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sábado, 08 agosto 2009

Piscos y turpiales

turpial.jpg¡Ah!, qué bueno. Al fin unas semanas de vacaciones. Estos últimos días, especialmente ayer viernes, fueron de mucho trajín pues no solo yo quería dejar muchas cosas terminadas sino que mis colegas y mi jefe querían que yo resolviera no sé cuantas cosas, como si no fuera a volver.
Volviendo a los animales de ayer, caigo en la cuenta, después del comentario de Ernesto, que hay nombres muy comunes en Colombia o en alguna región, pero desconocidos en otras partes. No pensé que el turpial fuera uno de esos. Es un pájaro de color amarillo y negro que canta una tonada parecida a «chu chu chu chu chu chuí chuí» sin cansarse. A veces se les ve en jaulas donde comen frutas como el banano. En la web encontré esta foto donde dice que es el ave nacional de Venezuela.
pisco.jpgEl pisco es otra ave, que tiene muchos nombres: guajolote en México, pavo en otros países, dinde en francés, turkey en inglés. Me ha parecido curioso que el nombre francés venga de la evolución del nombre inicial que era «poule d’Inde», es decir pollo de la India, que con el tiempo quedó solo «de la India» contraído en dinde. No hay que olvidar que el pisco es también una bebida alcohólica peruana y chilena. En Colombia en algunas regiones en lugar de decir tipo o persona, se dice pisco: este pisco es muy buena gente.
http://www.flickr.com/photos/12694900@N08/2258639351/
http://www.flickr.com/photos/voght/2441818832/

12:23 Anotado en Naturaleza | Permalink | Comentarios (2) | Tags: animales, idioma, nombres

viernes, 07 agosto 2009

La finca de los Camacho

NV-IMP476.jpgQuedaba cerca de Viotá, un pueblo cundinamarqués de tierra caliente. Estaba cerca de Anolaima, Apulo y Tocaima, a unos noventa kilómetros de la capital, con una temperatura promedio agradable de 25 grados. Mis padres tenían allá a unos viejos amigos, los Camacho. El padre era médico y su esposa tenía una farmacia o más bien droguería pues había mucho más que remedios. Eran padrinos de bautizo de uno de mis hermanos. La amistad debió de ser muy vieja; no sé si del tiempo en que vivimos en otro pueblo de la región, La Florida.
Ellos tenían tres hijos, todos hombres, y nosotros éramos seis hijos. En las vacaciones cuando vivíamos en Ibagué o Bogotá, solíamos ir de vacaciones a esa finca que tenían en Viotá y donde vivían todo el tiempo. Muchas veces pasamos las fiestas de fin de año en reuniones de mucha gente con baile y música y, claro está, comida típica.
Son recuerdos agradables de paseos en el campo, montar a caballo, ir a ver ordeñar las vacas, oír las gallinas y gallos sueltos por el patio, ver muchos pavos reales, piscos, gansos, turpiales, perros, gatos, sentir picadas de mosquitos y estar rodeados de muchos árboles frutales tropicales, especialmente de mango. Una vez me pequé una comida tan grande de mangos que estaban súper maduros que terminé con dolor de barriga y enfermo.
A veces había paseos al río donde nos bañábamos y comíamos y hasta se bailaba pues no faltaban los músicos. Como yo era el menor de mi casa, no siempre encontraba con quién jugar, pero me divertía a mi manera. Mis hermanos mayores sí se iban a ayudar en las labores de ganadería. Se levantaban antes del amanecer para participar en el ordeño. Los desayunos eran como almuerzos a eso de las nueve de la mañana cuando regresaban cansados del trabajo de vaqueros.
Con el paso del tiempo las reuniones se hicieron todavía más grandes pues los hijos se fueron casando y teniendo hijos. En una de esas fiestas se oyó el ruido de alguien que se había rodado por las escaleras. «¿Quién se cayó?», gritó el Doctor Camacho. «El hijo de Clara», contestó uno de mis sobrinos. Suponemos que pensó que con tanto niño, si hubiera dicho su nombre, no lo hubieran reconocido.
Un año viejo en que estábamos todos preparándonos para la fiesta, mandaron a los hombres mayores al pueblo a traer no sé qué cosa que faltaba. Tocaba ir en carro pues siempre quedaba lejos. Las horas pasaban y no regresaban. Las mujeres y los niños estábamos listos pero nada de nada. Cómo no existían los teléfonos celulares, no había forma de contactarlos. No sé si fue antes de o justo después de medianoche que volvieron muy entonados los señores explicando que habían parado en casa de unos amigos en el pueblo y que no los habían dejado salir hablando y ofreciéndoles trago. Esa nochebuena las mujeres estuvieron muy furiosas y creo que la fiesta se aguó.
El tiempo, la vida y hasta la muerte nos fue alejando. No hace mucho supe que el doctor murió hará dos años, después de haber cumplido 100 años de edad.
http://viota-cundinamarca.gov.co/nuestromunicipio.shtml?a...

jueves, 06 agosto 2009

¿Mensajes de ultratumba?

NV-IMP475.jpgHace unas semanas me llegó un mensaje que casi borro pues a primera vista parecía correo basura. Le eché un vistazo y resultó ser de alguien que no he visto desde hace como cuarenta años. Me dio datos suficientes para identificarlo ya que fuimos vecinos de barrio cuando niños. Me contó a grandes rasgos su vida que coincidía en lo que me contaron una vez, es decir que era piloto comercial de aviones y helicópteros, pero lo que me habían dicho era que había muerto en un accidente aéreo fumigando unos cultivos cerca de Ibagué.
Le contesté de inmediato y le conté lo de su supuesta muerte. Lo raro es que no me ha vuelto a escribir y no sé qué pasó.
En un foro de debate sobre el idioma español en el que yo escribía regularmente, un participante murió después padecer varios años un cáncer que no le pudieron curar. Sentimos mucho su desaparición pues era una persona muy competente y amable que resolvía muchos problemas lingüísticos difíciles con argumentos de peso. Pasaron los meses hasta que un día apareció de nuevo un mensaje a su nombre, pero estaba vacío. ¡Fue una gran sorpresa! Se supo después que había sido su viuda que, revisando el correo electrónico, había pinchado sin querer en responder, enviándonos ese mensaje extraño.
Un tercer caso me sucedió hace varios años. Recibí un mensaje preguntándome si yo era la misma persona que había estudiado con ella en el jardín infantil dándome señas que me hicieron reconocer vagamente a alguien. Le contesté que sí, que probablemente era la misma persona, pero nunca me respondió. ¡Cosas raras del ciberespacio!

14:57 Anotado en Web | Permalink | Comentarios (1) | Tags: anécdotas, curiosidades