sábado, 27 julio 2019
Bumerán
El dueño del Hotel Boomerang nos contó que esa mañana había mercado callejero en Selçuk. El reloj nos mostró que teníamos tiempo de vagar antes de seguir nuestro viaje por carretera. Atravesamos la Avenida Atatürk y nos adentramos por las calles aledañas donde terminaban de montar los puestos de venta de todo tipo. Primero, las ollas de cobre, antiguedades, monedas, máquinas mecánicas de escribir, narguiles, bagatelas. En seguida, ropa de algodón, camisas, pantalones. El sol me invitaba a comprar un sombrero para proteger mi cabeza calva. El vendedor se acercó hablándome en turco y sin entender mi inglés. De la pila de cachuchas sacó algunas que juzgó eran de mi talla. El quejumbroso canto del muecín empezó su llamado a la oración desde la mezquita vecina. El nivel de ruido bajó un poco mientras muchos vendedores y viandantes oraban con las palmas de la mano hacía el cielo incluyendo mi vendedor. Verifiqué que mi sombrero era fabricado en Turquía y me quedaba bien. Busqué un regalo para mi nieto. Vi muchos juguetes de plástico, pero nada interesante. De pronto encontré unos autos rojos con la bandera turca en el techo. La joven vendedora, vestida a la moda occidental con el pelo suelto y pantalones apretados, se acercó a ayudarme. Ese podría ser un buen regalo, pero no, era hecho en China. Más adelante los aromas de especies me llenaron la nariz. Los colores eran una verdadera paleta para un pintor impresionista. Junto a ellas estaban las frutas secas. Busqué de vista al vendedor para comprarle unos albaricoques pasos. Se acercó una mujer, vestida de negro de pies a cabeza con apenas una rendija en la cara desde donde sus ojos claros me miraban con insistencia. Era otra compradora, pero esos ojos se me quedaron grabados en la memoria y su imagen vuelve a mí regularmente como materializando el nombre australiano del hotel donde nos alojábamos.
jueves, 11 abril 2019
Emotional shock
The nurse just left saying the doctor will come soon. I don't know what I'm doing here. In my camera there are photos of a pub called 'Virgins and Castle'.
I was taking pictures in Kenilworth for a magazine who asked for images of old pubs. As in that place there was one opened in 1563, I went through the streets following the path I had traveled years ago to find, in that pub, the one that is now my wife.
If there were at pictures of well-known people in my camera or a phone number to call and ask for help.
- 'Mr. Dudley, how do you feel today,' the tall man told me.
- 'Well, thank you, what happened?,' I asked.
- You have suffered an accident, you've received a strong physical and emotional shock that has left you without memory.
- Whoa, who hurt me?
- The Bréxit.
- What's that?
15:58 Anotado en Cuentos, Juego de escritura | Permalink | Comentarios (0) | Tags: microcuento, memoria, fotografía, inglés
sábado, 08 diciembre 2018
El cochecito de Rosa
La vi cuando yo salía del café restaurante La Maison Rose con mi hijo encima de mis hombros. Acababa de hablar con Raymond, el propietario del lugar, una vez más, para continuar de documentarme sobre la historia del antiguo edificio para un libro que me encargó la alcaldía de la ciudad.
Ella subía por la Rue de l'Abreuvoir empujando a su hijo en su cochecito. La reconocí de inmediato a pesar de estar todavía absorto ordenando en mi mente la historia de la casa inaugurada por Germaine Pichot en 1905 como cantina de Montmartre frecuentada por varias generaciones de artistas, Picasso, Modigliani, luego Piaf, Barbara, Aznavour, Nougaro, Brel o Camus.
No sé si ella me había visto y había mirado a otro lado esquivándome o si realmente estaba distraída observando el otro lado de la calle. Quizás yo haya cambiado más que ella físicamente. En todo caso el lugar parece igual que antes lleno de turistas o artistas anónimos que puede que algún día sean famosos pero que ahora nos cruzamos sin saberlo.
Pensé en llamarla e invitarla a tomar algo en nuestro antiguo lugar preferido de encuentros amorosos. Eramos solteros, estudiantes de Bellas Artes. Ella se especializó en decoración y yo en fotografía. Aquí solíamos encontrarnos para soñar con nuestro futuro juntos en la Ciudad Luz. El tiempo parecía detenerse y los proyectos eran maravillosos.
Mi hijo me tiró del pelo y me indicó el parque infantil donde siempre lo llevo a jugar con otros niños. La realidad estaba de nuevo frente a mí. Entonces la dejé continuar su camino para no revivir momentos pasados que no volverán. La alegría de mi niño jugando con arena me recordó el nuevo proyecto que me ocupa e interesa hoy.
21:24 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: ficción, relatos