jueves, 06 octubre 2011
Tempus fugit
Si veinte años no es nada, como dice el tango, ¿qué son tres años? Es el tiempo que suponía iba a durar mi paso por Europa pero que se prolongó diez veces más y continúa. Es el tiempo que duró mi carrera de ingeniero informático una vez que terminé el ciclo básico común a todas las ingenierías. Es el tiempo suficiente para que un niño aprenda a caminar, a hablar y a imprimir recuerdos en su cabeza que lo acompañarán todo el resto de su vida. Podría ser la duración total de un viaje ida y vuelta a Marte incluyendo su exploración.
Por lo pronto es el tiempo que me separa de la jubilación si todo sale como está previsto. Por eso me siento como cuando uno está llegando a las últimas páginas de un libro y empieza a pensar en el siguiente que se va a leer. O como al final de las vacaciones, inconscientemente, empiezo a pensar en el regreso al trabajo.
Sea como sea, el tiempo se acelera y me queda menos para escribir en este blog. Debe de ser que mis prioridades han cambiado y como le dedico más tiempo a otras, me queda menos para esta. Me falta tiempo para escribir en general y es una lástima para mí pues me hace falta.
Aunque tengo temas y ganas ni siquiera he podido empezarlos. Durante las vacaciones empecé un cuento que sigue inconcluso. En mi cabeza hay una novelita sin terminar. Se me va a borrar y desvanecer irremediablemente.
Muchas de esas ideas nunca las escribiré pues han pasado fugitivas y si uno no las captura al instante, después pierden interés o son reemplazadas por otras. Pero da igual pues se escribe tanto y todos creemos ser escritores interesantes, pero hay tan poco lector, que al final ni vale la pena preocuparse.
Al fin y al cabo esto es un diario abierto, no un diario secreto. Terminé de leer un libro y me gustaría comentarlo. Estuve dos fines de semana jugando Scrabble. Uno en francés y otro en español. Me quedan varias anécdotas y palabras raras para crónicas. Estamos preparando un concierto para el décimo aniversario de mi coro. Por fin me compré un telescopio y estoy aprendiendo a usarlo pues tiene sus complicaciones electrónicas. Durante cuarenta años o no tenía dinero o tenía necesidades más urgentes. Ahora llegó la hora de gastar plata en eso. Nunca me imaginé que iba a llegar el momento de ver en el cielo la estrella más brillante de la constelación del Can Mayor y tener que buscar su nombre pues se me había olvidado que se llamaba Sirio. ¡Caramba! También tengo que volver a cine.
Dicen que el hombre moderno anda tan ocupado para olvidar el vacío y la muerte que se avecina. Dicen que uno debería tomarse el tiempo de sentir su propio cuerpo, su propia respiración, su entorno abriendo los sentidos para tener conciencia de sí mismo y del mundo. Dicen que hemos llegado a tal impudicia que la vida privada pronto va a ser anticuada de tanto exhibirnos. Dicen que la felicidad no está en el dinero ni en tener cosas sino en tener problemas que resolver. Leer es una forma de resolver problemas o enigmas. Nos ocupa el espíritu y nos entretiene. Sin problemas no hay incentivo para vivir. Mientras tanto me callo un rato.
22:51 Anotado en Blog, Elucubraciones, Ocio | Permalink | Comentarios (2)
domingo, 11 septiembre 2011
Aniversario
Creo que, excluyendo los menores de diecisiete años, todo el mundo recuerda lo que estaba haciendo hace diez años cuando derribaron las Torres Gemelas en Nueva York.
Yo estaba en mi oficina y la noticia me llegó por correo electrónico en un mensaje enigmático de un amigo, que decía simplemente: ¿Ya viste lo que está pasando en Nueva York? No supe nada más pues el correo electrónico se puso a funcionar mal y no pudo darme más explicaciones. Traté de conectarme a los sitios web de los periódicos pero la comunicación estaba tan congestionada que no logré entrar. Salí al corredor de mi oficina para preguntarle a algún colega, pero solo uno que tenía una radio en su despacho logró obtener la primera información y así fue como paulatinamente nos fuimos dando cuenta del horror.
Claro que en una guerra hay muchos más muertos como los que murieron en Iraq o en Afganistán después. Fueron muchos más que en las torres. Era la primera vez (y espero que la última) que un atentado de esa magnitud sucedía y fue muy impresionante. Era como revivir lo de los kamikazes japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo se puede ser fanático al punto de convertirse en bomba humana por una causa político-religiosa?
De repente los musulmanes se convirtieron para occidente en los malos, como los nazis en la guerra mundial o los comunistas durante la Guerra Fría. La explicación era que si un musulmán moría en una guerra santa contra el occidente iría directamente al paraíso. Últimamente he oído musulmanes decir que no es cierto, que una persona que mata tantos inocentes de esa manera no puede ir al paraíso. De manera que los buenos y los malos se diferencian en la interpretación de mártir y de entrada al paraíso. Como nadie me puede demostrar que el paraíso existe, esos argumentos ni me van ni me vienen. Eso sí, me alegra que entre los mismos musulmanes se cuestione atentados terroristas en nombre de Dios, siendo que el nombre de la religión musulmana en árabe de la mismo familia que la palabra paz.
