domingo, 15 abril 2012
Raimundo, con erre de raro
Quién sabe qué animal microscópico se le alojó en el oído para que Raimundo odie la música o qué canciones de cuna no le cantó su mamá para amaestrarle el tímpano. Debe de ser un bicho raro que le deforma los sonidos. No hay género musical que le agrade. Ni clásica, ni popular, ni folclórica, ni moderna, ni rock. Nada de nada. Siempre me pareció extraña su forma de hablar. Tiene una voz que no expresa sentimientos. Parece un cura viejo rezando o un payaso recitando. Eso sí, tiene una memoria infalible. Gracias a ello consiguió un puesto en un almacén de música. De algo tendría que vivir. Aconseja a los clientes dándoles todo tipo de detalles que ha leído y oído de especialistas. Sabe leer música. Cuando toma la partitura de una ópera oye todos los instrumentos en su cabeza a la vez y disfruta de la ingeniosidad y maestría de los grandes compositores, pero que no le vayan a proponer asistir a un concierto. Me lo imagino como a Beethoven sordo componiendo sus obras maestras al final de sus días. Cualquiera creería que es un melómano, pero lo que hace es repetir como un loro la opinión de los expertos. Tiene éxito. Es más convincente que los demás vendedores. Lo último que me contó en gran secreto es que está perdiendo el oído. Me dijo que es un proceso lento e irreversible. Espera con ansia el momento de paz en que no oiga más la música que tanto odia aunque también pierda el sonido de la voz de sus amigos o el canto de los pájaros en la cima de los árboles que interpreta como idioma y no música agradable a su alma. Está aprendiendo y practicando el lenguaje de signos para cuando quede sordo como un muro. Le propuse citas con los mejores otorrinolaringólogos del país, que yo le costeaba el tratamiento. Lo rechazó muy enfadado. Es que Raimundo es raro. Tan raro como cualquier personaje salido de una escritura automática y sin frenos como esta.
07:41 Anotado en Cuentos, Juego de escritura, Música | Permalink | Comentarios (0) | Tags: sentidos, sonido, oído, gustos
domingo, 04 marzo 2012
Una revista, una novela, dos conciertos, un examen
Hace unas semanas terminé lectura de un número especial de la revista Geo Histoire de mayo-junio del 2011 sobre el islam que me había regalado un amigo. Tiene unos artículos muy completos sobre el mundo islámico desde sus orígenes hasta nuestros días con muy buenas ilustraciones y fotografías para todos los temas. Muestra las diferentes etapas de su desarrollo desde las luchas de Mahoma en la Meca, su huida a Medina, su regreso triunfal, la expansión y su extensión actual.
Parece que el estado del mundo en esa época era propicio para la difusión de esas ideas y de esa religión. Un siglo antes las cosas hubieran sido diferentes pues las fuerzas políticas que dominaban la región lo hubieran impedido prosperar. Con el tiempo se fueron creando corrientes y divisiones como le sucedió al cristianismo. Por otro lado como todos los imperios tuvo su apogeo y su decadencia. Sin embargo en occidente a pesar de haber copiado tantas cosas de su ciencia poco se recuerda de esos personajes que revolucionaron el mundo a su manera.
Me parece increíble. Debe de haber pasado lo mismo con chinos o mayas o africanos. Hoy recordamos a Newton, Galileo o Sócrates, pero ya olvidamos muchos de otros mundos. Es como pensar en la historia escondida en la escritura maya o en los jeroglíficos durante los siglos en que se perdió el conocimiento que permite leerlos hoy a los especialistas.
Poco después terminé la lectura o mejor dicho la escucha de la novela L’écume des jours de Boris Vian escrita con apenas 26 años en la voz del cantautor Arthur H. La había empezado a oír en el carro camino del mar el verano pasado, pero cuando regresamos no la pude terminar pues no funcionaba bien el lector de MP3, que es otro misterio por resolver ya que algunos CD funcionan pero otros no. Lo cierto es que me gustó el libro. Ha envejecido bien. Me pareció muy fresco y actual en algunas partes e ideas, en otras se le notan los años. Mi hija me había hablado de él hace tiempo y solo ahora pude entender algunos temas como el nenúfar en el cuerpo de la protagonista que termina matándola.
