jueves, 23 julio 2009
Mercado árabe
Pasearse en la noche por el gran zoco Hamidiye del centro de Damasco hasta llegar a la gran mezquita de los Omeyas construida en el año 705 cuando desde los alminares llaman a orar es como un viaje al país de las mil y una noches. Estuve con dos colegas egipcias que me sirvieron de intérprete y guías por las callejuelas viendo vestidos, manteles, carteras, zapatos, laúdes, muebles con incrustaciones de nácar y muchos artículos típicos. Cuando hay tantas cosas expuestas, me cuesta trabajo ver que algo sobresalga. Creo que en eso las mujeres nos ganan pues son capaces de descubrir cosas que se verán muy bonitas en otro contexto. Pensé en mi esposa y sobre todo en mi hija que pueden mirar cosa por cosa en esos mercados sin cansarse. Mi madre también era muy aficionada a esos mercados. Cuando vino a visitarme a Francia se divirtió mucho en sus compras en Florencia, por ejemplo.
Nos habían dicho que las tiendas cerraban a las ocho pero eran las nueve y todavía había mucha gente en la calle y casi todos los almacenes estaban abiertos. El acento egipcio se reconoce fácilmente en especial por la forma como pronuncian la letra yin que ellos pronuncian como una ge de gato. Por eso los vendedores aprovechaban para proponerles cosas que aprecian mucho en El Cairo. Un vendedor hasta les dio la dirección de un almacén que él tiene en ese país.
Una de ellas compró un mantel en algodón decorado a mano (eso dijo el vendedor aunque a mí me parece que hoy ya pueden fabricarlo con máquinas de coser) durante tres meses. La otra compró una variedad increíble de pistachos, nueces, almendras y otras semillas muy sabrosas.
Hay unos vendedores callejeros de bebidas que con un vestido muy típico hacen malabares con vasos llevando a cuestas un recipiente metálico muy grande con agua mezclada con sabores, pero que no me atreví a probar por miedo a los microbios. Vi mujeres vestidas de todas formas: unas cubiertas de pies a cabeza como fantasmas, otras muy a la occidental con su pelo suelto y maquilladas pasando por todos los términos medios de pañoleta; algunas muy bonitas aunque fueran solo unos ojos misteriosos que se cruzaron con los míos. No vi mujeres tan flacas como las que se ven en Europa ni tan gordas como se ven en Estados Unidos. De nuevo me divertí leyendo letreros y descubriendo palabras conocidas.
Ya en el hotel me llamó la atención una música fuerte que creí al comienzo fuera del televisor del cuarto de al lado, pero mirando por la ventana desde el quinto piso donde me encuentro vi una fiesta en una terraza donde la gente bailaba en una rueda, hombres y mujeres, viejos y niños, mientras los músicos tocaban unos tambores en el centro. Debía de ser una fiesta de matrimonio que duró hasta muy tarde y me perturbó el sueño.
Me ha parecido una ciudad muy viva y aparentemente divertida. Espero poder regresar con más tiempo, quizás a tomar un cursillo de árabe en algún instituto famoso.
09:51 Anotado en Viajes | Permalink | Comentarios (2) | Tags: medio oriente, damasco, árabe
miércoles, 22 julio 2009
Damasco
El diccionario dice que damasco es un tipo de tela, un árbol de la familia del albaricoquero o el fruto de ese árbol. La tela viene de la ciudad siria, Damasco. En la Internet, veo que Damasco también es un apellido y es muy probable que haya lugares fuera de este país con ese nombre. Me dicen que el lugar original de su fundación era un oasis en el desierto, pero hoy es una gran ciudad que tiene que racionar el agua para que alcance para todo el mundo que son casi cinco millones. Es quizás la ciudad continuamente habitada más antigua del mundo. Desde el avión todo me parecía un desierto. Muy pocas parcelas de vegetación verde logré distinguir. El aeropuerto queda a unos treinta kilómetros del centro. Cuando la altura al suelo me permitió distinguir las casas, vi muchas de techo plano con tanques de agua de color rojo. Eran las siete de la tarde. El sol se estaba poniendo. La temperatura era de 25 grados. Teníamos un viento refrescante. En el dialecto la gente la llama Cham y por este motivo es un nombre que aparece con frecuencia. Por ejemplo me estoy alojando en el Hotel Cham. Con respecto a Túnez, me parece que aquí se ven mucho más letreros y avisos en árabe sin traducción; cuando hay traducción, es generalmente en inglés. En la calle vi un letrero con traducción solamente en ruso: era un centro cultura ruso. Hoy la temperatura está a unos 35 grados. Menos mal que en los edificios hay aire acondicionado. Estoy participando en una reunión de trabajo donde se discute en árabe sin interpretación. Me ha servido para practicar el poco árabe que sé, reconociendo palabras y aprendiendo nuevo vocabulario. No sé si terminaré con dolor de cabeza. Toco madera, pues hasta el momento no me ha ido tan mal. La foto es del restaurante donde almorcé hoy.
15:53 Anotado en Viajes | Permalink | Comentarios (1) | Tags: mundo árabe, trabajo, turismo