegamos a la conclusión de que un churumbelo no es necesariamente algo rígido sino que por ejemplo podría ser una tira o cinta de tela que cuelga de un vestido. Curioso. En Colombia tenemos también una fruta que se llama carambolo, pero no le veo relación al nombre, en ese caso, con cachivache, a menos que sea por la forma extraña que tiene.
Evidentemente, como esto fue tema de un foro sobre el idioma, una amiga participante se reventó de la risa al leer con doble sentido mis comentarios y los de mi esposa. Nótese sin embargo que, si no me equivoco, ni churumbelo ni carambolo son nombres de la cosa. ¡Aunque nunca se sabe!

martes, 15 septiembre 2009

Comienzo de curso

NV-IMP503.jpgEsta semana el ritmo de mis actividades se acelera. Hoy por ejemplo comencé las clases de árabe que son dos veces por semana, es decir un total de tres horas. Tenemos profesora nueva. Una señora egipcia simpática y sería en su trabajo. Me ha dejado una primera buena impresión. Somos tres alumnos, los mismos que terminamos el curso anterior en mayo. Temía que no nos dieran clase este año por falta de alumnos o que me pusieran en un nivel que no me corresponde por falta de un grupo adecuado, pero no.
Lo malo es que estos meses de verano se pasaron volando y apenas abrí el libro un par de veces. Lo bueno es que no se me había olvidado todo y hoy pude entender lo que decía la profesora, contestar preguntas, leer en voz alta y escribir. Nadie me obliga a tomar estar clases; me alegro que me guste aprender. Evidentemente ahora me cuesta más trabajo pues no me queda mucho tiempo libre y la cabeza no está tan fresca como cuando estaba joven. No sé hasta qué nivel lograré llegar. Por el momento tengo ganas de perseverar lo máximo.
Hoy también volvemos a reunirnos regularmente con el club de scrabble. Hemos fijado un día adicional de la semana para jugar en español. Los martes por la noche y los jueves a mediodía, será en francés; los miércoles, será una velada larga en español: tenemos planeado empezar a las cinco y media en mi trabajo, para después ir a comer al Paddy’s Pub en Ferney y seguir jugando como de costumbre.
El coro de los lunes ya empezó hace tres semanas. Estamos preparando un concierto que tendremos el 10 de octubre. Menos mal que ya no formo parte de las juntas de dos asociaciones de cine que me ocupaban muchas horas.
El que mucho abarca poco aprieta, dice el dicho. A veces me pregunto cómo sería mi vida si no tuviera todas estas actividades fuera de mi trabajo (que ya de por sí me ocupa ocho horas diarias). ¿Saldría para la casa temprano, me pondría a ver televisión o a leer o a cocinar o a viajar por la Internet? ¿Escribiría más? ¿Me acostaría más temprano y me levantaría más tarde? No lo sé. Supongo que el tiempo pasaría menos rápido.

13:01 Anotado en Lengua | Permalink | Comentarios (2) | Tags: clases, árabe, idioma, pasatiempos