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domingo, 15 julio 2012

Año nuevo

NV-IMP811.JPGAunque es muy trillado decir que el tiempo pasa volando, es otra forma de constatar que uno ha estado ocupado. Al contrario, un simple minuto de espera sin nada que hacer parece eterno.

Ahora empiezo el sexto año de escritura en blogs. El quinto fue menos intenso dado que precisamente le dediqué menos tiempo que al comienzo cuando escribía a diario aunque fuera una frase. Ganas no me faltaron de escribir más, pero a la larga fue imposible mantener ese ritmo tan intenso.

La naturaleza del blog ha cambiado, quizás porque yo mismo he cambiado. Seguro. Es más la falta de tiempo me impidió leer otros blogs e intercambiar así con la blogosfera. Lo interesante no es solo escribir y esperar comentarios, sino ir a leer y comentar otros blogs. Así se crean lazos y se suscitan mutuamente ideas de escritura. Sin embargo lectores fieles que no dejan comentarios, después personalmente me comentan de viva voz alguna nota que les llamó la atención. Es una razón más para continuar escribiendo.

Muchas visitas las generan motores de búsqueda. Las palabras clave que más atraen nuevos y efímeros lectores son: palabras que se escriben con nv, (un tema que he tratado en alguna nota y parece que hay tareas de ortografía que encuentran solución aquí). Otras son pisco (un ave americana que también se llama pavo) y turpial (un pájaro americano de los que hablé por aquí). La palabra Huitzilopochtli, nombre de un dios azteca, atrae curiosos. Llegan a veces buscando cuentos para niños o películas. Descubrí un aumento en las visitas de ciertas notas de cine, pero en realidad se trata de un sitio web de venta de DVD que ha enlazado fotos de carteles que he puesto aquí para ilustrar artículos.

Hace unos meses se me ocurrió añadir análisis estadísticos proporcionados por Google. El mapa de accesos por regiones es muy diciente. Lo he puesto para ilustrar esta nota. Muestra que la mayor parte de los visitantes vienen de Colombia, pero por otro lado sabiendo que más de 80% son nuevos y no regresan, los fieles lectores son relativamente pocos y no necesariamente de mi país.

Aprovecho para agradecerles a todos los que pasen por aquí su interés. A ver si interactuamos más, pero dependerá ciertamente del contenido de mis notas. Una nota semanal sigue siendo un buen ejercicio. Cada año me pregunto lo mismo: ¿continuar o parar? A ver si la inspiración me ayuda más este año.

lunes, 11 julio 2011

No hay quinto malo

aniversario,escritura¡Vaya, vaya! Hace ya unos días empecé el quinto año de escritura en este blog. Bueno, primero fue en Orange y después en Blogspirit, pero en el fondo es lo mismo. Ha sido una forma de obligarme a escribir regularmente y me ha servido de práctica. También me han resultado unos cuantos cuentos que me gustaron mucho. Además de haber conocido a personas increíbles que no hubiera visto ni contactado jamás. El tiempo es lo que me falta para poner una nota diaria como al comienzo. No importa. Aunque sea una nota semanal sigue siendo un buen ejercicio. De aquí no va a salir nada trascendental ni le voy a cambiar la vida a nadie fuera de mí. ¿Me ha cambiado la vida? Pienso que sí. Cuando miro los archivos de todo lo que he escrito me sorprendo. Nunca creí que llegara a durarme tanto las ganas de escribir en un blog. Cada año me pregunto lo mismo: ¿continuar o parar?

12:00 Anotado en Blog, Ocio, Web | Permalink | Comentarios (2) | Tags: aniversario, escritura

martes, 14 junio 2011

Las máquinas de escribir

aprendizaje, escritura, tiempoEl teclado del computador se me ha vuelto tan familiar que ahora siento que fue otro quien aprendió a escribir a máquina hace tantos años. En ese tiempo veía a mis tías escribir con destreza mientras yo a duras penas escribía una palabra con solo los dedos índices buscando las letras en ese teclado que parecía caótico. «¿Por qué no haberlas puesto por orden alfabético?», me preguntaba.

Eran máquinas mecánicas que le podían hacer doler a uno los dedos si los metía entre las teclas por descuido, si escribía demasiado rápido, podía enredar los martillos, tenía que vigilar el carrete de la cinta llena de tinta para no manchar el papel o para no ir a sacarla de sus guías y escribir sin tinta. Tocaba limpiar las letras de los martillos para que las oes no quedaran llenas como un círculo negro. Había cintas bicolores, negro y rojo, con las que se podía escribir en uno de los dos colores, a su gusto. Al llegar al final de la línea una campanita indicaba que era hora de llevar el carro al otro extremo para empezar una nueva línea. Había que calcular el espacio que faltaba antes de terminar la última palabra de cada línea para así poner el guión si era necesario cortándola por la sílaba adecuada. Para escribir los unos se usaba la i mayúscula. Se podía poner la o mayúscula con el cero.

Eran máquinas pesadas, negras y misteriosas para mí. Ni hablar del papel carbón tan mágico con el que se podía escribir varias copias a la vez. En mi casa no recuerdo que hubiera máquina o quizás la tenían guardada en lugar seguro. En casa de mi abuelo sí había. Años después un tío que vivía en Estados Unidos trajo de regalo una portátil, liviana, de color verde claro que tenía un tipo de letra diferente, como manuscrita.

Recuerdo también cuando aprendí a escribir. Fue con lápiz negro y con dolor en los dedos de tanto apretarlo. Hacer palotes y bucles y de pronto empezar a escribir palabras sencillas. Ni hablar de la escritura con pluma y tintero.

Ya casi no escribo a mano. Tengo cuadernos de estudiante en la universidad donde veo una escritura más o menos clara, redonda y que reconozco como mía, pero no es igual a la de hoy. Hasta mi propia firma ha cambiado con el tiempo. Tiene los mismos rasgos y características pero de tanto repetirla mi mano la ha amaestrado y ya sale automática y estilizada. No es más escritura sino un dibujo automático.

En uno de esos cuadernos he encontrado un examen de historia sobre la formación del pueblo ruso. Saqué 4,6 sobre 5, una buena nota, pero si tuviera que contestarlo hoy, seguro que sacaría un cero redondo. Me parece estar viendo todo como si estuviera aquí pero siento que ha pasado demasiado tiempo. Así va la vida.