domingo, 06 noviembre 2022
Las pilatunas de mi nieto
Mi nieto ya cumplió seis años y se siente muy grande. Un día de estas últimas vacaciones encontré un gancho para tender y secar la ropa (que en otras partes llaman broche, palito, agarrador, pinza, perro, alfiler, prensa, palillo y en francés, pince à linge) en el suelo del balcón. Me extrañó y lo puse encima de un mueble afuera pensando que se le había caído a Coni, mi señora y abuela de León. Otro día Diego, mi hijo y padre del niño, y yo vimos a León guardar otros ganchos en el fondo del cajón de las servilletas. Le dije que no los dejara tan al fondo porque no los íbamos a encontrar. Contestó que él no quería que los encontráramos, pues no quería que los usáramos con él. Me acordé del otro gancho del balcón, le pregunté y confesó que era él quien lo había tirado.
La abuela Coni entonces se acordó de que un día encontró a León cerca de la puerta del balcón con una sonrisa extraña, ella cerró la puerta para que no fuera a salir. Ahí fue cuando tiró afuera el gancho sin que nadie se diera cuenta.
Muy picarito, pues no quiere que durante las comidas le pongamos la servilleta atada al cuello, sino cubriendo sus muslos, ya que, para que no ensucie la ropa, le ponemos un gancho de secar la ropa en la nuca agarrando las puntas de la servilleta.
Esta anécdota me recordó otra de cuando yo tenía más o menos la misma edad de León. Estaba en primer año de escuela primaria. El libro de español que me tocó había sido usado por mis hermanos en años anteriores. Lo que no me gustaba era que los otros niños tenían una nueva edición con diferentes dibujos y el mío ya estaba viejo. La maestra le había dicho a mi madre que sí me servía, pues el texto no cambiaba en lo esencial. Como yo quería uno nuevo como el de la mayoría de mis compañeros de clase, decidí deshacerme de él. Llega a casa y a escondidas lo tiré encima de un armario muy alto. Luego dije que se me había perdido. Mi mamá tuvo que comprarme uno nuevo y yo quedé muy contento. Claro que semanas o meses más tarde lo encontraron en el escondite, que yo ya había olvidado, y me gané un buen regaño.
Los niños no quieren ser diferentes a los demás y quieren ser más grandes de lo que son.
16:04 Anotado en Elucubraciones, Recuerdos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: nieto, niñez, escondite
miércoles, 26 octubre 2022
Trampantojo
En un curso sobre arte que estoy siguiendo virtualmente desde la pandemia, Gustavo Lozano, el expositor, nos habló de la historia de Zeuxis y Parrasio de quienes habla Plinio El Viejo. Es una historia que yo conocía, pero ya se me habían olvidado los detalles.
Estos antiguos pintores griegos organizaron un concurso para ver cuál de los dos era el mejor. El primero pintó un cuadro de uvas tan real que vinieron unos pájaros a picotear el lienzo creyendo que eran reales. El segundo pintó un cuadro que estaba cubierto por una tela. Zeuxis quiso mirar lo que había debajo, pero al tratar de levantarla se dio cuenta de que se trataba de una tela pintada. El primero logró engañar a unos pájaros, pero el segundo engañó a un ser humano que además era artista. Parrasio ganó el concurso por supuesto.
Por eso me acordé de una anécdota que me sucedió hace años. En una clase de pintura pinté un lápiz en una tablita a escala 1:1 y muy realista con su sombra, colores y todo. Me gustó el resultado. La dejé en una mesa o escritorio. Un día alguien (¿Georges?) que la vio quiso coger el lápiz para escribir algo. Por supuesto, se sorprendió al darse cuenta de que era una pintura. Ahí les dejo una copia. Voy a volverla a poner a la vista para ver si alguien cae otra vez en el trompe-l'œil.
No tiene título, pero se me han ocurrido:
-Esto no es un lápiz
-No soy un lápiz, pues me pintó Nelson
-Tampoco soy una pipa
-Lápiz, cero
Unas compañeras de la clase de arte, Clory, Claudia, Leonor y Ruth, me propusieron estos otros:
-El lápiz de hacer mis tareas
-Mi lápiz preferido marca “Nelson Mirado”
-No soy un lápiz, pues me pinto
-Pinto, luego existo
-¿Soy o no soy?
Y ustedes, ¿qué opinan?
07:00 Anotado en Arte, Clases, Recuerdos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: pintura, percepción, grecia
miércoles, 07 julio 2021
Pub
Pues resulta que a finales de mayo fuimos a uno de los pub cercanos al apartamento en Bogotá. Antes de entrar nos cruzamos con un argentino vecino del edificio que paseaba a su perro. Nos saludamos. Llovía un poco. Él siguió su camino.
Buscamos una mesa al interior, pues la terraza parecía húmeda. Seríamos unos ocho clientes adentro y unos seis afuera. Miramos la carta por internet gracias al qrcode. La música es siempre fuerte en esos bares. Ya habíamos ordenado nuestro pedido cuando regresó la mesera a proponernos que tomáramos más bien la cerveza más cara del pub, pues un cliente nos quería invitar y pagar toda nuestra cuenta.
Sorpresa. Pensamos que fuera el argentino, pero no estaba ahí. Dudamos en aceptar, pero lo hicimos. Miramos a todos los clientes tratando de adivinar quién nos hacía esa atención.
Cuando nos trajeron el pedido, nos dejaron la factura pagada con una nota manuscrita que decía: ojalá todos los jóvenes pudiésemos ser como ustedes, abrazo y admiración.
Levantamos de nuevo la mirada y vimos a los jóvenes que nos habían invitado y brindaban con nosotros desde lejos.
Muy amables. Imaginamos que les recordamos a sus padres o abuelos. Calculo que tendrían unos 25 años. No demoraron en irse. Primera vez en la vida que nos pasa esto.
22:35 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: cerveza, generaciones