También estuve recientemente en dos conciertos muy diferentes. El primero de música turca y griega con mucha percusión y melodías orientales, por los grupos Orhan Kilis y de Paka Paka Corporation. Uno de los percusionistas de ambos grupos es un joven muy amigo de mi hijo. Conocemos a sus padres que con otras familias se ocuparon esa noche de vender comida libanesa en el bar de la Alhambra. Es una música que me hace viajar y sentir en algún puerto oriental del Mediterráneo.
El segundo concierto fue anoche en el auditorio Calvin de Ginebra con el coro Alter-Écho que cantó música sacra de Antonio Lotti con una misa de réquiem. Muy bonita esa composición de otro tiempo pero que no me gustaría cantar a menos que pudiera abstraerme del tema religioso y que pudiera leer una partitura complicada como la de ese tipo de piezas. Conozco al director Julián Villarraga que dirige Matices (donde canto) y a algunos de los cantantes de muy buen nivel, la mayoría aficionados, algunos también coristas de Matices.
Por último un examen oral de árabe el jueves pasado que me dejó sorprendido pues creo que no me fue tan mal teniendo en cuenta el poco tiempo que pude dedicarle a revisar el tema. Estuve leyendo y hablando en árabe (rudimentario) con la profe durante un cuarto de hora. Una hazaña.
La conclusión es la de siempre: el tiempo pasa demasiado rápido para todo lo que me gustaría hacer, en particular, escribir, pues se me han venido ideas de cuentos o novelas, pero no he podido plasmarlas y me parece que se van desvaneciendo sin remedio de mi memoria. Esa es la vida.
17:37 Anotado en Espectáculos, Libros, Música | Permalink | Comentarios (0) | Tags: tiempo libre, idiomas, música
jueves, 08 diciembre 2011
Dos conciertos
Los últimos dos fines de semanas tuve la oportunidad de asistir a buenos conciertos de música clásica para orquesta y coro. El primero fue del Conjunto Vocal e Instrumental de Rolle (EVIR) en la iglesia de Compesières con un homenaje a Juan Sebastián Bach bajo la dirección de Julián Villarraga. El segundo de la Orquesta del Siglo de las Luces y el Coro del País de Saboya en la iglesia de Ferney-Voltaire bajo la dirección Gonzalo Martínez.
Les encontré muchas cosas en común: los directores son latinoamericanos, las obras son más o menos de la misma época, la acústica de las iglesias fue buena, hubo mezcla de músicos profesionales y aficionados.
Las obras de Bach me parecieron mucho más conocidas que las del segundo concierto cuyo programa estuvo compuesto de extractos de la ópera Montezuma de Federico II y Carl Heinrich Graun, y de obras de Haydn hijo, una para la tragedia Zaire de Voltaire y la Missa Hispanica para dos coros.
Compesières queda en la comuna de Bardonnex que hasta ahora conocía como una parada en la autopista de Ginebra. Descubrí paseándome a sus alrededores que ahí nació la famosa Orden de Malta que tanta influencia tuvo en la Edad Media.
Con mi pequeña experiencia musical como corista y como amante de la música en general, siempre me impresiona ver estos conciertos que me trasportan a otras épocas, pues fuera de los instrumentos musicales contemporáneos, deben de sonar como cuando se estrenaron. La diferencia es que el público de hoy está mucho más acostumbrado a escuchar música antigua y moderna. No es lo mismo leer un libro en español o francés antiguo, pues, salvo si uno es un especialista, suena muy raro.
De cualquier manera disfruté de los dos conciertos y quedé admirativo de lo que puede lograrse en ese ámbito por estos lares y a ese nivel. Además como conozco personalmente a algunos músicos y cantantes de esos grupos, me gustó verlos y oírlos.
16:55 Anotado en Música | Permalink | Comentarios (0) | Tags: siglo xviii, orquesta, coro, bach, haydn

