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domingo, 06 diciembre 2020

Tieso como un pollo congelado

NV-IMP1026.jpegEl paciente acababa de abrir los ojos en su habitación de la clínica neurológica. La enfermera que pasó a verlo llamó de urgencia al médico especialista. Este llegó muy rápido, lo auscultó, sonrió y se sentó a explicarle la situación.

«En medio de todo ha tenido suerte. Hace un siglo lo hubieran podido enterrar vivo. Su esposa me llamó a tiempo. Lo encontró una mañana completamente tieso, pálido y sin signos vitales. Desde que usted sufrió ese accidente de alpinismo en el que quedó colgando de una cuerda en el vacío a cientos de metros de altura y tuvo que esperar así durante horas que vinieran a salvarlo, su estado síquico quedó muy trastornado. Fue una emoción demasiado grande. ¿Se acuerda? Hemos avanzado mucho en el tratamiento de ese choque. Mis sesiones de sicoanálisis y de hipnosis lo han sacado poco a poco de esa depresión que sufrió. Los electroencefalogramas que le he realizado dan resultados cada vez mejores. Sin embargo, temía que sufriera un ataque repentino. Por eso le dije a su esposa que me llamara de inmediato a la hora que fuera si pasaba algo grave. Precisamente el electroencefalograma que le practiqué de urgencia mostró actividad cerebral. La inyección de relajantes musculares fue sacándolo de ese profundo estado hasta su despertar reciente. ¿Cómo se siente? ¿Puede hablar? ¿Qué recuerda?», preguntó el siquiatra neurocirujano.

El hombre apenas se movía. Pidió agua. La perfusión le hacía doler el brazo.

«Me siento mejor, doctor, aunque muy cansado. Fue una pesadilla muy fuerte la que tuve. Reviví mi accidente. Desperté sin poder abrir los ojos. Oía todo, pero no podía reaccionar. Mi esposa gritaba sin saber qué hacer. Quizás fueron sus gritos los que me despertaron. Yo quería decirle que lo llamara a usted, pero me sentía rígido cómo un pollo congelado. Fue horrible. Por suerte estoy vivo. ¿Cómo se llama lo que sufrí?»

«Catalepsia, pero no se preocupe, se recuperará», concluyó.

viernes, 17 julio 2020

Solo patos

NV-IMP1022.jpgEl viaje fue muy largo, más de ocho mil kilómetros. Algo dormí durante el vuelo, pero tuve pesadillas. Soñé que estaba en un mundo de gente con mascarillas, que solo salía a comprar comida, teletrabajaba en casa, no hablaba con nadie, vivíamos confinados en pequeños estudios sin vista a la naturaleza, solo edificios alrededor. Cuando aterrizamos, conté mi pesadilla a mis compañeros. Todos se rieron. Sin embargo, la ciudad había cambiado. Estaba silenciosa, no había carros en las calles, el aire era respirable, se oía el canto de los pájaros. Nos sentimos muy muy contentos, pues podíamos caminar por todas partes sin peligros. Para nosotros, un grupo de patos migratorios, era el paraíso. Un mundo sin humanos. ¡Maravilloso!

viernes, 03 julio 2020

Cuentos del coronavirus

NV-IMP1024.jpegMe acaban de llegar unos ejemplares de este libro en donde aparecen unos microrrelatos míos. Son relatos relacionados con el coronavirus o escritos durante el confinamiento. Se puede conseguir por la internet a través del enlace que pongo aquí abajo, pero quien quiera comprarme alguno con una dedicatoria personal por la módica suma de 12 euros, que me avise por favor para reservárselo.
http://www.edicionesirreverenteslibreria.com/CUENTOS-DEL-...