lunes, 06 abril 2015
Tenjo, à deux pas de Bogota
Bogotá a tellement grandi qu’elle a englouti des villes voisines devenues maintenant des mairies d’arrondissement. Il y en a 19, mais le nombre va certainement grandir lorsque Soacha et Cota par exemple seront à leur tour absorbées.
À une trentaine de kilomètres d’ici se trouve la municipalité de Tenjo. C’est un vieux village agricole qui est en train de devenir une cité dortoir de la capital car il est tout près, mais encore à la campagne.
En tout cas, il a sa campagne agricole, mais beaucoup de maisons en construction, et pas mal d’écoles primaires et secondaires privées qui se sont installées au sein de cette bourgade.
Nous avons mangé dans un joli restaurant campagnard, La Granja, qui a le chic d’avoir des activités ludiques pour les enfants : il y a des ateliers de marionnettes, de maquillage, de peinture, de menuiserie, de modelage, etc. Ils ont un mini zoo d’animaux domestiques pour que les enfants citadins puissent connaître des ânes, chevaux, poules, canards, lapins, cochons d’Inde, lamas, autruches, moutons, chèvres et d’autres bêtes encore.
Le restaurant est bon avec une carte bien remplie. La décoration est très originale et tourne autour du monde animal. Nous avons vu des papillons, libellules, girafes, abeilles et autres formes en fer forgée en récupérant des objets anciens, comme par exemple des machines à écrire, des vélos, des machines à coudre.
Ce week-end de Pâques il n’y avait pas beaucoup de monde car les Bogotanais ont quitté la ville. C’est en effet un des rares longs week-ends de l’année grâce au jeudi et vendredi saints qui sont fériés. En fait depuis quelques années déjà les jours fériés sont déplacés au lundi suivant pour éviter les ponts, sauf quelques fêtes importantes comme Noël, le jour de l’an, Pâques et la fête nationale de la Colombie.
La route était bonne ; c’était notre première sortie de la capitale en conduisant une voiture en Colombie depuis des décennies. Peut-être que je vais essayer d’autres sorties en voiture, par exemple à Ibagué, et pourquoi pas aller jusqu’à la mer des Caraïbes.
04:51 Anotado en Naturaleza, Ocio, Viajes | Permalink | Comentarios (0) | Tags: colombia, campo, bogotá
sábado, 31 enero 2015
De paseo por la Ciudad Luz
El fin de semana del 11 de enero en mi escapada a París además de ver a mi hijo y de llegar a tiempo para participar en la manifestación contra el terrorismo, puede visitar cuatro exposiciones interesantes.
La primera fue en el Museo del Louvre sobre Marruecos medieval. Presentaba muestras de varios museos, principalmente españoles y marroquíes, sobre la época de los reinos árabes que se extendieron por la mayor parte de la península ibérica y el norte de África. Me impresionó ver la influencia de esas civilizaciones durante tantos siglos. Se ven por ejemplo leones de bronce que estaban en iglesias italianas o vestidos con inscripciones en árabe que usaba algún obispo en Inglaterra. Había monedas de reyes españoles que iban reconquistando la península con inscripciones en árabe que les servían como medio de propaganda. Una campana de una iglesia católica española terminó de trofeo en una mezquita marroquí con unas decoraciones que la transformaron y que si a uno no le dicen que es una campana de iglesia, podría pensar que fue hecha para servir de lámpara en un palacio moro. Fue interesante ver la influencia de los diferentes reyes moros y de su islamismo más o menos riguroso.
Hacía muchos años que no visitaba el Louvre. Ya había entrado antes y después de que construyeran la pirámide de vidrio que tanta controversia suscitó en los años ochenta. Esta vez tomé un audio-guía que me sirvió tanto para la exposición árabe como para el resto. El sistema está muy bien hecho ya que le va mostrando a uno el camino y explicando las diferentes obras según el programa escogido. Nos costó trabajo encontrar el inicio del recorrido de las principales obras maestras del museo (La Gioconda, la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, etc.), pero cuando entendimos el funcionamiento fue más fácil que si hubiéramos seguido a un grupo con su guía humano. La tecnología es sorprendente. Claro que a un guía de carne y hueso se le pueden preguntar cosas.
La segunda exposición fue sobre los mayas en el Museo del Quai Branly, al lado de la Torre Eiffel. También alquilamos audio-guías que iban explicando las principales obras según el número de la vitrina. Esta civilización milenaria tuvo un desarrollo impresionante. Lo que más me interesó es el desciframiento de la escritura y del calendario que ha permitido entender sus fundamentos y su forma de vida. Es increíble que hayan alcanzado un grado tan alto de desarrollo y que al cabo de los siglos hayan desaparecido. Claro que el pueblo maya sigue vivo en la península de Yucatán en territorios mexicanos y guatemaltecos donde se hablan idiomas mayas que han permitido descifrar la escritura antiquísima.
