martes, 14 julio 2009
Fuegos artificiales
Paseo, caja, tiquetes, salchicha de ternera con papas fritas, cerveza, pastel, café, lluvia, paraguas, petardos, muchedumbre, amigos, charla, música, baile, ruido, niños, jóvenes, enamorados, padres, abuelos, mádison, rock, pasodoble, reggae, saludos, noche, vino, café, charla, cansancio, oscuridad, petardos, música, olor a pólvora, miradas hacia arriba, luces multicolores, estruendos, aplausos, altavoces, agradecimientos, despedidas, camino a casa, sentarse, escribir, publicar, dormir, fiesta nacional.
23:16 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (1) | Tags: fiestas populares, fiesta nacional, verano
lunes, 13 julio 2009
Oído distraído
Me tocó escuchar sin querer una conversación en el tren entre un joven de diecinueve años y un señor de unos sesenta más o menos. Nos subimos al mismo tiempo en Lyon. El joven entabló conversación con su vecino de puesto debido a que el tren se iba a dividir en dos en medio del camino y una parte iría hasta Ginebra y la otra hasta Evián. Para no arriesgar terminar en otro destino, el joven preguntó y se aseguró de que estaba en el vagón correcto. Yo estaba leyendo o escribiendo en el PC, no recuerdo. El joven era argentino pero había vivido casi toda la vida fuera de su país. Hablaba muy bien francés, estudiaba medicina en Montpellier. Dio la causalidad de que su vecino era un médico también que iba a visitar a una hija en la montaña suiza. Ellos hablaban y yo los escuchaba más o menos distraídamente.
Al cabo de un rato la conversación se tornó filosófico-teológica. El joven era muy creyente y convencido de la existencia de Dios. El viejo era muy pragmático y decía que cuando una persona moría, el cuerpo no tenía más sensaciones y era imposible tener una percepción del mundo. El joven seguía con su concepción del mundo creado, de la prueba de la existencia de Dios por Descartes o San Agustín. El otro decía que la religión había sido un invento genial de la humanidad para controlar y dominar las masas, pero que había que sobrepasarla pues estábamos viviendo otros tiempos. El joven decía que el darwinismo no era contradictorio con la doctrina de la creación del mundo, le parecía que la vida no tenía sentido sin un Dios. El viejo le explicaba que uno de niño aprendía todo lo que le enseñaban los padres como si fuera un dogma y no se cuestionaba nada, que con el paso de los años le era muy difícil despegarse de todas esas creencias pues era como si se traicionara a su familia y a la enseñanza que había recibido; le preguntó al joven que cómo se imaginaba a Dios, si era un ser con cuerpo, brazos, boca. El joven indignado le hablaba de sacrilegio, que había cosas que no se podían poner en duda. Le faltó hablar de pecado mortal, de excomunión y sacar un crucifijo para exorcizar a su vecino. Sin embargo, nunca perdieron la calma, cada cual guardó su posición y se despidieron muy amigablemente. Me divertí oyéndolos y ver cómo uno puede cambiar de manera de pensar con los años. Me sentí muchísimo más cercano del médico viejo con su racionalismo y realismo optimista que del joven entusiasta y dinámico con deseos de conocer el mundo pero aferrado a dogmas demasiado grandes para su cerebro y un cuerpo tan humano y animal.
22:39 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (3) | Tags: filosofando, tren, juventud, vejez, ignorancia, sabiduría
domingo, 12 julio 2009
Trabajo alimenticio
Las dos jóvenes trabajaban en el mercado callejero dos veces por semana. Vendían frutas y legumbres durante el invierno para pagarse sus vacaciones de verano en el sur de España. Allá en la Costa del Sol habían conocido a unos gitanos muy guapos, pero lo malo es que se habían enamorado del mismo hombre. Se la pasaban hablando sin poner mucho cuidado de los clientes. Eso sí, los atendían y vendían, pero siempre en su mundo. ¡Ah! La juventud, la juventud despreocupada y soñadora. Todo el tiempo por delante.
«¡Naranjas! A mí no me lo vas a quitar. ¡Que se fijó en mí primero!», decía la una. «¡Qué guama! No sé cómo vamos a arreglarnos para seguir siendo amigas cuando yo consiga que sea mi novio y no el tuyo. ¡Qué guayabo que nuestra amistad se rompa por un hombre!», contestaba la otra muy burlona. «Es que apenas llegue el verano me voy a toda leche para allá y al pan, pan y al vino, vino. Yo no soy tan buena papa como te imaginas, querida», replicaba la primera. «Con azúcar está peor. Deja de ser zalamera. La vida viene con su sal y pimienta. Lo mejor es que lo arreglemos dándonos unas piñas, tortas y castañas. ¡Ja, ja, ja! Cuando quiero ir rápido, me voy echando leches, habladora», respondía la segunda. «En cualquier parte se cuecen habas. Los hombres de allá son como los de aquí. Ya nos estará poniendo los cuernos. Para qué estar como un fideo pensando en ellos. Me importa un pepino que te imagines lo que quieras. La realidad es otra. Ya verás que cuando me vea y te deje de lado será miel sobre hojuelas para mí», rezongaba la otra. «Ni qué cuentos ni qué pan caliente, querida. Tú no eres trigo limpio. Ayer te vi besándote con el Manuel a la salida de la fábrica. Que cuando le cuente todo al Luis, te deja de inmediato», reviraba la rival. «Mejor eso que hacerse una pera. Tampoco eres pera en dulce ni pan bendito. Para qué pedirle peras al olmo. De todas formas te pondrás como tomate cuando le cuente al Luis que tú andas por aquí con el Ricky ese del supermercado. El otro día cuando llovía y estaba hecho una sopa, él que es tan buena papa y es del año de la pera que parece una pasita, te estaba abrazando en el patio trasero y no te diste cuenta que los vi. Él sí me vio y se quedó más fresco que una lechuga», replicó la otra. «Tú lo que eres es mala leche y eres pan comido que con el primero que se te presenta ya te estás besando. Dejemos la bobada y ocupémonos de nuestros clientes, que si el patrón se da cuenta no nos paga y nos quedamos con los crespos hechos. Ya veremos quien se gana al gitano ese y quien se queda para vestir santos, querida. No pensemos más en eso. ¡Caramba!», concluyó la más viva y guapetona sonriéndole a un cliente nuevo.
07:00 Anotado en Juego de escritura | Permalink | Comentarios (3) | Tags: ficción, cuento, expresiones