Todo cambió a partir de entonces empujándonos por fin al siglo XXI. Ojalá el mundo se mejore para bienestar de la humanidad y que la riqueza no quede en manos de tan poca gente dejando a tantos en la miseria y abonando el terreno para el terrorismo. Ojalá que dentro de diez años no tengamos que estar conmemorando otros nuevos atentados de ese tipo. Al menos las revoluciones del mundo árabe me dan esperanza y optimismo.
21:27 Anotado en Actualidad, Elucubraciones, Política | Permalink | Comentarios (0) | Tags: terrorismo, fanatismo
jueves, 04 agosto 2011
Cómo se toman las decisiones
En un foro Internet, alguien planteó esta semana que la estructura del idioma sujeto-verbo-complemento refuerza el pensamiento lineal, lo que indicaría que idiomas que no tienen esta estructura promueven uno no lineal, más holístico (el holismo es una doctrina que propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la suma de las partes que lo componen).
Ahora,si esto es cierto ¿qué pasaría con quienes hablan dos o más idiomas? ¿Cuál sería su forma de pensar?
Me parece que los idiomas son suficientemente flexibles para aceptar diferentes formas de pensar y al mismo tiempo resaltar lo que interese más en un momento cambiando el orden de los componentes de una frase.
Me sorprenden más las diferencias en la precisión de expresión entre unos y otros. Eso se ve por ejemplo en la longitud tan variable del mismo texto en varios idiomas. Mientras en unos tenemos que indicar los artículos, los géneros, las concordancias, en otros no existen muchas de esas variaciones; en unos hay una cantidad increíble de verbos para cada situación, en otros usamos el mismo verbo sin que aparentemente haya problemas; en unos tenemos que escribir obligatoriamente todos los pronombres, pero en otros los podemos omitir.
Claro está, cada idioma le da preferencia a un orden en la frase y es posible que esto influya en el pensamiento ya que te acostumbras a ver el mundo de una manera que resalta por ejemplo los sustantivos más que los verbos o lo contrario.
Cuando uno habla varios idiomas a veces se ve en problemas para armar una frase precisamente por las interferencias entre ellos. Ahora que estoy estudiando árabe después de pasar por inglés, francés y ruso, me ha tocado torcer la mente para acostumbrarme a poner el verbo al comienzo y además en singular a pesar de que el sujeto esté en plural más adelante o en caso de que no haya verbo por ejemplo con el verbo ser que no se escribe en presente (pasa igual en ruso) y que tienes que invertir el orden de sujeto y atributo cuando quieres expresar cosas como «hay dos alumnos en la clase», sin hablar de la negación de ese tipo de estructuras.
Hay bilingües que batallan con ciertas construcciones y a veces para salir del problema tienen que traducir mentalmente y paralelamente de un idioma al otro. Supongo que la manera de pensar se ve influenciada por el idioma que uno usa.
Unos interesantes estudios recientes con niños sordos tienden a apoyar la idea de Chomsky de una gramática universal. Varios educadores han inventado lenguaje de signos para sordos que siguen más de cerca la estructura de la lengua local y no las reglas de una gramática universal. Sin embargo, estos niños cometen errores de aprendizaje que en realidad no lo son si se miran con respecto a la gramática universal.
La categorización del pensamiento también difiere entre los idiomas. Los romanos nombraban los colores de una forma que no usamos hoy en día. Los diccionarios árabes siguen una clasificación por familia de palabras y no por un orden estrictamente alfabético. Los diccionarios chinos usan el número de trazos de los ideogramas para clasificarlos y por lo tanto se debe conocer muy bien la escritura para buscar una palabra.
Aunque no podemos pronunciar más de una palabra a la vez haciendo que el discurso sea lineal con respecto al tiempo, nuestro cerebro puede procesar la información en paralelo de una forma diferente. Cuando varias personas están hablando en grupo hay momentos en que uno habla y los demás escuchan, pero hay otros en que se forman conversaciones en paralelo y es difícil saber cómo se llega a une situación nueva especialmente si se está tomando una decisión. En la misma cabeza de quien decide se plantean muchas cuestiones y según el método usado, desde lo más sistemático a lo más caótico, la escogencia final puede variar mucho de una persona a otra a pesar de hablar el mismo idioma.
Creo que esto se ve en la historia de acontecimientos importantes. Por ejemplo en el caso de las guerras o revoluciones, da la impresión que un proceso superior ha guiado todo de comienzo a fin, pero en realidad es el resultado de un sinnúmero de conflictos internos nada fáciles de analizar.
15:19 Anotado en Ciencia, Elucubraciones, Lengua | Permalink | Comentarios (2) | Tags: idiomas, cerebro, pensamiento