En el mismo museo visité una exposición sobre los tatuajes a través del tiempo. Está muy bien hecha. Presenta la historia de esa práctica ancestral de marcar indeleblemente sobre la piel mensajes de todo tipo, desde dibujos y textos pequeños y discretos hasta obras de arte multicolores que cubren todo el cuerpo. Explica la evolución de la técnica y su relegación inicial en Occidente a los marginales: prostitutas, prisioneros, marinos, militares. La iglesia lo había prohibido ya que uno no debía dañar el cuerpo, obra de Dios, con esas marcas paganas. Hoy en día el tatuaje no es tabú, es una forma de arte. Los organizadores tuvieron la buena idea de presentar tatuajes muy variados en tamaño real hechos por tatuadores famosos del mundo entero sobre brazos y piernas en silicona.
La última exposición fue en el Hotel de Ville, la alcaldía de París, sobre las fotografías de la Agencia Magnum de la capital y desde su inicio. Muestra fotos de famosos autores como Cartier-Bresson,Capa, Riboud, Depardon, Martin Parr. Hay imágenes de todas las épocas importantes como la vida entre las dos guerras mundiales, la liberación, mayo del 68, la época actual, retratos de personajes famosos como Picasso, Marcel Marceau, Trousseau, Gainsbourg, Cocteau, Piaf, del antiguo mercado de Les Halles, la construcción del Centro Georges Pompidou. Es una presentación concentrada de fotos en blanco y negro, sepia o en color que dan una idea de lo que ha sido la vida parisina. Como no es muy grande, se puede recorrer fácilmente sin darle a uno tiempo para cansarse.
Para terminar estuve en el Teatro de la Huchette, en el Barrio Latino, viendo la pieza de Ionesco La leçon (1951) que junto con La cantante calva lleva más de medio siglo en representación diaria. Es divertida y absurda como toda la obra del dramaturgo de origen rumano.
¡Ah! París es muy agradable cuando uno anda de turista, sobre todo fuera de la época turística. Hasta los meseros son simpáticos pues tienen tiempo de charlar con los clientes. El frío del invierno le da otro ambiente a la ciudad. Se disfruta más entrar a un bar a tomar una bebida caliente.
12:20 Anotado en Exposiciones, Fotografía, Ocio, Viajes | Permalink | Comentarios (0) | Tags: paris, museos
domingo, 09 noviembre 2014
Zumba
No sabía que la zumba es una marca comercial de una franquicia estadounidense para ejercicios físicos acompañados con música latina. La mezcla de gimnasia y baile es algo ya viejo. Recuerdo las clases de aeróbic que pasaban en la televisión francesa en los años 80 que son una gimnasia rítmica para mejorar la resistencia cardiovascular y la musculatura de manera divertida.
Parece que la zumba es un invento de un coreógrafo y bailarín colombiano, Alberto «Beto» Pérez, que un día inventó el concepto al haber olvidado la música de la clase que dictaba de aeróbic y la reemplazó por música latina. Eso lo oí en un reportaje en la televisión donde presentaban esta gimnasia. Ha tenido tanto éxito que llevó y vendió el concepto en Miami a una empresa gringa. Supongo que ha ganado mucho dinero.
Decían en la radio hace unas semanas que los ejercicios de gimnasia rítmica son muy buenos para las personas mayores para mejorar el sentido del equilibrio y evitar caídas fatales. No sé en cuál hospital geriátrico de Ginebra dijeron que lo habían introducido y tenía mucho éxito.
Pues bien, a mi fitness ya llegaron hace relativamente poco las clases de zumba. Una tarde que salía para mi casa estaban como en una especie de discoteca un grupo de alumnos y la profe bailando alegremente en la sala de gimnasia. Me llamó la atención ya que, al contrario de otros cursos colectivos, no se oían gritos en la sala. Por ejemplo, cuando hay clases en bicicleta estática, es un horror oír al entrenador gritando como loco para que los alumnos sigan sus instrucciones al ritmo de su música electrónica estridente.
Hace unos meses regalé dos invitaciones al fitness a unas colegas chinas del trabajo que querían hacer ejercicio. Fueron precisamente un día de zumba que son viernes y miércoles por la tarde. Me contaron que habían tratado de seguir el ritmo de baile latino con mucha aplicación, pero que el fin de semana estuvieron con los músculos adoloridos de tanto brinco y tanto paso que no acostumbraban dar.
Me dejé picar por la curiosidad y me metí un día a las dichas clases. Primero que todo, me di cuenta de que había menos alumnos de lo que yo pensaba. Como todas las paredes de la sala son espejos, parecía desde fuera que eran muchos. Segundo, resulté ser el único hombre en el grupo y quizás el más viejo de todos. Tercero, la hora pasó volando; me tocó salir a tomar agua en medio de ella pues transpiré mucho de tanto baile. Cuarto, me divertí tanto que volví a la semana siguiente. Por suerte no tuve dolores musculares quizás porque estoy mejor entrenado que mis colegas.
Me gustó que la joven que anima el grupo no use micrófono sino más bien mímicas para hacerse entender y que le sigamos los pasos y el ritmo. Me di cuenta de que no me es tan fácil coordinar manos y pies en todas las circunstancias de la coreografía. Claro que hay pasos que conozco pues son de ritmos latinos como la cumbia o el merengue, pero tienen a veces pasos de danza bollywood más complicados. La segunda vez llevé una botella de agua para poder calmar la sed fácilmente. Trataré de ir regularmente.